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¿CUAL ES LA DIFERENCIA? ENTRE LOS CAMPOS NAZIS Y EL HOSPITAL DE MAZORRA EN CUBA

martes, 17 de agosto de 2010

¿CUAL ES LA DIFERENCIA?
ENTRE LOS CAMPOS NAZIS  Y EL HOSPITAL DE MAZORRA EN CUBA
(8-15-10-5:15PM))
FOTOS DE LOS MUERTOS EN EL CAMPO NAZI DE BUCHENWALD
FOTOS DE LOS MUERTOS EN EL HOSPITAL SIQUÍATRICO DE LA HABANA CONOCIDO POR MAZORRA. ¿CUAL ES LA DIFERENCIA, ENTRE EL TRATO DADO POR UNA TIRANÍA Y EL DE LA OTRA? ¿POR QUÉ LA "CONCIENCIA UNIVERSAL" NO SE ESTREMECE ANTES ESTOS CRÍMENES Y TODAVÍA SIGUE GRITANDO LOS QUE SUCEDIERON HACE TANTOS AÑOS? ¿VALEN MÁS AQUELLOS MUERTOS QUE LOS NUESTROS?

TERROR EN HOSPITAL HABANERO

jueves, 22 de abril de 2010

TERROR EN HOSPITAL HABANERO
(4-22-10-5:30PM)
Un aspecto del baño del Hospital "Julio Trigo"
Por Damián Sánchez Sáenz, Buró Información Comisión Martiana
Uno de los hospitales más famosos de la capital cubana es el "Julio Trigo", ubicado en el municipio Arroyo Naranjo. El estado deplorable es palpable para todas las personas que visiten el centro, es por ello que los habaneros la conocen como sala 8.
Es alarmante observar personas que ingresan con una patología y terminan perdiendo su vida debido a complicaciones en su salud provocada por la falta de higiene, medicamentos y escasez de médicos.
Techo de la Sala 1-C del "Julio Trigo"
En visita realizada a la sala 1-C de dicho hospital se pudo observar las condiciones inhabitables del centro. Un enfermero con más de 5 años de trabajo en ese escalofriante lugar manifestó a este reportero que ellos se han quejado por las condiciones en que trabajan y han advertido a la dirección del hospital sobre los daños que ocasiona en la salud de los pacientes.
En horario de visita del pasado 8 de Abril a la salida de la morgue ubicada en la entrada principal de la sala 1-C más de 20 personas presenciaron como se desbordaba una bolsa de nylon con vísceras humanas y durante 15 minutos esa escena era observada por todo el que transitaba.

Ya viene llegando

martes, 19 de enero de 2010

Ya viene llegando
(1-18-10-5:30-PM)

Por Lázaro Tirador Blanco 
El terremoto ocurrido en Haití ha conmocionado al mundo y ha sido realmente una catástrofe de envergadura  aún incalculable. Todos hemos manifestado de alguna manera la solidaridad con el pueblo haitiano. El hecho ha ocupado las primeras planas de todos los medios de divulgación del mundo clamando solidaridad.
Pero en Cuba sucedió en este mismo tiempo un acontecimiento que nada tiene que ver con una catástrofe natural como la que sobrevino al hermano pueblo haitiano.

El acontecimiento que ha estremecido a la sociedad cubana ha sido la muerte de 26 enfermos mentales del Hospital Psiquiátrico de La Habana (Hospital de Mazorra). Los fallecidos eran todos de avanzada edad y que sufrían diferentes patologías crónicas, que requerían de cuidados especiales y atención médica constante y cuyo deceso se produjo por hipotermia. Ellos no murieron en medio de un evento meteorológico sino como consecuencia de la catástrofe que por más de medio siglo azota al pueblo cubano: el castrismo totalitario.
Las primeras noticias de este hecho no fueron proporcionadas por los medios oficiales del régimen, sino por una valiente denuncia ante la opinión pública por parte de un comunicado de Elizardo Sánchez,  de la Comisión Cubana Pro Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), desde e La Habana.
Como ya se conoce, al descubrirse lo ocurrido, el gobierno castrista emitió de inmediato una nota, justificando que “estos hechos están vinculados con las bajas temperaturas de carácter prolongado que se han presentado, de hasta 3,6 grados centígrados, en Boyeros, donde se ubica el hospital" y que "los principales responsables de estos hechos serán sometidos a los tribunales correspondientes".
 
