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jueves, 14 de noviembre de 2013
OTRAS VOCES:
LA CUMBRE FICTICIA DE OBAMA Y FARIÑAS
(11-14-13-8:10AM)

Por Alfredo M. Cepero- Director de La Nueva Nación
"¿No es surrealismo que Guillermo Fariñas salga de Cuba, venga a Estados Unidos, regrese a Cuba, lo golpeen en Santa Clara, venga a Miami y abrace a Barack Obama?" Angélica Mora Beals
Mi amiga y colega de La Nueva Nación ha puesto el dedo en la llaga cuando formuló en su leído blog esa pregunta que tantos se deben de haber hecho en privado pero no se han atrevido a expresar en público. Estoy convencido de que ese silencio es originado por el temor a dos factores principales: La reacción airada de quienes, de buena fe, extienden crédito a todo el que se proclame opositor de la tiranía y al veneno de los agentes castristas que jamás pierden oportunidad de causar desorientación y conflicto entre quienes no aceptamos una transición con tiranos.
Pero, si partimos de la admonición martiana de: "Ver en calma un crimen es cometerlo", no podemos llegar a otra conclusión de que no hay crimen mayor que alimentar falsas esperanzas en un pueblo asfixiado por la opresión y desesperado por la libertad. Porque Barack Obama no va a mover un dedo para liberar a Cuba. Esa es la conclusión a la que llegué después de contemplar el teatro de la cumbre ficticia entre Obama y Fariñas en la casa del mecenas de ambos Jorge Mas Santos. Estoy convencido de que algunos considerarán drásticas estas afirmaciones pero quienes hemos hecho de la palabra un arma para defender la libertad no tenemos la opción de callar cuando las cosas carecen de claridad. Más que mi patria, Cuba y su libertad son las misiones que dan sentido a mi vida. Asumo el riesgo de defenderlas sin importarme a quienes molesto.
Según Mas Santos, la visita de Obama "duró una hora pero pareció como 10 segundos" y describió el encuentro entre el presidente y Fariñas como "un intercambio emotivo". Fariñas, por su parte, afirmó: “Lo más importante fue aquí las palabras de apoyo del Presidente de los Estados Unidos, la democracia más poderosa del mundo”. Pero, si echamos a un lado la retórica, podremos analizar con facilidad los motivos del presidente para asistir a la cita y el valor de sus palabras desde que irrumpió a la vida pública de los Estados Unidos.
Obama no se reunió con Fariñas porque esté interesado en el derrocamiento de la tiranía cubana. Este es, después de todo, el presidente bajo cuyo mandato el régimen comunista ha recibido el regalo de un incremento considerable en su principal fuente de divisas, el turismo de cubanoamericanos a la Isla. Según un reciente estudio de la organización "dialoguera" The Havana Consulting Group, el número de estadounidenses de origen cubano esperados en la isla este año podría superar los 520 mil, después que en 2012 arribaron casi 476 mil.
Quienes tienen aunque sea una remota idea de cómo se financian las campañas políticas norteamericanas saben que Obama accedió a ver a Fariñas a petición de su banquero Mas Santos. Lo hizo dentro del contexto de su permanente campaña política, en este caso para recuperar un poder legislativo que ve en peligro en las parciales del 2014 y cuyo control necesita para poder imponer, como hizo con el ObamaCare, el resto de su agenda estatista.
Los 30 cubanos que asistieron esa noche a la residencia de Más Santos tienen el derecho de hacer con su dinero lo que les venga en ganas. Yo tengo el derecho de discrepar de quienes financian a un socialista que está asfixiando la economía y matando las libertades plasmadas en la constitución por los padres fundadores de los Estados Unidos.
Por otra parte, no podemos separar a Obama de sus falsas promesas. Este es el presidente que, en su tradición de "organizador-agitador comunitario", le mintió 24 veces a un inocente e ignorante público norteamericano: "Si usted quiere conservar su seguro de salud, puede hacerlo. Punto". Ya sabemos lo que pasó con esa promesa.
