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LA RIFA

jueves, 7 de junio de 2012


LA RIFA

(6-7-12-10:20AM)
Por  José Alberto Álvarez Bravo 
El oficio más antiguo. No tengo idea de cuanto hace que oí –o leí- ese eufemismo para referirse a la prostitución. Sin ánimo de profanar creencias, ni lastimar a nadie, quizás el primer acto de prostitución conocido sea el canje de una manzana por un rato de placer, en un remoto lugar conocido como Edén.
Tampoco la rifa, donde avispados vendedores le sacan varias veces el valor al objeto que ofrecen, debe ser algo nuevo bajo el sol, pero a mi en lo personal me dejó estupefacto la combinación de estas dos variantes comerciales.
Lo escuché hace muy poco, de labios de mi amigo y hermano de ideales, el intrepido Yoan David González Milanés; en su pueblo de residencia, Santa Cruz del Sur, en Camagüey, algunas féminas, aprovechando la quiebra moral de la sociedad cubana, empecinada en sobrevivir en medio del inusitado desamparo gubernamental, rifan su cuerpo entre aprovechados de la mendicidad general que nos envuelve.
Cinco, diez o veinte pesos, segun la “calidad” de la “mercancia” en oferta, allanan el tránsito por un placentero instante, condimentado con el amargo sabor de un acto que de sublime, deviene en sacrificio si no se sustenta en amor y recíproca atracción.
Esto sucede en medio de los escombros de una revolución gatopardeana, mientras continúan detentando el poder unos ancianos que tiempo atrás profetizaron el paraiso, siendo uno de sus principales vectores la presunta “liberación de la mujer”, erradicando el infame comercio carnal con la incorporación de estas al trabajo socialmente útil.
En medio del desparpajo irreponsable y la precariedad moral devenida en política de gobierno, la gerontocracia castrista está rifando la isla al mejor postor; no es de extrañar que humildes y desesperadas mujeres cubanas rifen sus cuerpos para alimentar a sus hijos, o sobrevivir en el caos, refrendando la observación de Dagoberto Valdés sobre el ingente daño antropológico sufrido por quienes hemos tenido el “privilegio” de agotar nuestras vidas en el paraiso del proletariado.   

EL OSO DE PELUCHE, MARIELA Y LAS JINETERAS.

