
CUANDO SE PIERDE LA BRÚJULA MORAL
viernes, 2 de septiembre de 2011
CUANDO SE PIERDE LA
BRÚJULA MORAL
(8-30-11-5:05PM)

por Diego
Trinidad, Ph. D.
Mientras en Cuba
se producen actos de valentía y casi rebelión abierta casi todos los días de
este verano de 2011—actos que por fin son de oposición y no de la oprobiosa
disidencia—aquí en Miami, donde un grupo cada día más menguante seguimos
defendiendo la libertad de Cuba como podemos, ya que nuestras manos llevan
atadas casi 45 años, los quintacolumnistas se crecen también casi todos los
días. En su desesperación, ya que ven el pueblo de Cuba reaccionar contra el
régimen dictatorial de medio siglo de una manera que ellos no prefieren, van
acercándose cada día más a la traición. Frenados continuamente en su desaforado
afán de lograr el levantamiento del embargo económico a Cuba, lo cual en verdad
solo significa abrirle las puertas al régimen criminal a las fuentes de
financiamiento internacional—especialmente aquí en Estados Unidos—de cuyos
frutos esos mismos quintacolumnistas planean participar, ahora adoptan la
bienvenida y el abrazo fraternal a cantantes decrépitos y mediocres, como una
táctica más para lograr esa reconciliación que anhelan hace por lo menos treinta
años. Falsa e insidiosa reconciliación, pues nunca puede haber ninguna
reconciliación sin justicia. Lidiando con los satélites culturales a los que
ofrecen la mano, pero que por mucho que los consideren mensajeros del régimen
dictatorial, no lo son. Porque el régimen no cede, no cede nunca, no busca
porque no quiere, ninguna reconciliación con los que quedamos defendiendo la
libertad que Cuba merece pero que los quintacolumnistas le niegan. Ya sabemos
que ellos son buenos, que solo quieren ayudar al sufrido pueblo de Cuba, que
solo quieren evitar la violencia y lograr un entendimiento pacífico. Si, pero
cuando durante el sitio de Varsovia al final de la Segunda Guerra Mundial,
Churchill trataba de evitar que los polacos libres atacaran a los Nazis en un
acto suicida, el General polaco Anders, le contestó que sus familiares y amigos
estaban siendo masacrados en Varsovia, y que él y sus hombres preferían mil
veces morir peleando por la libertad de su patria que vivir de rodillas bajo los
bolcheviques. Esa heroicidad y esos principios no los vemos entre los
quintacolumnistas de Miami. Es una imposibilidad pedir a quien no tiene
principios que los exhiba. Pero ellos “están llenos de buena voluntad mientras
nosotros solo queremos impedir que los cubanos se unan”.
Es extraordinario
como el medio siglo transcurrido nos ha cambiado a tantos cubanos de aquí.
Porque muchos de los que le dan la bienvenida a cantantes de pacotilla, hace
poco tenían por lo menos el pudor de exigir a cambio alguna demostración de
arrepentimiento, alguna muestra de que reconocían sus errores y querían
contribuir al logro de una verdadera reconciliación. Pero ya no, ya solo
ofrecen las puertas abiertas a cambio de nada, ya solo ofrecen el sometimiento
total a un régimen vencido y agonizante. Es verdaderamente bochornoso como este
grupo de personas mayormente decentes pueden haberse engañado al punto de
renunciar a principios tan básicos sin los cuales no vale la pena vivir. Quizás
la frustración de esperar tantos años y la desesperación de no ver lo cerca que
está el final, los ha llevado a eso, por lo menos a algunos de ellos. Pero creo
que hay otros que en realidad no se engañan, que en realidad lo que quieren es
participar del botín que ven muy cerca, y que—recuerden—lo hacen por el bien del
pueblo de Cuba y por buscar una reconciliación pacífica entre todos los
cubanos.
No les crean.
Son falsos profetas. Después de mas de un siglo alabando a Martí y a la Patria
que “soñó” (aunque nadie sepa lo que Martí soñó), recuerden en vez las estrofas
de nuestro himno nacional que “en cadenas vivir es vivir en afrenta y oprobio
sumido”. Queda poco. No sucumban a los engaños y a las promesas de los falsos
profetas, de los quintacolumnistas. Los brazos se le abren y se le da la
bienvenida a quienes la merecen. No hay comunistas reformistas. No hay
socialistas democráticos. Todos son iguales en su criminalidad y SÍ, son
nuestros enemigos. No son adversarios políticos. De nosotros solo quieren
dinero. Pero de cambios, nada. Llevamos ya otros cinco años esperando que el
hermano menor los produzca. No lo hará. NO QUIERE HACERLOS. Hay enormes
diferencias entre nosotros. Sí, hay diferencia entre el bien y el mal.
Y ellos son el mal y con el mal, NUNCA, ni en mil años, puede haber
reconciliación.
0 comments
Publicar un comentario