Es el candidato que basó su campaña presidencial en el pegajoso lema de: "Hope and Change", (Esperanza y Cambio). Ya hemos visto que el lema se ha convertido en: "Change without Hope", (Cambio sin Esperanza). Harían bien en tener presente esta faceta de la personalidad de Obama aquellos que describen esta cita Obama-Fariñas como un momento histórico en la lucha por nuestra libertad.
Ahora le toca el turno al otro personaje de este binomio estrambótico: el Coronel Guillermo Fariñas. Un periodista que lo entrevistó en mayo del 2013 para el periódico español "El País" lo describió así: " Por el cuerpo de Guillermo Fariñas han pasado una guerra, veintitrés huelgas de hambre, tres largas detenciones y 51 años de edad. Fariñas, disidente cubano y vocero de la opositora Unión Patriótica de Cuba, es psicólogo y periodista. También fue soldado, combatió junto a las tropas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba en Angola".
Otros medios afirman que en el 2010 estuvo 135 días en huelga de hambre mientras exigía la liberación de 52 presos políticos. Por su parte, Gandhi, el más famoso entre quienes han utilizado este tipo de estrategia, realizó 17 huelgas de hambre, ninguna de 135 días como afirman Fariñas y sus aliados. Supuestamente la huelga de hambre más larga duró setenta y cuatro días, y terminó con la muerte de un miembro del Sinn Fein, partido político irlandés, en la década de 1920. Por lo tanto, si aceptamos como verídicos los datos sobre sus huelgas de hambre, Fariñas es un verdadero superhombre cuya hazaña merece figurar en el Guinnes World Records.
Quien definitivamente no cree en sus hazañas ni en su carnet de opositor genuino es la escritora cubana exiliada en Francia, Zoé Valdés. La siempre directa dama trazó un retrato nada halagüeño del sujeto con estas palabras: "Los periódicos hablan del periodista Fariñas obviando al militar, al que, mientras torturaban a Reinaldo Arenas en una cárcel, a él lo ascendían y condecoraban en Moscú, al coronel de la guerra de Angola, que le escribió recientemente una carta a Raúl Castro de coronel a general".
En referencia al Premio Sajarov, la Valdés dijo: "Han premiado al que hizo una huelga de hambre asistida por el gobierno cubano, sólo para reclamar que se deportaran a los verdaderos periodistas de la Primavera Negra del 2003, y lo consiguió. Y cuando lo consiguió declaró que había que reconocer que “el gobierno cubano” había cambiado, positivamente, firmando luego la Carta de los 74, la carta más entreguista de la historia de Cuba".
Y cuando en la referida entrevista de "El País" fue interrogado sobre las quejas expuestas en España por algunos de los mismos periodistas cuyos nombres invocó en una de sus huelgas de hambre, Fariñas respondió: ""Sé que algunos de estos compatriotas que están en España no quieren trabajar o han cometido actos vandálicos. Ellos son invitados y deben atenerse a las reglas, la disciplina y las leyes de ese país". Miserable respuesta del aspirante a estadista.
En el contexto de la misma entrevista, Fariñas mostró similitudes mesiánicas con su recién descubierto "amigo" Barack Obama. A una pregunta del periodista sobre su importancia para la causa de Cuba, Fariñas contestó: " En Miami me he dado cuenta de que me he convertido en un símbolo y de lo importante que soy para la causa. No tenía idea de que eso fuese así". Y, en el colmo del sacrilegio político, dijo: "Decirme mercenario a mí es decírselo a José Martí, porque él recibía ayuda de los exiliados de Tampa, Cayo Hueso y Nueva York, y yo recibo ayuda de los exiliados". Ante esta expresión de suicidio político, no puedo evitar hacerme esta pregunta: ¿Qué sustancia alucinógena puede haber ingerido Fariñas para incurrir en la osadía de compararse con el Apóstol de la libertad de Cuba?
