DEMOCRACIA ES UNA COSA Y BORRACHERA OTRA
lunes, 26 de septiembre de 2011
DEMOCRACIA ES UNA COSA Y
BORRACHERA OTRA
(9-25-11-5:30PM)
Por Andrés Pascual
Bien, llega cualquier “intercambiado cultural a Miami”, al punto
neurálgico de la población cubana sufrida y no se le hace saber que no es
bienvenido, en poco tiempo, ningún periodista intentará sacarle alguna confesión
sobre las razones por las que apoya decididamente en la Isla al régimen; sino
que, por el espacio que se le está concediendo con el silencio permitido, que es
aceptación en el nombre aún de los más afectados por la tiranía como un
contubernio extraño hacia el régimen, en cualquier momento estos comisarios
políticos funcionarán como lo que realmente son: ideólogos con tribuna regalada
para sus exposiciones sobre los “logros de la Revolución”, en todas las emisoras
de radio y televisión de la ciudad, amén de en los periódicos.
¿Es justo proponerle eso a la población exiliada? Está bien, en
Miami existe un sector poblacional de castro-comunistas bastante grande, por el
interés de elementos de los gobiernos demócratas y republicanos en perforar al
exilio, al no eliminar el Ajuste Cubano y no supervisar cómo se otorga en La
Habana la visa de refugiado, sin ajustarla al obligado compromiso de lucha por
la libertad de Cuba, bien documentada y analizada para que no se pueda violar de
ninguna forma desde Cuba ni por la propia dictadura ni por particulares que
compren, como está ocurriendo, causas de la UMAP y del Presidio Político por
5,000 dólares y un testigo falso que declare.
Pero, por grande que sea esa población de infiltrados,
quedaditos o elementos de “callos pisados”, esta no es una plaza para acoger
enemigos de la libertad de Cuba; la ciudad no puede entregarse como plaza ganada
gratuitamente a la reacción castrista; porque es el último bastión de la lucha
contra la tiranía y todo el mundo debería entenderlo, en especial, quienes han
estado presos en Cuba y siguen luchando en el exilio, junto al guerrero
intransigente de 40 ó más años de destierro: ante el salvajismo comunista, la
borrachera democrática sobra.
En este país se ha protestado contra el ballet Bolshoi; contra
los embajadores de la cultura del régimen criminal de China cuando Bush les
regaló la condición de nación más favorecida en las relaciones comerciales; a
“tuti plem” se ha protestado aquí e incluyo el boicot a Sudáfrica para imponer
el CNA; pero tratados como intransigentes, como criminales que buscan chupar la
sangre de cada niño de la Isla, solo los cubanos, a quienes sí les han corroído
los huesos después de chuparles el tuétano.
Yo no sé si tenga razón, pero, cada vez que leo a un individuo
como Alberto Muller, proponiendo “aceptaciones civilizadas” ante el desmán
castrista en su intento por lograr la tribuna abierta de Miami con el objetivo
del zapador, que colocará la bomba de contacto basado en el reclamo democrático;
o porque le absorba la pena ante el ajeno por el “deprimente espectáculo del
intransigente mafioso”, tengo por norma no considerarlo un demócrata convencido
ni una especie de vitrina del decoro y el respeto ya casi extinguido. Para mi
son parte de la 5ta. Columna castrocomunista cuyo objetivo es destruir al exilio
que, tal vez contemple como primer paso, dispararse primero a los Van Van en un
teatro condal o en uno de los antros de Castro que por aquí existen y,
después, a Bruno Rodríguez, a Abel Prieto, incluso a Raúl Castro, en un acto
multitudinario en un estadio de la ciudad, estregándole al mundo “progresista”
la caída del último frente en las manos de la horda
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