EL CRECIENTE NERVIOSISMO DE LA POLICÍA POLÍTICA CASTRISTA

viernes, 14 de septiembre de 2012


EL CRECIENTE NERVIOSISMO DE LA POLICÍA POLÍTICA CASTRISTA
(9-11-12-4:30PM)
Por Héctor Julio Cedeño 
Luego del repliegue temporal, tras la conmoción  por la muerte de  Osvaldo Payá  y Harold Cepero, la conocida Seguridad del Estado reapareció nuevamente. En esta ocasión, manifestando un comportamiento irritable, belicoso y hasta provocador y pretendiendo controlar  todos los puntos conflictivos de la ciudad. 
Ellos poseen los llamados patrulleros civiles, que son autos que utilizan placa estatal o particular y que ocultan las placas del MININT, como su organismo rector. Tienen además un crecido número de motos, en las que se mueve una legión de segurosos. Mantienen igualmente un grupo de Oficiales, que se movilizan constantemente por toda la ciudad y que son como centinelas, que informan y se movilizan, ante cualquier disturbio. Estos miembros de la Seguridad del Estado, caminan por las calles principales y por las más concurridas avenidas de la capital.   
En donde quiera que se haya producido alguna acción contestataria, han colocado postas permanentes. Decenas de Oficiales, se pueden ver recostadas en cualquier lugar de la ciudad, sin recato ni disimulo, como para que todos sepan que están allí. Igualmente la Policía política, está siendo reforzada con miembros de diversos organismos armados y por integrantes de entidades Para-Policiales, como son por ejemplo, el S.E.P.S.A. (Servicio Especializado de Protección, Sociedad Anónima) y otros miembros, de los diversos cuerpos de “chivatientes”, más o menos organizados, que posee la tiranía castrista.  
Así en estos los últimos días del verano, están diseminados por numerosos lugares. Donde quiera que haya aglomeración de personas, ya sea en el malecón habanero, en Coopelia, en el Mercado de Carlos III, en el de Cuatro Caminos, etc. En las paradas de ómnibus más problemáticas  y  concurridas de la ciudad o en cualquier otro lugar populoso. Si se produce alguna conversación entre varias personas o se genera una discusión sobre algún tema espinoso, usted puede ver, como se acercan de inmediato a la  escucha y si el debate  involucra un problema candente,  inmediatamente envían a la  policía ordinaria, para que desmotive la querella. Si no lo consiguen, comienzan a pedir  carnet y disuelven el debate.  
Aquí en la zona del Capitolio Nacional, el antiguo Parlamento cubano. Donde se aglomera tradicionalmente,  una gran cantidad de ciudadanos. Ya sean  habaneros, provincianos o turistas extranjeros y donde en tiempos recientes se han producido algunas de las mayores protestas callejeras, utilizando la escalinata  y sus jardines adyacentes, para la acción. Diversos ómnibus, tenían aquí sus paradas.  
Todas esas paradas fueron removidas del lugar, para evitar la muchedumbre y con ello las multitudinarias protestas que allí se han producido. Donde han sido testigos numerosos turistas, que inmediatamente toman fotos y películas y se las llevan al extranjero. Allí existe una vigilancia permanente, de la llamada Seguridad del Estado. Cerraron el acceso a la escalinata, con unas planchas de más de dos metros de alto, de acero galvanizado y allí imprimieron unas fotos y  la inscripción “cerrado por reparación”. 
Ahora también han cambiado todo el esquema de las paradas de ómnibus, de la calle Monte, desde la calle Amistad, hasta Prado y las situaron en el Parque de la Fraternidad. Allí en la calle llamada del Monte, se produjo una de las mayores protestas de los últimos tiempos, escenificada por Ivonne Mayeza Galano, su esposo el chino y Blanca Hernández Moya, que resultó multitudinaria y donde toda la población se sintió representada y se sumó a la protesta. Aun se recuerda la conmoción producida ese día.  
Días atrás al salir de mi casa, sentí la presión de los segurosos. Aunque ya estamos acostumbrados a vivir bajo vigilancia permanente. No había caminado una cuadra, cuando me abordo uno de ellos y me dijo; buenas, Héctor Julio ¿Cómo está tu familia? Bien le dije y la tuya, bien gracias, me respondió. Oye me dijo; para que sepas, nosotros estamos aquí. Le respondí, bueno también yo estoy aquí.  
Ese día estaban muy nerviosos, como si esperaran que ocurriera alguna acción. A un joven opositor, que trabaja llenando fosforeras de gas, le revolvieron sus pertenencias y le registraron el cajón de las herramientas y utensilios, buscando si tenía octavillas u otros documentos, para ser diseminadas por la zona.  
Ahora está ocurriendo un nuevo fenómeno, en el escenario de las calles cubanas. Con el crecimiento del trabajo por cuenta propia, las calles, los portales y las aceras, se han convertido en centros de trabajos habituales del cubano. Ese fenómeno era muy habitual en los años cincuentas del siglo veinte, sobre todo aquí, en la Ciudad de la Habana. Carretillas timbiriches, pregoneros y hasta bandidos, de diversos tipos y estirpes.  