Concluyo este trabajo con la certeza de que estimulará el diálogo y hasta la controversia. Esa es después de todo la naturaleza de la democracia y la bendición de la libertad de expresión. Algunos argumentarán que estoy dividiendo a la oposición. Yo los remito a medio siglo de lucha en que los cubanos no hemos necesitado estímulos externos para dividirnos por nosotros mismos. Ni siquiera los años, las traiciones y los fracasos han sido capaces de mitigar un protagonismo enfermizo que ataca a millares de cubanos "presidenciables" en ambos lados del Estrecho de la Florida. Eso es lo que ha mantenido a los diablos en el poder.
Y finalmente, aquellos que ya se sienten más americanos que cubanos podrían argumentar que Barack Obama es el único presidente que tenemos y que debemos de respetar su investidura. ¡Pamplinas! Me es imposible respetar a quien no se respeta a sí mismo mintiéndole al pueblo que le concedió tan alto honor. Y, para que salgan del letargo de adoración al farsante, les digo que Obama no es Rey ni Mesías sino, como bien dijo Clint Eastwood en la Convención Republicana, un ciudadano más obligado a servir a su pueblo al que podemos despedir cuando no nos agrade su trabajo. Esta fórmula, aplicada a la Cuba que, a pesar de nuestros ineptitudes y egoísmos, ya vemos a la vuelta de la esquina, será la única capaz de inocularnos contra futuros tiranos.
La Nueva Nación es una publicación independiente cuyas metas son la defensa de la libertad, la preservación de la democracia y la promoción de la libre empresa.
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Etiquetas: Alfredo M. Cepero, Angélica Mora, Barack Obama, Cumbre ficticia, Guillermo Fariñas, Jorge Ma Santos, Zoé Valdés
¡QUE SE RINDAN OTROS!
sábado, 1 de diciembre de 2012
OTRAS
VOCES:
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¡QUE SE
RINDAN
OTROS!
RINDAN
OTROS!
(11-23-12-5:30PM)

Por Alfredo M. Cepero- Director de “La Nueva Nación”
En la cruz murió el hombre un día; pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los días", José Martí
Para los discípulos de Martí, Washington y Bolívar--que amamos la libertad en América y luchamos por preservarla para las generaciones futuras--los acontecimientos de los últimos meses han sido motivo de profunda preocupación. Los triunfos electorales, escamoteados o reales, del bufonesco Hugo Chávez y del farsante Barack Obama, han constituido un virtual balde de agua fría sobre el estado de ánimo de quienes creemos en la santidad de la vida, la providencia divina, la supremacía del ciudadano sobre el estado y el derecho de cada ser humano a labrarse su propio destino.
Las consecuencias no podían ser más desastrosas para los pueblos de Venezuela, Cuba y los Estados Unidos. Una Venezuela comunista, unos Estados Unidos socialistas y una tiranía comunista cubana fortalecida por la continuación del regalo del petróleo venezolano y los dólares norteamericanos enviados por un exilio que, como muestran los votos recibidos por Obama en las últimas elecciones, va en proceso de convertirse en una miserable emigración económica.
No es, por lo tanto, extraño que el buzón de La Nueva Nación haya recibido una avalancha de desgarradores correos electrónicos de lectores abatidos por lo que consideran una derrota de sus valores morales que podría cambiar en forma permanente el mundo que nos legaron nuestros antepasados. Un mundo que fue el resultado del esfuerzo, la tenacidad y el sacrificio de varias generaciones de hombres y mujeres que triunfaron sobre la adversidad convirtiendo los retos en oportunidades.
Ahí tenemos a Bolívar arengando a unos venezolanos abatidos por la destrucción infringida sobre ellos por el devastador terremoto de 1812. "Si la naturaleza se nos opone; lucharemos en contra de ella y haremos que nos obedezca", dijo aquel iluminado que fue padre de cinco repúblicas americanas. La misma voluntad de acero se manifiesta en la frase de George Washington ante la pesadilla del crudo invierno de Valley Forge en febrero de 1778. "Desnudos y hambrientos, jamás podremos admirar bastante la paciencia y la tenacidad de estos soldados", dijo el padre de la patria norteamericana que rechazó la corona que le ofrecieron sus conciudadanos agradecidos y prefirió el simple título de presidente.