miércoles, 30 de mayo de 2012


EL OSO DE PELUCHE, MARIELA Y LAS JINETERAS.
(5-30-12-5:00PM)
Por: Lic. Maria del Carmen Carro.
Mariela Castro, es tan mencionada es estos días, los que yo califico de-“bochornosos”- para la historia de Cuba, que no se hace necesario que en el titular la identifique también por el apellido.
En este ir y venir de ofensas y oprobios por parte de la prepotente hija del “otro de los Castro”, yo he pensado en la infancia de esta “sexóloga”, especialista en homosexualidad politizada y también he traído a mi memoria los recuerdos de las tantas y tantas muchachas, jineteras, prostitutas y Damas de Compañía que tanto añoraron una infancia ya perdida.
Nunca he podido olvidar mi labor pedagógica al lado de estas infelices muchachas cubanas, de las que muchos hablan, opinan y hasta hacen conferencias, pero que poco conocen. Solo cuatro imágenes con ropas que las identifican por la zona del malecón habanero y ya. Unas cuantas referencias, que casi nunca se ajustan a la realidad exacta.
Para mí el tema es lastimoso, las traté tan de cerca que prefiero hacer periodismo de otra forma y respetar a estas mujeres cubanas, a estas jóvenes cubanas, a estas niñas cubanas.  Cada día son mas jóvenes y ya conforman un ejército de menores jineteando en la calles.
He pensado muchas veces en hacer el mejor de mis trabajos-SECRETOS DE UNA PEDAGOGA-, pero me falta el valor. Lo confieso. No creo necesario hacer público lo que se habló tan en secreto entre ellas y yo. Por respeto a ellas, por respeto a la familia cubana. Por respeto a mi Patria.
Pero, hay detalles que se generalizaron y nuestro pueblo cubano, ese de “a pie” los conocen.
Al llegar a la casa de una de estas víctimas de la pobreza y de las condiciones del socialismo cubano resultaba fácil percatarse  si estaban jinetendo o prostituyéndose, aun cuando la negativa era la primera respuesta. Por parte de la joven y lo que es mas lamentable, por parte de sus padres. De –“sustentadas”, pasaron a ser la sustentadoras del hogar. Pasaron a ser las muchachas más importantes del barrio, la cliente más segura de la peluquera, y del médico y si la categoría subía, todo se alcanzaba. El “oso de peluche”, era el mayor testigo. Los osos tan grandes que casi siempre estaban sentados en un lugar visible de la vivienda. Y de acuerdo al tamaño del oso, casi siempre eran los avances en ese penoso mundo. En otras ocasiones el osito era pequeño y hasta lo llevaban colgado de sus carteras. Era el “oso de peluche” de los sueños perdidos.
-¿El oso de peluche de Mariela Castro, el que la acompañó en sus juegos, quizás vigilada por un escolta, tendría el mismo costo?
¿Qué conoce Mariela Castro de vicisitudes, de carencias, de sueños perdidos? ¿Por qué habla de sexualidad y de homosexualidad? ¿Por qué en sus congas por todas las calles del Vedado, trata de aparentar un espíritu pueblerino del que carece?
Nunca, ni en ninguna época nuestro pueblo ha estado mas mal representado que en esta oportunidad, en que le muestra esta “Castro” a la Ciudad de San Francisco un lenguaje torpe y para nada transparente. A nuestro pueblo le urgen las verdades. Sin dudas hace mas de cincuenta años estamos mal representados, pero esta vez la homosexualista se llevó la cerca.
-¿Conoce “la Mariela”, lo que es salir  de pase un fin de semana de una Escuela en el campo, como los famosos pre-universitarios, para –jinetear o prostituirse? Y aunque se parezcan los términos, no son iguales. La jinetera sale a cambiar, por cosas muy baratas. Muchas de ellas,  por las meriendas de la semana, porque en esas Escuelas la alimentación  es pésima  y de esa forma ayudar a sus familias. ¡Esas son las verdaderas héroes de la vida cubana!
-Y ya que a ella le gusta tanto hablar de sexo. -¿Conoce –“La Castro” lo que es una actividad sexual grupal? Se desprende que conoce el tema. -¿Pero, hasta donde conoce?
¿Por qué no habla de las muchachas, niñas, que recorren kilómetros hasta la capital, por una manzana o un pedazo de pollo, o un trapo fuera de moda y  se ven  envueltas en una actividad sexual grupal con sus propias hermanitas, sus vecinitas o amiguitas y amiguitos que les acompañan en tan lacerante acto en el que participan hasta animales, para complacencia de un turismo barato y depravado? Fue tanto lo que escuché en esas referencias que ellas me hacían que lo digo sin vacilaciones. ¡Odio ese turismo, tanto como repudio al Régimen de los Castro!
¿Ha visto Mariela alguna vez a alguna de estas jóvenes, presas en 100 y Aldabó y enviando recaditos que les cuiden el –“oso de peluche”?
Siga con su presencia, con aires engañosos de rokera- hippera, o no sé como imaginar la palabra exacta. Siga con ese Jean “rasgado” a la última, moda, por el que muchas de nuestras niñas y niños venden un rato de placer. Y luego con ojos asustados no saben como enseñar las prendas obtenidas,  ante los demás cuando debutan por primera vez.
Yo, una simple pedagoga defendí a mis alumnos –“homosexuales’ de la burla, de la discriminación y no fue precisamente politizando a ninguno. Fue por humanidad, por conceptos.
En su no modesta casa  busque su “oso de peluche” que es muy posible que ni de recuerdo lo guardó y compárelo’ “de peluche a peluche”. Llámese a una comparación con las que ya suman miles y lo más preciado de todos los momentos son sus “osos de peluche”. Ellos llevan sus lagrimas calladas por las vivencias impuestas, en una Cuba también perdida.
Mariela regresará a Cuba y puede que dentro de sus regalos lleve algún peluche para las nuevas generaciones de “Los Castro”.

