LA VISITA DEL PAPA: OTRA OPINIÓN

lunes, 12 de marzo de 2012


LA VISITA DEL PAPA: OTRA OPINIÓN
(3-8-12-4:50PM)
Por Pedro Pablo Arenciba ( Publicado en su excelente Blog "Baracutey Cubano")
Si la visita de Juan Pablo II a Cuba en enero de 1998 fue de manera desproporcionadamente favorable a la tiranía de los Castro; esta lo será mucho más por las características y circunstancias en que la misma se llevara a cabo. Tropezar dos veces con la misma piedra es de humanos, pero no de una Institución que frecuentemente dice, con cierta vanidad, de que tiene la sabiduría de sus 2 000 años de existencia, cuando realmente han sido tantos los errores, y hasta horrores ha cometido, que solamente el ser obra divina, por su fundador, Jesús ¨El Cristo¨, y su promesa al decir ¨... Pedro: Te digo (dijo Él) que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella¨, la han mantenido en pie.

Si la negociación de la Iglesia con la dictadura Castrista respecto a la visita de Juan Pablo II a Cuba fue deficientemente llevada a cabo por parte de la Iglesia; esta visita del 2012, es sencillamente entreguista por parte de la Iglesia vaticana y por parte de la que peregrina en la Isla, así lo ha decidido gran parte de la jerarquía eclesial. Ya desde algunos años antes de la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba y desde el comienzo del mal llamado Período Especial, el pueblo cubano acudía a los templos cómo hacía décadas no lo hacía y los bautizos de manera pública se habían incrementado ostenciblemente; con la visita del Papa se incrementó por unos pocos meses la presencia del pueblo en los templos, pero después de los 6 meses de la visita de Juan Pablo II los niveles de asistencia a los templos retornaron aproximadamente a los niveles anteriores a la visita papal producto de las medidas aplicadas para ¨despapar¨ al país que llevó a cabo el régimen. Lo demás es manipulación y tratar de justificar aquella mala negociación en que los beneficios para la Iglesia fueron mínimos y consistieron en retornarle, de manera mediatizada y muy controlada, algunos derechos que el Estado Castrista le había prohibido ejercer durante décadas como fueron llevar a cabo fuera de los templos procesiones públicas y/o, en contadas ocasiones y circunstancias, poder hablar por alguna emisora provincial de radio si la diócesis ¨se porta bien¨ respecto a los mandatos de la dictadura; el día feriado de la Navidad fue ¨el gran logro¨ de esa visita, pese a que la dictadura, por motivos económicos, ya vendía en sus tiendas por divisas artículos característicos de la Navidad y hasta en los hoteles de turismo ya eran frecuente los decorados árboles de Navidad, pero sin el nacimiento, al igual que hasta el día de hoy. La tiranía tuvo el beneficio de que el mundo se abrió a ella mediante múltiples visitas de mandatarios, convenios comerciales, moratoria en las sanciones de organizaciones internacionales de los Derechos Humanos, etc.. La tiranía lejos de abrirse al mundo, prácticamente apenas se movió y en marzo del 2003 lanzó la ola represiva conocida como La Primavera Negra de Cuba contra más de una centena de opositores pacíficos en Cuba, en que 75 opositores fueron condenados injustamente a más de 20 años de cárcel como promedio.

No se le pide a la Iglesia Católica que tome posición política alguna, sino que sea fiel a su misión evangelizadora y que acompañe solidariamente al hombre en su camino, ya que que el camino de la Iglesia es el camino del hombre. La Iglesia debe de denunciar todo aquello que vaya en contra de que el hombre ocupe el lugar privilegiado que, desde la Creación, Dios le tiene reservado al hombre al ser su más valiosa obra al hacerlo a su imagen y semejanza (no igualdad); y en particular, semejante a Dios en libertad y en dignidad, dos conceptos que el Castrismo durante más de cinco décadas ha agredido, dañado y tratado de erradicar en cada cubano. La Iglesia cubana, y también la Vaticana, lo saben perfectamente bien pues el daño antropológico del ser humano en Cuba ha sido tal, que no se puede ocultar ni tampoco dejar de ver.