Pero, como cubano, me siento más motivado por la admonición, pletórica de religiosidad, de nuestro Apóstol José Martí: "En la cruz murió el hombre un día; pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los días". Esto lo dijo el guerrero de las ideas que predicó con el ejemplo y desafió el peligro en el campo de batalla. El hombre que murió sin ver terminada su obra y dedicó las dos terceras parte de su joven y efímera vida a la lucha por la libertad de Cuba.
Los herederos de esos tres próceres y, más que nadie, quienes hacemos ostentación de patriotismo citando sus palabras no podemos rendirnos ante la adversidad. Tenemos que aprender de sus enseñanzas, alimentarnos de su coraje y, sobre todo, seguir su ejemplo. La conducta de esos hombres nos demostró que los pueblos no se fundan con lágrimas sino con sacrificio. Que el carácter no se forja en los tiempos fáciles sino en los tiempos difíciles. Y que los pueblos que no están dispuestos a pagar el precio de la libertad están condenados a vivir en esclavitud.
Por eso les digo a mis amigos defraudados, decepcionados y deprimidos que se pongan los pantalones y se dejen de lamentaciones. Que la historia demuestra que nada es permanente y nada es irreversible. La desintegración de los Estados Unidos fue superada por la sabiduría política de Abraham Lincoln, la república soviética de España pulverizada por el coraje de Francisco Franco y el Chile comunista de Salvador Allende parado en seco por la firmeza de Augusto Pinochet.
Y, precisamente en los Estados Unidos, la crisis económica y la debilidad internacional desatados por Jimmy Carter fueron seguidas por la prosperidad económica y el renacimiento del prestigio internacional instaurados por Ronald Reagan. Para los hombres de fe siempre hay un mañana mejor. Para los incrédulos mañana será siempre peor que hoy. Me declaro miembro acérrimo de los primeros y rechazo con lástima a los segundos.
Como los Hitler, los Mussolini y los Saddam Hussein, los Castro, los Chávez y los Obama desaparecerán un día en el oscuro laberinto de los autócratas ineptos repudiados por sus pueblos. En última instancia, los gobernantes pasan y los pueblos prevalecen. Pero esas cosas no pasan por accidente sino por el designio y la iniciativa de los ciudadanos que tienen la integridad y el coraje de formar filas entre los salvadores de la patria. Todos los ciudadanos tenemos una obligación en el curso de nuestros tránsito por la Tierra: dejar un mundo mejor para aquellos que vendrán después de nosotros, sobre todos nuestra descendencia, cuando vayamos a nuestra cita con el Creador.
Finalizando estas líneas asistiré a una cita de honor con un puñado de cubanos que han triunfado en los Estados Unidos pero que sienten que su éxito carecerá de sentido mientras no logremos la libertad de nuestra amada y añorada patria. Nuestro objetivo es contribuir, en la medida de nuestras habilidades y posibilidades, a que Cuba sea libre, ya sea combatiendo a los Castro o a quienes desde el exterior contribuyan a su permanencia en el poder. Ninguna contribución será pequeña porque lo que es reprochable e inaceptable es la inercia ante la iniquidad. Se llamen Hugo Chávez o Barack Obama son aliados de Castro y, por ende, enemigos del pueblo de Cuba.
Regresando al principio, ni Martí, ni Washington, ni Bolívar jamás se rindieron. Nosotros tampoco tenemos el derecho a izar la bandera blanca de los derrotados. Y, poniéndolo en plano personal, que se rindan otros. Yo no puedo, porque sería como una muerte en vida. Y no estoy dispuesto a darle un gusto a los enemigos de la libertad cometiendo suicidio.
MI HERMANO MEDRANO
lunes, 3 de septiembre de 2012
OTRAS VOCES:
MI HERMANO MEDRANO
(8-24-12-9:30AM)

Por Alfredo M. Cepero- Director de “La Nueva Nación”
"Defensor, a ultranza, del derecho a la libertad de expresión", Dr. Humberto Medrano.