Es indignante que estas muertes de inocentes ancianos se produzcan no en sus casas, en algún evento violento u accidente, sino en uno de los hospitales cubanos que el castrismo ha elogiado como un “logro de la salud de la Revolución”; no en un lejano rincón rural lejos de los beneficios directos del desarrollo, sino en pleno corazón de la capital cubana, en un país que se jacta de ser una potencia médica mundial y que se da el lujo de exportar a su personal médico a numerosos países. La otra paradoja es que, como dice la denuncia de los disidentes "murieron por hipotermia, lo cual es un absoluto contrasentido en un país marcadamente tropical como Cuba". La denuncia también señaló que este era "el número más alto de muertes evitables en un hospital cubano en toda la historia republicana".
La mala alimentación, las deficiencias del sistema hospitalario, el deterioro y mal estado de las instalaciones y la despreocupación del personal de dirección, mantenimiento, médico y paramédico –algo que ocurre en todos los sectores de los servicios y la economía cubanos-, parecen ser las causas reales del doloroso hecho.
Ahora el gobierno de Raúl Castro se propone “pedir sangre” por el hecho pero ya todos los cubanos sabemos que como siempre, se buscarán algunos culpables intermedios, se sancionarán y la aparente moral de la Revolución quedará lavada, sin manchas y sin arrugas.
Ya esto ha pasado muchas veces. La irresponsabilidad y los errores del régimen y su alta dirigencia –incluyendo graves delitos cometidos por sus líderes-, han sido endilgados públicamente a algunos de sus subalternos que han pagado los platos rotos,  como ocurrió con los fracasos del Cordón de La Habana, la Zafra de los 10 Millones y casi todos los programas castristas y hasta con el narco negocio que dirigía la más alta cúpula comunista y por el cual sólo pagaron algunos oficiales de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, incluyendo al General Arnaldo Ochoa.
Esta vez pasará igual. El Presidente Raúl Castro armó su espectáculo y llegó a Mazorra con su séquito para “evaluar los hechos y exigir responsabilidades”. Se sancionará a algunos dirigentes menores, médicos y paramédicos, pero no creo que la “candela” llegue siquiera al Ministro de Salud Pública. Y todo quedará igual.
 
Lo trascendente de este hecho –amén de las muertes de ancianos inocentes que engrosarán las listas de muertos por causa del régimen-, es que pese a los esfuerzos que hace la cúpula castrista por mantener la imagen de una revolución popular que será eterna, el sistema se derrumba a pasos agigantados, cada día se desenmascara alguna de sus mentiras que han sido su principal sostén y el pueblo cubano gana más conciencia de la necesidad urgente del cambio total.
Aún Raúl Castro y su sistema de control totalitario, sostenido por las armas, la represión, la chivatería, el chantaje y el sometimiento por las mentiras unas veces y por las amenazas la mayor parte del tiempo, se desmorona cada día. Hoy, como nunca antes se escuchan muchas voces de cubanos y cubanas dignos que han aceptado el reto de oponerse al sistema y propiciar el cambio, que salen a expresar sus ideas a las calles –aún en medio de amenazas, golpizas y aún asesinatos-; que se mantienen firmes en las cárceles sólo sobre los soportes de sus ideales patrióticos.
Es indudable que dentro y fuera de Cuba se está gestando un movimiento tal de repulsa al sistema castrista que muy pronto estremecerá los cimientos lastimados de nuestra afligida nación, como una eclosión justiciera que devolverá al sufrido pueblo cubano su integridad democrática, su libertad de expresión, vivir y gobernarse como el país libre que antes fue y que de nuevo pronto será.
Entonces, estos muertos inocentes también serán recordados, porque se sumarán a los cientos de miles que acusarán a los personeros del régimen ante los tribunales de justicia.
Ese día ocurrirá también en Cuba un terremoto –no como el que han sufrido hace unos días los vecinos haitiano-, sino un terremoto de ansias de reconstruir la nación, de restaurar a Cuba sobre sus ruinas y del cual surgirá un nuevo país –como esperamos que suceda en Haití-, que enfilará hacia un futuro mejor para los seres humanos, sus necesidades y sus sueños.
Ese terremoto –al menos en Cuba-, será recordado como el inicio de la libertad, del desarrollo, del bienestar y de la paz para nuestro pueblo.
Y ese terremoto para Cuba, ¡Ya viene llegando!.