LAS CANALLADAS DE LOS CASTRISTAS: CONDENAN AL QUE DENUNCIÓ LA CORRUPCIÓN, NO A LOS CORRUPTOS

miércoles, 10 de agosto de 2011

LAS CANALLADAS DE LOS CASTRISTAS:
CONDENAN AL QUE DENUNCIÓ LA CORRUPCIÓN, NO A LOS CORRUPTOS
(8-9-11-5:00AM)
Sebastián Martínez (foto), reportero de televisión, fue condenado a siete años de cárcel por un tribunal de La Habana por haber realizado un reportaje en 2008 para la productora televisiva española Mandarina y la cadena Telecinco sobre la prostitución infantil en Cuba.
El juicio contra el reportero Martínez se celebró el pasado día 19 de julio ante el Tribunal Provincial de La Habana y en una primera instancia la Fiscalía de Cuba solicitó 15 años de prisión para el reportero por «corrupción de menores, proxenetismo y trata de personas».
Al inicio de la vista oral la Fiscalía cubana rebajó la pena de 15 a 10 años y, finalmente, la condena ha sido de un total de siete por el delito de «corrupción de menores», según ha informado a El Mundo el abogado de Martínez, Ovidio Venero.
Hay que recordar que Martínez realizó un reportaje sobre la prostitución infantil en Cuba en enero de 2008. Ese mismo año fue emitido por Telecinco y en julio de 2010, cuando el reportero televisivo había dejado la profesión periodística, aterrizó en La Habana como directivo de una empresa hotelera y automáticamente fue detenido por las autoridades cubanas.
El reportero catalán ha estado casi un año en la cárcel de La Condesa sin calificación judicial. En el momento de su detención, julio de 2010, fue acusado de proxenetismo. Más tarde la Fiscalía retiró los cargos, pero lo mantuvo en prisión sin ningún tipo de acusación. El pasado 7 de mayo, Martínez fue nuevamente acusado y en esa ocasión por corrupción de menores, que conllevaba una pena de 15 años de cárcel.
La vista oral no fue pública, pero el cónsul general español en La Habana, Pablo Barrios, que fue uno de los pocos que pudo asistir al juicio, comentó al corresponsal de El Mundo en La Habana, Ángel Tomás, que «las declaraciones de los testigos han confirmado que Sebastián Martínez no cometió los delitos de los que le acusaba la Fiscalía de Cuba». El diplomático español fue aún más explícito cuando explicó que «al que están juzgando es al documental».
Martínez, con el que mantuvo una conversación telefónica El Mundo el pasado miércoles -antes de que conociera la sentencia condenatoria- sostiene que «me limité a hacer una serie de entrevistas a unos jóvenes en Cuba y en ningún momento participé en la realización, edición y dirección del reportaje, eso corrió a cargo de otras personas en España».
El reportero Martínez ya adelantó a este periódico que su situación anímica era muy delicada y que «difícilmente podré aguantar una condena aquí y en estas circunstancias». Martínez confiaba en que la pena que le podría caer, después de ver cómo había transcurrido el juicio, sería de entre uno y tres años por «desacato y difamación contra las autoridades cubanas». (El Mundo, Madrid)

OTRAS VOCES:

