EL OSO DE PELUCHE, MARIELA Y LAS JINETERAS.

miércoles, 30 de mayo de 2012


EL OSO DE PELUCHE, MARIELA Y LAS JINETERAS.
(5-30-12-5:00PM)
Por: Lic. Maria del Carmen Carro.
Mariela Castro, es tan mencionada es estos días, los que yo califico de-“bochornosos”- para la historia de Cuba, que no se hace necesario que en el titular la identifique también por el apellido.
En este ir y venir de ofensas y oprobios por parte de la prepotente hija del “otro de los Castro”, yo he pensado en la infancia de esta “sexóloga”, especialista en homosexualidad politizada y también he traído a mi memoria los recuerdos de las tantas y tantas muchachas, jineteras, prostitutas y Damas de Compañía que tanto añoraron una infancia ya perdida.
Nunca he podido olvidar mi labor pedagógica al lado de estas infelices muchachas cubanas, de las que muchos hablan, opinan y hasta hacen conferencias, pero que poco conocen. Solo cuatro imágenes con ropas que las identifican por la zona del malecón habanero y ya. Unas cuantas referencias, que casi nunca se ajustan a la realidad exacta.
Para mí el tema es lastimoso, las traté tan de cerca que prefiero hacer periodismo de otra forma y respetar a estas mujeres cubanas, a estas jóvenes cubanas, a estas niñas cubanas.  Cada día son mas jóvenes y ya conforman un ejército de menores jineteando en la calles.
He pensado muchas veces en hacer el mejor de mis trabajos-SECRETOS DE UNA PEDAGOGA-, pero me falta el valor. Lo confieso. No creo necesario hacer público lo que se habló tan en secreto entre ellas y yo. Por respeto a ellas, por respeto a la familia cubana. Por respeto a mi Patria.
Pero, hay detalles que se generalizaron y nuestro pueblo cubano, ese de “a pie” los conocen.
Al llegar a la casa de una de estas víctimas de la pobreza y de las condiciones del socialismo cubano resultaba fácil percatarse  si estaban jinetendo o prostituyéndose, aun cuando la negativa era la primera respuesta. Por parte de la joven y lo que es mas lamentable, por parte de sus padres. De –“sustentadas”, pasaron a ser la sustentadoras del hogar. Pasaron a ser las muchachas más importantes del barrio, la cliente más segura de la peluquera, y del médico y si la categoría subía, todo se alcanzaba. El “oso de peluche”, era el mayor testigo. Los osos tan grandes que casi siempre estaban sentados en un lugar visible de la vivienda. Y de acuerdo al tamaño del oso, casi siempre eran los avances en ese penoso mundo. En otras ocasiones el osito era pequeño y hasta lo llevaban colgado de sus carteras. Era el “oso de peluche” de los sueños perdidos.
-¿El oso de peluche de Mariela Castro, el que la acompañó en sus juegos, quizás vigilada por un escolta, tendría el mismo costo?
¿Qué conoce Mariela Castro de vicisitudes, de carencias, de sueños perdidos? ¿Por qué habla de sexualidad y de homosexualidad? ¿Por qué en sus congas por todas las calles del Vedado, trata de aparentar un espíritu pueblerino del que carece?
Nunca, ni en ninguna época nuestro pueblo ha estado mas mal representado que en esta oportunidad, en que le muestra esta “Castro” a la Ciudad de San Francisco un lenguaje torpe y para nada transparente. A nuestro pueblo le urgen las verdades. Sin dudas hace mas de cincuenta años estamos mal representados, pero esta vez la homosexualista se llevó la cerca.
-¿Conoce “la Mariela”, lo que es salir  de pase un fin de semana de una Escuela en el campo, como los famosos pre-universitarios, para –jinetear o prostituirse? Y aunque se parezcan los términos, no son iguales. La jinetera sale a cambiar, por cosas muy baratas. Muchas de ellas,  por las meriendas de la semana, porque en esas Escuelas la alimentación  es pésima  y de esa forma ayudar a sus familias. ¡Esas son las verdaderas héroes de la vida cubana!
-Y ya que a ella le gusta tanto hablar de sexo. -¿Conoce –“La Castro” lo que es una actividad sexual grupal? Se desprende que conoce el tema. -¿Pero, hasta donde conoce?
¿Por qué no habla de las muchachas, niñas, que recorren kilómetros hasta la capital, por una manzana o un pedazo de pollo, o un trapo fuera de moda y  se ven  envueltas en una actividad sexual grupal con sus propias hermanitas, sus vecinitas o amiguitas y amiguitos que les acompañan en tan lacerante acto en el que participan hasta animales, para complacencia de un turismo barato y depravado? Fue tanto lo que escuché en esas referencias que ellas me hacían que lo digo sin vacilaciones. ¡Odio ese turismo, tanto como repudio al Régimen de los Castro!
¿Ha visto Mariela alguna vez a alguna de estas jóvenes, presas en 100 y Aldabó y enviando recaditos que les cuiden el –“oso de peluche”?
Siga con su presencia, con aires engañosos de rokera- hippera, o no sé como imaginar la palabra exacta. Siga con ese Jean “rasgado” a la última, moda, por el que muchas de nuestras niñas y niños venden un rato de placer. Y luego con ojos asustados no saben como enseñar las prendas obtenidas,  ante los demás cuando debutan por primera vez.
Yo, una simple pedagoga defendí a mis alumnos –“homosexuales’ de la burla, de la discriminación y no fue precisamente politizando a ninguno. Fue por humanidad, por conceptos.
En su no modesta casa  busque su “oso de peluche” que es muy posible que ni de recuerdo lo guardó y compárelo’ “de peluche a peluche”. Llámese a una comparación con las que ya suman miles y lo más preciado de todos los momentos son sus “osos de peluche”. Ellos llevan sus lagrimas calladas por las vivencias impuestas, en una Cuba también perdida.
Mariela regresará a Cuba y puede que dentro de sus regalos lleve algún peluche para las nuevas generaciones de “Los Castro”.