La frase que encabeza este trabajo fue la respuesta que me dio mi hermano Humberto Medrano cuando le pregunté hace unos días como quería que lo recordaran las generaciones futuras. Es la frase que define la ejecutoria de este periodista de periodistas y sintetiza la vida de este soldado de la libertad que utilizó además el arma de su pluma prodigiosa para defender los derechos humanos de nuestros presos políticos.
Ahora bien, la entereza de este hombre para desafiar el peligro y enfrentar la adversidad no puede sorprender a nadie que conozca la estirpe mambisa de este hijo del colombiano Ignacio Medrano que hizo de Cuba la patria de sus sacrificios y de sus amores cuando cayó abatido por la ternura de la hermosa pinareña Paulina Cervera. Años antes había sido cautivado por el verbo de Martí en una velada en Nueva York, vino a liberar a Cuba como dinamitero de la Invasión a Occidente del General Maceo y alcanzó el grado de Coronel del Ejército Libertador.
Por otra parte, el abogado Humberto Medrano personifica ese tipo de periodista para quienes la prensa no es, como se ha dicho tradicionalmente, el cuarto poder sino el principal poder. Es el poder que vela por la honestidad de los otros tres poderes. Es el poder que confronta los desmanes de un ejecutivo con pujos autoritarios. Es el poder que denuncia las componendas de un legislativo integrado por pandillas depredadoras. Y es el poder que apoya la autoridad del judicial para mediar en los conflictos entre los otros dos y en la relación de éstos últimos con los ciudadanos a quienes están obligados a servir y representar.

Conocí a Medrano (en la foto) en la primavera de 1959 cuando mi amigo José Puente Blanco, por entonces presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), me nombró Secretario de Prensa de la misma. Medrano y Ulises Carbó eran los subdirectores de aquel gran periódico que fuera Prensa Libre.
Sin embargo, tenía referencias previas de la habilidad periodística y del valor personal de Medrano cuando éste alzó su voz para defender a su amigo el comandante Enrique Borbonet Gómez, enjuiciado por participar en la llamada Conspiración de los Puros del 4 de abril de 1956 cuyo objetivo era derrocar la dictadura de Fulgencio Batista. Aquella defensa, que publicó bajo el título de Mi Amigo Borbonet, le valió el codiciado premio periodístico Justo de Lara. Por esos años también recibió los premios Juan Gualberto Gómez y José Ignacio Rivero.
Y hablando precisamente de Rivero, fue Medrano quien enfrentó con mayor coraje a la tiranía castrista cuando los enemigos de la libertad de prensa intervinieron el emblemático decano de la prensa cubana, Diario de la Marina. El 14 de mayo de 1960, bajo el título de Los Enterradores, Medrano escribió: "Es doloroso ver enterrar la libertad del pensamiento en un centro de cultura. Es como ver enterrar un código en un Tribunal de Justicia. Porque lo que se enterró anoche en la Colina no fue un periódico determinado. Se enterró simbólicamente la libertad para pensar y decir lo que se piensa".
Con anterioridad a la contundente defensa del Diario de la Marina por Medrano, el tirano Castro había visitado Prensa Libre en misión de intimidación y chantaje. En esa oportunidad le dijo a Medrano que las instalaciones del periódico eran ideales para servir de sede al Ministerio de Información. Medrano le respondió en negativo pero el bravucón insistió en la amenaza cuando al despedirse le dijo: "No le falles a la revolución". Medrano le contestó: "No le falle usted a Cuba, Comandante". Nunca más volvieron a verse.
Pero el artículo de "Los Enterradores" traería ominosas secuelas a Prensa Libre y a la libertad de prensa. Como ha demostrado a lo largo de su destructiva vida, el pandillero en control de Cuba no descansa hasta aniquilar a sus enemigos. Dos días después del artículo, el 16 de mayo de 1960, las turbas se apoderaron de Prensa Libre, Medrano abandonó el edificio, tomó su automóvil y se refugió en la Embajada de Panama desde donde salió con destino a Miami el 20 de mayo de 1960. ¡Qué ironía que en el aniversario de nuestra independencia fuera forzado a abandonar la patria para salvar la vida uno de los más ilustres defensores de su libertad!