viernes, 8 de octubre de 2010

OTRAS VOCES:
(10-8-10-10:25AM)
A río revuelto, ganancia de jineteras y ladrones. Cuando dentro de un año el número de parados supere el millón, las calles habaneras se habrán tornado más peligrosas y la putas baratas estarán a la orden.
Loipa, 24 años, ya desenfunda su arma. Después de una temporada en la cárcel pensó en redimirse. Y comenzó a trabajar como recepcionista en una empresa. Pero ha sido de las primeras en ir al paro.
La única opción que le ofrecieron fue laborar en el campo. Entonces decidió volver al ‘oficio’ que mejor domina: jinetear. “No creo que la presión policial sea muy rigurosa, estarán ocupados en un sinfín de cosas. Ahora voy ofrecer mis servicios también en moneda nacional, sin dejar las divisas, claro, a ver si pesco algún ‘yuma’ (extranjero). Será difícil. No hay suficientes turistas para la cantidad de prostitutas en el país, tocamos a tres por ‘yuma’”, comenta esta mulata de ojos expresivos y un llamativo lunar debajo de la boca.
La competencia en el mundo de la prostitución es fuerte en Cuba. Existe una legión de adolescentes en edades comprendidas entre 14 y 17 años, aún estudiantes, que en su tiempo libre venden su cuerpo a bajo precio.
La agobiante situación económica, que dura 21 años y el creciente número de rameras que pululan por las calles, ha provocado que el mercado del placer en la isla esté a la baja. Ya ningún forastero paga más de 30 pesos convertibles (35 dólares) por una noche caliente y movida con una jinetera. Por 70 pesos convertibles (85 dólares) se puede llevar un par de lesbianas a su alcoba.
Cuando se presagia otra vuelta de rosca a las duras condiciones de vida del cubano, no es descabellado pensar que las ”trabajadoras del sexo” crecerán en flecha. Igual que el resto de las actividades ilegales. Los rateros también están de fiesta.
En época de crisis y penurias, la delincuencia asoma su oreja. La Habana todavía no es una ciudad donde la violencia sea un problema. Está lejos de ser Caracas o Ciudad Juárez. Pero tanta gente desempleada, sin futuro, y con las billeteras vacías, es un caldo de cultivo ideal para que los malandros prosperen.
El mercado negro se ha secado, y al no poder los vecinos de los barrios pobres, vivir del ‘bisne’ (negocio) por debajo de la mesa, son pocas las alternativas que les van quedando. Las mujeres, jóvenes o maduras, si tienen buenas nalgas y han crecido en la promiscuidad, quizás se tiren a la calle. No a protestar. A ‘buscar el pan’ (jinetear).
Varones negros, fuertes y atléticos, podrían empezar a probar fortuna como ‘pingueros’ (putos), donde hasta ahora abundaban hombres blancos y mulatos bien parecidos, gays y travestis. O ‘especializarse’ en el robo de equipos de música a coches de turismo, o en el ‘arte’ de arrancar bolsos a visitantes foráneos.
Las noticias son muy malas para las fuerzas policiales. Un montón de personas disgustadas y sin dinero, que pretenden llevar comida a sus casas a como dé lugar y vestir a la moda, es un asunto más serio de lo que parece.
Ya Loipa se puso en forma para empezar a jinetear. Rebajó seis kilos en un gimnasio y está a la caza del primer turista para que le compre dos o tres vestidos, tacones altos y un buen perfume. Eso, de entrada.
Su meta final es la de toda jinetera. Casarse con un extranjero con varias tarjetas de crédito en el bolsillo. La esperanza de Loipa es que el Congreso de Estados Unidos acabe de derogar las prohibiciones de viajes a Cuba.
“Si esto ocurre, me voy a ‘hacer el santo’. Pero lo que quiero es que acaban de venir los gringos. Con las piernas abiertas los estoy esperando”, dice risueña.
Como Loipa, miles de cubanos rezan porque esa medida se venga abajo. Los americanos son vistos como una tabla de salvación. Y no sólo por las putas. También por el gobierno de los Castro.

Iván García (Blog Desde La Habana)
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ESTO ES LO QUE TRAERÁ, AL CUADRADO, LA AVALANCHA DE TURISTAS PEDIDA EN LA CARTA DE LOS 75. LAS VENAS ABIERTAS DE UNA CIUDAD

miércoles, 8 de septiembre de 2010

ESTO ES LO QUE TRAERÁ, AL CUADRADO, LA AVALANCHA DE TURISTAS PEDIDA EN LA CARTA DE LOS 75

(9-7-10-5:15PM)

