TRABAJADORES POR CUENTA PROPIA ¿NUEVA FUENTE DE CONFLICTOS SOCIALES?

sábado, 12 de mayo de 2012

TRABAJADORES POR CUENTA PROPIA ¿NUEVA FUENTE DE CONFLICTOS SOCIALES?
(5-9-12-5:00PM)
Por Héctor Julio Cedeño Negrín-Periodista Independiente de Cuba
La sociedad cubana se encuentra en un peliagudo estadio, de difícil clasificación. Los gobernantes cubanos no saben, cual podrá ser la solución para la actual coyuntura, económica, política y social o dicho de otra manera, ellos saben que lo único sensato sería desmantelar el presente sistema político, pero lo evitarán a toda costa, para no tener que perder; el poder, la gloria y hasta el pellejo. Es por ello que intentan vanamente encontrar otra solución, aunque evitando, perder el control sobre la sociedad y con ello, sobre la nación. 
Pero vemos, que lo que se vislumbraba como alternativa creible, para aliviar la tremenda carga, sobre el escuálido Estado totalitario, se está convirtiendo en una poderosa fuente de conflictos, que separadamente de la tremenda indisciplina que genera, puede desbaratar el mecanismo de control de la tiranía y tornarse inestable, convirtiéndose, en huelgas, manifestaciones, disturbios y revueltas callejeras. Estas serían el preludio de una potencial explosión social. Se trata nada menos, que del trabajo por cuenta propia y de los trabajadores, que se dedican a estas labores. 
La ignominia de los gobernantes, ha querido, a la par que desprenderse de miles de trabajadores que dependían del Estado, esquilmarlos y obligarlos a mantener, su gigantesco aparato represivo, burocrático e improductivo, mohoso y anquilosado, evitando además que los trabajadores cuentapropistas, puedan acumular capital suficiente, que les convierta en una alternativa económica importante, para el funcionamiento independiente de la sociedad, porque como suponen; con la libertad económica, aparecería la libertad política.  
Licencias costosísimas, con altos pagos, gravámenes leoninos y las multas exorbitantes, que deben abonar dichos trabajadores, están des estimulando la legalización del trabajo por cuenta propia y lanzando a las calles, a un ejército de mercaderes sin la debida licencia y otro ejército de cuentapropistas, que se niegan a pagar los diversos impuestos, establecidos por los organismos del Estado. De hecho, la aparición de vendedores sin la debida certificación obliga a la represión y la represión genera  descontento y provoca la explosión de la sociedad.
Así comenzó la revolución árabe de Túnez, cuando un vendedor de frutas, fue impedido de realizar su labor y se prendió fuego a la vista pública. Ese fue el detonante de la gran explosión social. Recuerdo varios años atrás, cuando por disposición de Raúl Castro, se iniciaron las vistas públicas, en varios juicios sumarísimos, incoados contra vendedores callejeros.  
En aquella ocasión, el agua se puso a punto de chocolate, como decimos los cubanos. Esto es, a punto de la ebullición. Raúl, a regañadientes, aceptó bajarle la candela al jarro y la vasija se enfrió un poco. Ahora estamos volviendo a la misma temperatura, por la mediocridad y la tozudez, del mismo individuo y de sus mediocres asesores, tan empecinados como el chino.  
Yo vivo en la zona más dinámica de la Ciudad de la Habana, a dos cuadras y media, del Capitolio Nacional, antiguo Parlamento de la República, anulado por la tiranía Castro-comunista. Este es el llamado, “kilómetro Cero”, desde donde se comienzan a medir, todas las distancias. Un área de constante movimiento de personas, en donde más se compra y se vende, en un incipiente comercio, aun mínimo y donde se encuentran apostados, cientos de policias, incluidas las tropas anti-motines, con sus uniformes negros, sus carros y sus perros pastores y donde más vigilan los Oficiales de la Seguridad del Estado y sus cámaras y por donde se mueven, constantemente decenas de carros patrulleros, militares y civiles. En otras palabras la zona más conflictiva de la Habana y donde hay más perros callejeros también. 
Cada media hora ocurre un conflicto o un incidente, un choque entre vehículos, un arroyado, una reyerta. En un ómnibus, en una cola, en una tienda, en una esquina, en un parque o en cualquier lugar. Para enterarse de las mil setecientas cosas que ocurren a diario, solo basta con pararse en la esquina, de algunas de las calles, como son, Monte, Águila, Amistad, Reina, Industria, Prado, Corrales, Dragones, el Parque de la Fraternidad, el del Curita, el Parque Central, el Boulevard de San Rafael o el de Obispo, etc. 
Esta fue la zona en que Ivonne Mayeza, Blanca Hernández, Ignacio y Aide, Sara Martha, Odalis Sanabria, etc. escenificaron, protestas que involucraron a cientos de personas, en unos pocos minutos y en la que fueron detenidas decenas de personas, muchas más, que las reportadas, porque eran parte de la población desconocida. En toda esta zona existen cientos de vendedores, unos en locales cerrados y controlados, otros en los parques, en las calles, las aceras y decenas y decenas, de timbiriches, en mucha mayor cuantía, que los que existían, en los años cincuenta y sesentas. 
En aquellos años preexistían muchos negocios, grandes centros comerciales y otros más pequeños, había tiendas, bodegas, bares, cafeterías, carnicerías, tintorerías, barberías, peluquerías, etc. Pero ahora son mini, porque los antiguos locales, se convirtieron en viviendas y los cuentapropistas, se encuentran ahora, en partes del área casera, de dos, tres o cuatro metros cuadrados, porque las casas son muy pequeñas, la familia ha crecido y no alcanza el espacio para más. 
En esta zona los inspectores, hacen la zafra extorsionando a los vendedores, para así obtener la coima o la gabela, porque como existen mil y una prohibiciones o me sobornas o te multo y vivimos los dos, porque el salario no alcanza. Pero a pesar de las constantes redadas, con inspectores y policias, se mantienen los ilegales y los que se niegan a pagar sus licencias y sus áreas y continúan vendiendo. Es algo así, como una insubordinación social.  
Escuchaba cuando una inspectora se quejaba, a uno de los Jefes; “Aquí en la calle Monte, nadie respeta los reglamentos, no obedecen. Ni siquiera hacen caso de las multas y no las pagan, ni quieren pagar el área, ni la licencia”.
Le contestó el Jefe, que andaba en una moto y al que le dicen “Barba Roja”; “Tienes que hacerte la de la vista gorda, porque esto puede provocar una explosión social. Has como que no vez nada. ¡Esa es la orden que tenemos!”
Por lo pronto controlan el humo, veremos cuando se avive el fuego.