El verdadero culpable

lunes, 18 de enero de 2010

El verdadero culpable
(1-17-10-12:25PM)
Por Luis A. Ramírez-Miami
Cuba juzgará a los responsables de que murieran de frío 26 pacientes de un centro hospitalario en La Habana. Con este titular despampanante amanece la prensa del sur de la Florida con el Miami Herald a la cabeza. Sin embargo, esta jugosa noticia no es condimentada siquiera con una simple coletilla que se refiera siquiera a quien verdaderamente habría que juzgar.
El Dr. Darsi Ferrer Ramírez se ha cansado de mandar a la prensa internacional pruebas del deterioro de los centros hospitalarios actualmente en Cuba, y ni siquiera esa prensa se ha dignado a publicar nada en concreto. Los blogs y bitácoras que denuncian la situación en Cuba están desbordados de fotos, informes y noticias al respecto, y esa prensa que hoy se llena portada para decir a todo color que Cuba juzgará a los culpables, ni siquiera se cuestiona ¿Quiénes son los culpables? 

Hacer un recordatorio enumerado de las dificultades hospitalarias hoy día en Cuba es casi imposible en un comentario escueto como este, pero me gustaría comentar una experiencia personal y tan actual que sucedió el día 13 de diciembre del 2009. “Fui a ver a un sobrino que estaba ingresado en el hospital de San Cristóbal en Pinar del Río. Cuando llegué al salón principal, habían colocados estratégicamente cubos, baldes y recipientes de todo tipo a todo lo largo ancho del piso; pregunté los motivos por los cuales estaban aquellos recipientes allí, y la respuesta me dejó atónito ¡Están colocados para evitar que los salideros de las tuberías de desperdicio mojen el piso! -me dijo una enfermera que pasaba por mi lado. En efecto, di una mirada para el techo y pude observar como las tuberías de desperdicios humanos goteaban sin misericordia. Seguí mi camino hasta llegar a la inmensa sala donde estaba ingresado mi sobrino. Me detuve a la entrada y allá, al  final, estaba el paciente acostado en una endeble cama personal de hierro oxidado. Había varios enfermos en el inmenso y deteriorado salón. A uno y otro lado había camastros muy parecidos todos en deterioro y oxido; no tenían colocado sábanas, ni colchón, ni almohadas, solo el alambre negro y sucio que supuestamente soportaría la colchoneta que pudiera adornar la cama se veía a distancia. Caminé hasta el final donde estaba mi sobrino. Al ventanal inmenso que estaba a un costado de su camastro le faltaban los vidrios, la sabana que cubría la horrorosa colchoneta era de su propiedad, la funda con la almohada también, y para acabar de ponerle la tapa al pomo, la bombilla incandescente que alumbraba sus noches de enfermo la tuvo que llevar de su casa; todos los días la usaba para leer y a la hora de dormir tenía que esconderla debajo del colchón para que no se la robaran.  Le pedí permiso para usar el retrete y me dijo – No entres…orina desde la puerta. -¿Cómo? Me sorprendí. –No entres porque puedes cortarte (embarrarte los pies de excremento humano) no hay alumbrado dentro y los pacientes lo hacen a la entrada”.
¿A quien juzgaría el gobierno cubano o Cuba, como dice la prensa, por el deterioro de este centro hospitalario, al administrador, al director? ¿Quién verdaderamente tiene la culpa de que en el hospital psiquiátrico de La Habana hayan muerto 26 pacientes de frío y hambre? Basta ya de soportar que el gobierno de Cuba siempre encuentre un conejillo de indias o un chivo expiatorio para echarle las culpas de todos sus inhumanos desatinos. Basta ya de aguantar que la prensa internacional les siga el juego, les haga la pala. ¡El castrismo es el culpable de que Cuba este como está! El gobierno de Cuba es culpable de los muertos del hospital psiquiátrico de La Habana, de los que murieron en las guerras de África y América latina, de los que mueren en el estrecho de la Florida, de los muertos del río Canímar, de los niños muertos en el remolcador 13 de Marzo. De los que murieron, los que mueren y de los que están por morir. A ellos son a los que hay que juzgar, llevarlos ante un tribunal internacional y acusarlos de crímenes de lesa humanidad