Entre los bandidos y delincuentes de hoy, se encuentran también los inspectores estatales, mucho más parecidos a un cuerpo de extorsionadores, que a personas honorables y honestas, encargadas del cumplimiento de la ley. Son algo así, como la peste con autoridad y se dedican a despojar a los trabajadores y a los ciudadanos. Se les ve muchas veces, acompañados por la policía.    
Con ese fenómeno de los ciudadanos en las calles, vendiendo, comprando y trapicheando, es mucho más probable que se produzca cualquiera alteración del orden, que provoque algún incidente y que termine en protesta multitudinaria. Más aun cuando se ha demostrado, que unas pocas personas pueden producirlo fácilmente. 
Antes, la Seguridad del Estado, penetraba a los numerosos grupos opositores y se enteraban de las acciones a realizar, mucho antes de producirse. Esto gracias a numerosos informantes, que poseían y aun que poseen, pero al reducirse los elementos necesarios para provocar una protesta, es para ellos un verdadero dilema detectarlos. Hemos aprendido que mientras menos se enteren de la acción, es menos probable que se filtre. Ahora tres o cuatro personas, pueden incitar a una protesta y tener grandes probabilidades de éxito. En pocos segundos, esa protesta se puede convertir, en multitudinaria y hacerse incontrolable. 
Por todo ello vemos el nerviosismo creciente de los segurosos. Incluso, las protestas  pueden ser iniciadas por  ciudadanos comunes, sin que medie en ello, ninguna acción política, provocada por los opositores y que sean llevadas a cabo por personas, totalmente desconocidas, para los Oficiales de la Seguridad del Estado, a diferencia de nosotros, archiconocidos por ellos.  
En esto, las protestas realizadas por los opositores, han proporcionado el aprendizaje de la población, que había perdido en todos estos años de la llamada revolución, esa capacidad de reclamar sus derechos, como se hacía en tiempos de la República, donde los trabajadores y el resto de los ciudadanos, se lanzaban a las calles por sus reclamamos.  
Hace algo menos de un mes, si no falla mi memoria, el viernes 17 de agosto de 2012. Un joven, vestido con uniforme militar y en un lugar muy concurrido, como es la Avenida 41 y la calle 72 o la 76, frente a la conocida “Liga Contra la Ceguera”, comenzó a gritar; “abajo Fidel y abajo la dictadura” y a lanzar octavillas al aire. Allí, además del hospital, hay una parada de ómnibus, muy concurrida y de inmediato se llenó de curiosos todo aquel lugar, a los gritos del joven militar. 
Salieron dos segurosos del hospital, no policías y se pusieron a forcejear con el muchacho, que continuaba gritando sus consignas, a todo pulmón. No pudieron neutralizarlo y comenzaron a pedir refuerzos por teléfono. En unos minutos llegaron numerosos patrulleros y policias, que redujeron al joven a la obediencia, esposándolo y golpeándolo, ante los gritos de los transeúntes, contra los segurosos y los policías, de asesinos, abusadores y otros improperios.  
El joven al parecer, actuó espontáneamente y por cuenta propia, sin que nada hayamos podido averiguar sobre su situación. Por las octavillas que lanzaba, se sabe que lo planificó, pero al parecer no informó de la acción que iba a realizar, a ninguna otra persona. Ningún dato, tenemos sobre el joven y solo podemos imaginar por lo que estará pasando, más aun siendo militar. 
Esto demuestra que se han puesto de moda, estas manifestaciones espontáneas y de ahí, la nerviosidad permanente de los segurosos, que pasan la vida diciendo que somos unos grupúsculos, pero que la Sección 21, para el Enfrentamiento de la “Contrarrevolución”, perteneciente, al Departamento de la Seguridad del Estado, ha crecido tanto, que se ha multiplicado por cien. Han convertido la Sección 21, en el Departamento 21, con cientos y cientos de Oficiales. Ahorita tendrán que convertirla, en un “Vice Ministerio del Interior” para el Enfrentamiento a la Contrarrevolución.  
Eso para enfrentar a los “pequeños” grupúsculos, que somos los opositores o contrarrevolucionarios, como nos llaman y como a mi me gusta que me llamen y que según ellos, la oposición en Cuba, ni existe. Seremos fantasmas. El nerviosismo lo vimos reiterado en esta última semana, con la celebración de la Virgen de Regla y con la de la Virgen de la Caridad, “Patrona de Cuba”, de la que se cumplía el cuarto centenario de su hallazgo. Pasaron varios días de esta semana, cercando ambas iglesias, la de Regla y la de Manrique y Salud, donde ni siquiera, el jueves 6 de septiembre, me permitieron pasar y donde el sábado golpearon y detuvieron, a numerosas personas. 
Me imagino que con el apagón de este domingo nueve de septiembre en toda la región occidental de Cuba, los segurosos no hayan podido dormir, patrullando las calles junto a la policía y ya se sabe que amanecieron muchos carteles contra la tiranía. 
Tendrán miedo o estarán nerviosos.