LA BOLA DEL “DESTAPE APERTURISTA” MUSICAL CUBANO

lunes, 27 de agosto de 2012


LA BOLA DEL “DESTAPE APERTURISTA” MUSICAL CUBANO
(8-12-14-4:50PM)
Por Andrés Pascual
Hace 4 años, en un artículo que titulé La Sicodelia y la Nueva Trova, escribí: “La Nueva Trova no ganó adeptos en Cuba, se la impusieron al joven por medio del proceso “no selección”; es decir, porque no tenía otra opción de entretenimiento.
Para llevar a cabo el plan, suspendieron de radio y televisión a todos los cantantes hispanos de fama y clase que, como en cualquier lugar, estaban pegados; entonces aparecieron acusaciones estúpidas contra unos y fabricadas contra todos, por lo que José Feliciano, Sandro, Julio Iglesias, Camilo Sesto, Los Ángeles Negros y muchos de los grupos de lengua inglesa del rock internacional, fueron proscritos para limpiarle el camino a la Nueva Trova, con la que coparon la programación de objetivo juvenil.
El desgobierno sabía que, solo sin posibilidad de alternativas, un joven universitario cubano, muerto de hambre y sin ningún tipo de libertad civil, se podía disparar a Pablo Milanés, a Silvio Rodríguez o a Sara González reclamando libertades para un uruguayo que podía viajar a cualquier lugar del mundo sí tenía el dinero para hacerlo.”
De esa forma pretendí “poner la mía” sobre la verdad de las suspensiones de artistas del pop internacional que fueron vetados para crear un panteón encabezado por esos soldados de la ideología castro-comunista, adiestrados en la superproducción panfletaria de letras con mensajes de libertad ajenos a la tragedia nacional, que originaron una expresión-choteo para lo que no tuviera sustancia ni interés: “deja esa trova ya…”
Ahora soltaron la bola de que varios artistas exiliados serán autorizados a escucharse en Cuba, es necesario explicar que nunca informaron públicamente por qué los prohibieron, salvo algunos de los que se fueron por el Mariel.
Que recuerde, las únicas dos veces que mencionaron algo referente al tema antes de 1980, fue cuando Orlando Quiroga, encargado de escribir el espacio La Habana de Noche, con el que sustituyeron La Farándula Pasa en Bohemia, le respondió a una lectora que preguntaba por la ausencia del radio y de la televisión de la primerísima actriz Minín Bujones que: “esa señora abandonó al país”. Sería en 1963; o cuando, durante la celebración de un acto del Ministerio de Cultura en 1985, el liliputiense Armando Hart le respondió a una pregunta sobre la prohibición de Celia Cruz y de Olga Guillot hecha por la prensa mexicana que: “son momias de la cultura cubana, sin clase profesional ni ética para ser dignas de la representación de nuestro pueblo”
Sin que la tiranía informara algo sobre el levantamiento del veto, ya Yoani Sánchez especuló en su blog y hasta en la BBC manejaron el “paso de avance a la democracia” que significa escuchar a Celia y a Olga por radio, porque, desde 1981, en Radio Taíno, emisora dirigida al sector turístico, ponían a todos los otros en un programa de mediodía que inició Manolo Ribeiro y continuó Eduardo Rosillo.
Pero hay más ¿Están dispuestos a sacar de los archivos la Tremenda Corte, A reírse rápido, alguna novela jabonera, los programas de CMQ…? Mejor aún ¿Moverán los de televisión con los kinescopios de Leopoldo, Aníbal y Mimí (en la foto) con Pototo y Filomeno o Los Ricachos? ¿Podrán descubrir a Garrido y Piñero, a Jesús Alvariño, al Jiníguano, a Hada Béjar, a Santiago García Ortega, a… generaciones de cubanos ciegos y sordos durante 50 años? ¿Soportarían el rating que lograría un día dedicado a las grandes batallas de los grandes campeones cubanos del boxeo profesional u otro dedicado a la Liga Cubana o a los Cubans Sugar Kings? ¿Cómo aceptarían que el pueblo tenga la opción de juzgar en películas o programas televisivos aquella Habana con las aceras repletas de ciudadanos alegres y bien vestidos, ocupados en seleccionar la compra en un circuito de tiendas envidiable y con tantos automóviles como no tienen hoy algunas capitales del mundo? y ¿El sistema de transporte público? El que crea que eso puede suceder, también soñó que todos los miembros de la dictadura fueron ejecutados hace diez años por fusilamiento.
Pero algo están cocinando a partir de la visita del manager-promotor de una parte importante de la disidencia más visible, por extensión, supervisor-asesor del grupo Obama en asuntos cubanos, Carlos Saladrigas.
Nadie debe dudar de que, como se reunió con la “oposición”, lo haya hecho con la parte que le correspondió de la dictadura, a la que le “bajó” un plan de trabajo preparado con Washington y, quizás, otros colaboradores, en el que se sugiere que, porque se pueda escuchar El Yerberito original  o Miénteme por quién mejor la cantó, se acredite que el país ha tomado las riendas del potro que lo lleva hacia “verdaderos mares de felicidad”, con los mismos asesinos a las riendas.
Lo peor es que, desde ya, algunos lo creen y lo difunden. Si el anuncio de que se puedan poner por radio a cantantes prohibidos es una muestra de flexibilidad de la tiranía, entonces el cangrejo es carne.