EL SAQUEO DEL SIGLO 21

martes, 7 de febrero de 2012


EL SAQUEO DEL SIGLO 21
 (2-5-12-4:50PM)
Por Héctor Carbonell 
Cuando Hugo Chávez fallezca, sobre su tumba se leerá el siguiente epitafio : “Murió completamente sano y dejó a su país gravemente enfermo “. Solamente el saqueo de la isla deCuba por los hermanos Castro es comparable a la devastación del aparato productivo venezolano, el robo del capital nacional y el atropellamiento de la ciudadanía que han caracterizado al gobierno de este militar cuya mayor habilidad es saber rendirse a tiempo y hacerle creer al pueblo que es un valeroso comandante.  
La vieja fórmula marxista-leninista “Crear un gobierno cada vez más grande y poderoso y convertir al ciudadano en un ser indefenso y cada vez más dependiente” ha sido rigurosamente aplicada. Cuando Hugo Chávez asumió el poder existían 14 ministerios, hoy tiene 30, máas del doble. La Administración Pública empleaba 900,000 trabajadores, cifra cercana a triplicarse en la actualidad, por supuesto el objetivo es que todos trabajen para él. 
Chávez pretende resolver los graves problemas que afectan a la sociedad venezolana estableciendo “misiones”,  para la vivienda, para la educación, para la atención médica, para el abastecimiento y ahora hasta para las niñas embarazadas. Ninguna de estas misiones ha sacado a familias de la miseria, porque las limosnas no resuelven los problemas estructurales que la causan. La única misión que ha tenido éxito es la “Misión Saqueo” que en tenebrosa complicidad con una delincuencia consentida y tolerada han esquilmado al pueblo venezolano mientras se enriquecen impúdicamente. En los círculos financieros europeos se comenta que su hermano Adán y otros jerarcas del régimen como Diosdado Cabello perdieron enormes cantidades de dinero que habían  depositado en los bancos libios.  
Pocas veces coinciden en un gobierno la corrupción, la ineficiencia, la soberbia y la ignorancia. Esta fatídica unión  ha convertido a una de las economías más solventes de América Latina en un festival de comisiones y prebendas en camino a la bancarrota. 
Después de haber disfrutado la mayor bonanza petrolera en toda la historia venezolana, supondríamos la inexistencia de deuda pública o la existencia de obras gigantescas para impulsar el desarrollo del país y sus habitantes. Desgraciadamente la deuda se ha multiplicado y la infraestructura que con mucho esfuerzo se construyó en el siglo pasado se está deteriorando por falta de mantenimiento. 
La inflación acumulada, verdugo implacable de los asalariados, se acerca precipitadamente a 800 %. El desempleo castiga al 20% de la fuerza laboral y otro 20% se encuentra sub-empleada. El desabastecimiento se incrementa mientras por cuarta vez en los últimos tres años se descubren toneladas de alimentos descompuestos en los almacenes de Puerto Cabello. Los subsidios, el control de cambio monetario y la fijación de precios han deleitado a los contrabandistas, que con solo cruzar las porosas fronteras multiplican sus ganancias exorbitantemente mientras el pueblo sufre la escasez de productos elementales. 
Veamos lo que ha sucedido con PDVSA, la empresa petrolera del Estado, que obtiene mas del 90 por ciento de las divisas que ingresan al erario público.  Su contabilidad oficial refleja una deuda de 25,000 millones de dólares, pero la realidad cuadruplica esta cantidad si tenemos en cuenta las ventas de petróleo a futuro y los préstamos  contraídos con los chinos, la deuda comercial con sus proveedores, las emisiones de bonos y las obligaciones producto de las confiscaciones, que se encuentran pendientes en el Centro Internacional de Arreglo de Disputas Relativas a Inversiones, sin incluir las que se ventilan en otros tribunales. Como si todo esto fuera poco, el gobierno le debe a los rusos miles de millones de dólares por armamento comprado para satisfacer los delirios del megalómano, que no podrá pagar sin el aporte de PDVSA, que cada vez produce menos petróleo con una nómina que crece a la par con las deudas. 
Solamente por la venta del petróleo han recibido un billón doscientos cincuenta y dos mil dólares que se han evaporado entre las ávidas manos de la cúpula dirigente, no en balde la edición 2011 de Percepción de la Corrupción sitúa a Venezuela en el lugar No. 172 de 183 países analizados. La prestigiosa publicación the Economist ha situado a Venezuela y Haití como los países mas corruptos de América. Según los cálculos del diputado venezolano Carlos Eduardo Berrizbeitia el despacho de la presidencia de Hugo Chávez, durante el año 2011, sobrepasó los 34 millones de bolívares fuertes diarios, gastados alegremente en viáticos, pasajes, prendas de vestir etc. y operativos de seguridad para el presidente y su familia. Seguramente no recuerda que en el 2009 emitió un decreto de  “eliminación de gastos suntuarios o superfluos en el sector público” o quizás fue este un anuncio solo para consumo externo. 
Aparentemente el desfalco hecho al Tesoro Nacional no ha sido suficiente para saciar la voracidad de estos neocomunistas y ahora han sacado el oro depositado en los bancos europeos y norteamericanos para situarlo en el Banco Central , según y que para garantizar su seguridad. ¡Gavilanes cuidando gallinero! 
Un país donde la impunidad jurídica para los jerarcas del régimen es evidente y repugnante garantiza el continuo saqueo de la Nación. Un juez puede ser encarcelado por sentenciar de acuerdo a derecho, como en el caso de la jueza Maria Lourdes  Afiuni (foto),  mientras otros son obligados a pronunciar sentencias ilegales para no ser destituidos o castigados, como en los casos de los comisarios Henry Vivas e Ivan Simonovis, presos por defender a los manifestantes de las hordas chavistas. Claro, en este socialismo del siglo 21 el delincuente es una víctima justiciera que trata de remediar las injusticias económicas creadas por los gobiernos anteriores, mientras que el empresario es un ladrón que explota a sus empleados y estafa al público. 
Desgraciadamente, el día que termine esta pesadilla Venezuela tendrá que enfrentar una deuda gigantesca, una delincuencia agresiva y bien armada, una población acostumbrada a las limosnas compradoras de conciencia, una industria mermada y esquilmada, de 13,000 solo quedan operando escasamente 6,000, un desempleo desenfrenado porque las inversiones fueron espantadas, una burocracia totalmente corrompida y sobretodo el aniquilamiento del espíritu emprendedor, considerado como un vicio del imperialismo en la nueva moral de estos vándalos. Definitivamente, Atila no lo hubiera hecho mejor.