LAS VENAS ABIERTAS DE UNA CIUDAD

Por Ernesto Morales Licea-Bayamo
Una muerte ha enfrentado a los residentes de una ciudad oriental de la Isla, a la triste realidad de que varias menores de edad han vendido sus cuerpos a turistas depravados
Hoy, cuando debería publicar la última parte de mis textos sobre el periodismo cubano, una imposibilidad emocional me corta la intención. Porque hablar en este instante de otra cosa que no sea el paisaje lamentable que advierto en la ciudad del Himno, la atmósfera contaminada de dolor que cae hoy sobre este Bayamo de verano encendido, es traicionar la esencia cronista de mi blog.
La pequeña ciudad que habito está cubierta de gris. Un gris de hierro, de violencia. Es una ciudad atemorizada y expectante, cuyos nervios desde hace mucho no han conocido la paz.
Todo empezó con una muerte.
Como siempre, una muerte imposible de aceptar. Ésta, menos que ninguna: la muerte de una niña de 13 años de edad.
Su cuerpecito fue encontrado entre arbustos, lacerado por los días, los insectos y la descomposición, un par de meses atrás. Una pequeña prostituta que murió en una habitación alquilada, víctima de la sobredosis de droga que un turista italiano le hizo consumir.
Su historia sacudió a todos los seres de bien en esta ciudad. Nos dolió, nos duele, a quienes por sobre todo tenemos al humanismo como premisa de vida y comportamiento. Su destino (transportada en un auto, a medianoche, abandonada por el turista y cómplices cubanos a merced de perros carroñeros y buitres en ciertos parajes desolados) nos llenó de espanto al conocer, sobre todo, su corta edad.
En el momento de ser descubierta y fotografiada por el equipo policial, llevaba aún la falda amarilla del uniforme de secundaria.
A las autoridades les costó algunas semanas encontrar a los culpables. Las detenciones se sucedieron, una tras otra, sin final. Demasiados nombres bien conocidos estaban implicados de una u otra forma en el homicidio. Quienes hayan vivido en poblados de provincia, tienen idea de cuán explosivo puede resultar semejante caso en un entorno donde, de tan pequeño, todos terminan por conocerse.
A los culpables, les pusieron tras las rejas. A los responsables directos, a los indirectos, a sospechosos y a presuntos conocedores. Los frenazos de gomas, el chirriar de patrullas policiales se repetían en distintos puntos de la ciudad, a cualquier hora y frente a cualquier hogar.
Después, sobrevino la mortal inseguridad. Hasta hoy.
Porque todavía en este segundo en que escribo con sincero malestar, no han cesado las detenciones, los operativos, el despliegue de uniformados que a todas luces pretenden extender la justicia hasta planos que ya no sé si debemos apoyar. Me refiero a un escarmiento social.
Sucede que una triste realidad ha emergido desde las profundidades del caso. Una realidad donde varias menores de edad han vendido sus cuerpos impúberes a turistas depravados que lo menos que pueden inspirar, es desprecio y asco. Un panorama donde ya es comprobada la implicación de algunos familiares, madres incluso, que sabiendo la jugosa mercancía que eran las cinturas de sus niñas, les planchaban las ropas y se las entregaban recién bañadas al mejor postor.
Pero hay más lodo en este mar.
Porque ahora resulta que demasiadas detenciones nos hacen sospechar un ensañamiento social, un río revuelto que en este punto no pretende castigar a los culpables de tan horrendos delitos, sino que nos lleva a pensar en estrategias de otra índole y otra maldad.
Una estrategia que aprovecha la coyuntura, la opinión pública favorable, para barrer sin clemencia a los pocos adinerados de una ciudad pobre por definición, que muy poco o nada habían tenido que ver con hechos de esta naturaleza criminal. Se trata, evidentemente, de acabar con la prosperidad económica de unos pocos cuyas culpas no podemos definir si son ciertas, o si fueron fabricadas.
Hablo de dueños de Casas de Renta.
La niña murió en una de estas céntricas y cómodas casas, que los turistas escogen muchas veces por sobre los hoteles del Estado. La implicación del casero que permitió el alojamiento de un italiano con una cubana menor de edad, quienes solo somos espectadores (por fortuna) no podemos conocerla aún.
Pero tampoco sabemos cuáles argumentos justifican que durante varios días, a las cinco de la mañana se hayan detenido a otros cuatro dueños de Casas de Renta en operativos que paralizaban a la ciudad, estupefacta y atemorizada.
Los apresados, en esta ocasión, eran hombres y mujeres (incluso de avanzada edad, y con enfermedades severas) que salvo puntuales excepciones, hasta ese segundo habían mantenido un status social inmaculado.
