martes, 15 de octubre de 2013
CUBA, "MI AMADA
INMÓVIL"
(10-15-13-4:30PM)
Por Robert A. Solera- "Cuba
en el mundo"
En mí ya
lejana juventud me causaba fruición y alegría leer a los poetas líricos como
Amado Nervo, el talentoso mexicano que bordaba sus ideas en magníficas palabras,
destinadas a su amada, como lo hizo en la Amada Inmóvil.
Entonces
romántico, yo creía que el mundo se podía mejorar luchando por él y por su
libertad. Tenía cuando eso Fe, mucha Fe y como ciego daba tumbos en busca de
dónde depositar mis ansias libertarias y justicieras. Leía como trastornado todo
lo que a mis manos llegaba. Lo mismo "Los Cipreses creen en Dios" de Gironella,
como al magnífico Enrique Jardiel Poncela, que me hacía desternillarme de risa
con su "La Tournée de Dios" o aquel magnífico título "¿Pero hubo alguna vez
100,000 vírgenes?". No olvido que Jardiel Poncela decía "A las mujeres las
respeto como a las espadas, desnudas" y atacaba con furia digna de mejor causa a
los preceptos de moda haciéndolo reír a uno con su afán iconoclasta. Entre sus
célebres frases estaba "Los hombres que buscan el alma de las mujeres lo primero
que hacen es decirles que se abran la camisa" y otras lindezas dignas de
recordarse décadas después.
Para mí,
mi Amada Inmóvil es Cuba la que llevo impregnada en el alma aunque ya mi amada
no es igual ni la misma de mi juventud. Hoy toda ella está inmóvil y pétrea. Al
igual que en Il Gatto Pardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, todo cambia para
que todo siga igual. Y los que tienen la suerte de poseerla ni cuenta se dan. Ni
hacen nada por sacarla de su sopor, que ya cuenta décadas.
Tal vez
el Aldabonazo de Eddy Chibás no fue todo lo sonoro que debía haber sido pues
sólo lo oyeron algunos, muchos de los cuales, luego encerraron a los
discrepantes en las mismas lóbregas ergástulas a las que habían combatido
ferozmente cuando los que mandaban eran otros, como el "General de Tres Galones"
como lo calificaba un joven y al parecer iconoclasta, Fidel Castro en la Bohemia
de la época.
Hoy, ya
ni los Cipreses creen en Dios en Cuba donde hasta los más altos prelados de la
Iglesia se confabulan con el poder impuesto por los desechos revolucionarios de
otras épocas, que se aferran a los resortes del poder y a sus correspondientes
'mieles' como lo hace un macao con su concha a cuestas a cualquier posible
asidero.
Tras
desilusiones sin cuento y sacrificios inútiles sometidos a los dictados
estúpidos de los otrora revolucionarios, los cubanos de adentro de la Isla -y
muchos de los que lograron salir de ella-- solo aspiran a poner pies en
polvorosa si habitan en Cuba y a satisfacer sus apetitos egoístas si viven en un
exilio, que no lo es para ellos. Viajan de regreso a la isla-prisión sin
importarles lo que sus hechos denuncian y abastecen a los mismos que ayer decían
despreciar. Ay, Cuba, que sola te han dejado, unos y otros. A ver como sales del
abismo a donde te han lanzado tus peores hijos y sus mejores
cómplices.
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