Como centenares de miles de cubanos, Medrano y yo compartimos muchas veces en Miami penurias, ideas, planes y esperanzas. Cuba y su libertad eran siempre la idea obsesiva y el tema obligado. El Miami de 1960 era una ciudad monolingüe donde nuestras habilidades periodísticas en idioma español no estaban bien cotizadas en el mercado de empleos.
Decidimos entonces poner pan en la mesa como choferes de taxi. Y entre cliente y cliente, un día le enseñé mis versos y Medrano no sólo me escribió el prologo sino hizo que un amigo común los publicara en el folleto Poemas del Exilio. En el prologo, se refirió a mí con palabras que expresaron sentimientos de hermandad que hoy pago en parte muy limitada con este trabajo y el título con el cual lo encabezo. En su prólogo se refirió a mí en estos términos: "Por poeta y por joven está pletórico de esas fuerzas espirituales que no conciben sin ideal la vida. Pero también porque en la masa de la sangre lleva arraigada una ardiente cubanía".
Pasaron los años y el exilio se hizo largo. Pero Medrano se mantuvo firme en su decisión de hacer patria antes que hacer fortuna. Puso en marcha su cruzada por los derechos humanos que bautizó "Comité para la Divulgación de Maltratos a Presos Políticos Cubanos". En esos menesteres recorrió el continente desde Buenos Aires hasta Washington, pasando por Bogotá, Caracas y Ciudad México. Cruzó el Atlántico y se fue a denunciar los maltratos de derechos humanos de la tiranía cubana en Bélgica y Suiza. Describió con su gran facilidad de palabra el infierno de centenares de presos políticos. Entre ellos el mártir Pedro Luís Boitel.
En 1974, nos encontramos en Quito donde una Conferencia de Cancilleres convocada por la siempre arrodillada y corrupta Organización de Estados Americanos se proponía levantar las sanciones contra la tiranía castrista. Medranocomo parte de una delegación de cubanos libres integrada, entre otros, por el ex presidente Carlos Prío, Juanita Castro, Guillermo Martínez Márquez, Juanito Pérez Franco y Ramón Cantón. Yo como corresponsal de la Voz de los Estados Unidos de América, condición que resultó de utilidad para burlar los controles de seguridad y poner en las carpetas de las delegaciones nuestra denuncia del régimen de Castro. La conferencia terminó en un fracaso para los apaciguadores que lograron solo 12 votos de los 14 que necesitaban para levantar las sanciones.
Diez años más tarde, en 1984, Medrano se fue a Washington como subdirector y uno de los más influyentes arquitectos de la programación de Radio Martí. En 1989, fue destacado en Miami como uno de los principales asesores de la emisora y reportó diariamente a un trabajo que, en el decir de José Ignacio Rivero, era más bien un sacerdocio hasta pasados los 90 años de edad.
Dentro de un par de meses, Humberto Medrano y Cervera cumplirá 96 años en su infatigable marcha por los caminos que conducen a la libertad y la dignidad de nuestra adorada y mancillada patria. A pesar de los golpes y de los desengaños sigue lúcido, combativo y optimista. Lo ayudan sin dudas la lealtad a toda prueba y el amor solícito de su diosa inseparable Mignón Pérez de Medrano. Pero, según reza el refrán español, Humberto Medrano será "genio y figura hasta la sepultura". Le faltan las fuerzas físicas pero le sobran las fuerzas espirituales para predicar su evangelio de la esperanza y de la libertad. Maestros y patriotas como él los necesitaremos en la reconstrucción de Cuba. Pero, si por mandato de Dios no pudiera acompañarnos, estoy absolutamente convencido de que, como el Cid Campeador, seguirá inspirando a su pueblo aún después de su encuentro con la eternidad.