Yo no puedo juzgar a profundidad. Yo solo me sumerjo en la realidad que nos envuelve, y de la cual ya es imposible escapar. Pero lo que tuvo lugar en la mañana del martes último, en esta ciudad de historia y festividad, no quiero aceptarlo como destino para nadie más. No creo que pueda ser saludable para un entorno social que ya extraña el oxígeno de la paz.
Antes de clarear el día los camiones y rastras se detuvieron, al unísono, frente a cinco de estos hostales particulares. Cientos de uniformados cortaron el tránsito de las calles, las avenidas, los parques aledaños. Los vecinos de estas zonas amanecieron en medio de ruidos desconcertantes que no alcanzaban a comprender de dónde provenían.
Aún al mediodía los encargados de la tarea montaban objetos sobre las rastras. Lo decomisaron todo.
Camas imperiales y refrigeradores. Sillas plásticas y de madera. Espejos de cuerpo entero, mesas de comedor, imitaciones de pinturas con marcos trabajados. Un jeep deportivo que engancharon a la parte trasera de una rastra. Antigüedades conservadas como reliquias ancestrales, modernos aires acondicionados. Cientos, miles de pertenencias que vaciaban el interior de las casas hasta dejarlas con un silencio de vértigo.
Cinco familias acababan de perder el patrimonio que tras décadas de herencias y compras, de sacrificios y privaciones, de negocios lícitos e ilícitos, habían conseguido atesorar para los suyos. Y lo más pasmoso: sin siquiera haber tenido un juicio aún.
Yo no sé el alcance verdadero de sus responsabilidades, y me niego a emitir juicios demasiado categóricos que a la postre puedan resultar infundados. Pero me atrevo a desempolvar a una Revolución Francesa donde el Incorruptible Maximilien Robespierre instauró su régimen del terror con pretextos de supuesta equidad y justicia social.
Me atrevo a desempolvar las palabras de otro francés, el tristemente célebre Joseph Fouché, cuando afirmaba con placer en sus cartas de informe: Aquí da rubor ser rico, palabras que el biógrafo Stefan Zweig desmentía diciendo que, en verdad, debieron aseverar: aquí da pavor ser rico, por las acciones de sangre que sufría todo aquel que se presumiera más acaudalado que los demás.
¿Cuáles serán las consecuencias sociales de esta cruzada contra delitos que, para cerebros no ingenuos, cruzan las fronteras de lo penable y se confunden con estrategias oportunistas, de índole estatal? Eso no lo puedo saber, no lo puede conocer nadie a mi alrededor.
Esta vez confieso que el entramado a analizar supera mi intelecto, y me declaro un espectador más sin el criterio solidificado.
Pero en cambio, no puedo dejar de alzar mi voz, que es también la de toda una ciudad: un grito que es una bandera blanca para las autoridades de esta localidad.
No puedo dejar de decir que bajo esta inestabilidad social, en este ambiente pervertido de miedo, de excitación, de no saber si será el instante de huir por un delito no cometido, pero que puede surgir de repente; bajo este clima de película surrealista donde todo es posible, los bayameses honestos no queremos vivir más.
Permítanme repetir que todo es posible. Sí. Es posible, por ejemplo, que se extiendan de computadora en computadora, de flash memory a DVD, las imágenes horrendas del cadáver encontrado con su faldita de uniforme escolar, y más horror aún: el video con su necropsia. Ambos se filtraron desde las manos de los propios encargados de la investigación hasta la población general.
Demasiadas veces he debido rechazar, con indignación, la propuesta de alguien que me ofrece estas evidencias para saciar una supuesta curiosidad. El morbo es una de las desviaciones humanas que más he aprendido a detestar.
Yo sé que semejante clima es imposible de sostener. Yo sé que la dialéctica diluirá en algún momento esta pesadilla que, por desgracia, muchos padecerán demasiado tiempo más. Lo mismo culpables que inocentes. Lo mismo los delincuentes cuyos castigos jamás serán suficientes para hacerles pagar por este acto, que los atrapados injustamente en esta red de oportunismo judicial.
Pero desde mi humilde posición de escritor que no ha dejado de impresionarse con el peligro, y con los desafueros de quienes aplican a su antojo la ley, doy votos porque este Bayamo bien amado despierte de la pesadilla social en la que desde hace varios meses permanece sumido.

PONG, LA PONE EN NUEVO ACCIÓN: EL PITONISO MORALISTA

sábado, 21 de agosto de 2010

PONG, LA PONE EN NUEVO ACCIÓN:
(8-20-10-5:15PM)
EL PITONISO MORALISTA