A 82 AÑOS DE LA MUERTE DE TREJO

martes, 2 de octubre de 2012


LA HISTORIA EN LA MEMORIA
A 82 AÑOS DE LA MUERTE DE TREJO
(9-30-12-8:00AM)
De cuando los cubanos anteponian el bien común y la lucha por la libertad de la patria, antes de que sus intereses personales y no decían "yo soy deportista" o "yo soy artista y no me interesa la política". De cuando se asumían las responsabilidades para con la patria. De cuando los tiranos le temían a la ira de un pueblo macho; y de cuando los asesinos pagaban por sus crímenes.

Rafael Trejo González había nacido en San Antonio de los Baños, (municipio de la provincia de La Habana en la actualidad) el 9 de septiembre de 1910. Veinte años y unos días después integraría la vanguardia del pueblo en acción: 30 de septiembre de 1930.
Termina de vestirse. Se coloca su sombrero de pajilla en la cabeza que tiene varios brochazos de pintura muy brillante desde su participación en la huelga de los sombrereros. Se acerca a la pared, le arranca la hoja del día al calendario, y la sitúa en el sombrero. “Te voy a poner aquí porque tú, 30 de septiembre, vas a entrar en la historia de Cuba”.
En la víspera, los organizadores de la tángana habían acordado que si Machado ocupaba militarmente la Universidad, se reunirían en el Parque Eloy Alfaro para salir en manifestación y llegar a casa del digno profesor Enrique José Varona. Se hará de esa manera.
El comandante Ainciart, asesino de marca mayor, ordena detener a Pepelín Leyva y a Trejo: sabe que están entre los dirigentes de la acción. Los guardias intentan prender a los dos jóvenes que se les escapan. Corren hasta  una casa de la calle Infanta; entran en ella, suben a la azotea, desde allí lanzan piedras, palos, tejas a sus perseguidores. No los pueden prender. A los quince minutos, descienden al llamado de Díaz Baldoquín y otros compañeros. En el citado parque. La caminata combativa empieza. Trejo y Pepelín, en la primera fila. El corneta Oliva, veterano del Ejército Libertador que trajo Alpízar, pregunta qué toca.  Pepelín le dice: “A degüello...” Obedece.
Los jóvenes avanzan y surge el choque con la esbirrada. Un grupo porta la bandera cubana. Es agujereada a tiros. Pepelín y el as de boxeo Rodolfo de Armas hacen daño con sus puños.  Pablo de la Torriente Brau, después de noquear a varios enemigos, cae con la cabeza ensangrentada de un toletazo. El profesor Juan Marinello es apresado al tratar de auxiliarlo. El comunista Isidro Figueroa recibe un balazo en la pierna.
Trejo se enfrenta en un cuerpo a cuerpo con un policía. Díaz Baldoquín acude en su apoyo. El guardia saca el revólver. El disparo. Antonio Díaz Baldoquín, desde el suelo, observa la escena: el abrazo de odio del que formaba parte antes de ser lanzado por el polizonte quien tiene, ahora, el arma en la mano derecha. Teme que...Respira algo más tranquilo cuando ve que Felo se dirige hacia un zaguán. “Fue al aire. De todas formas hay que llevarlo al hospital, el tipo se dio gusto dándole con el palo”.Aprovecha la estampida del caballo para escapar del jinete quien lo amenazaba machete en mano:. Al lado del amigo.
“¡Me han herido!”, exclama Rafael. “No, viejo, son los toletazos”. Trejo se saca la camisa, le enseña la herida. “Ves que no miento”. Su interlocutor sí lo hace mientras trata de ocultar la palidez que lo ataca. “Es un roce sin importancia, no te preocupes”. Y sabe que es muy grave...”
En el auto del doctor Busquet conducen al lesionado hacia el Hospital de Emergencias. Camilla. Médicos. Carreras. Shock. Transfusión de sangre. Laparotomía exploratoria. Ciertas esperanzas. Fantasías por amor. Treinta horas más tarde, Trejo cae en coma y muere. La autopsia revela que además del plomo mortal en el pulmón, los golpes propinados habían dejado huellas terribles en el cráneo y en el hígado. No podía salvarse. Nombre del criminal: Félix Robaina Crespo.
Trejo, fue atleta, nadador, remero de la Universidad de La Habana y ajedrecista, y hablaba un perfecto inglés, tocaba violín y piano y cantaba con voz de barítono.
"Otro trago" (se aplicó la justicia):
Antes de obedecer, pasa el paño por el mostrador. Luego, busca la botella de ron. El que le pidió la repetición del trago, dice con voz seca:
- Félix Robaina...
- ¿Qué...?
- Tú eres el asesino de Trejo. Aquí tienes recuerdos de él.
La pistola, desde la mano, ruge varias veces. El tipejo cae sobre las botellas que se derrumban y rompen: el alcohol se confunde con la sangre.
NOTA DEL DIRECTOR DE N.A.:-Tuve el privilegio  de conocer a Antonio Díaz Baldoquín en la redacción del Semanario "20 de Mayo" de los Ángeles, California, y de departir con él largamente. Los anteriores relatos se ajustan muchísimo a la verdad, según nos contara  el propio Díaz Baldoquín.