HAY QUE AYUDAR A SONIA GARRO Y A SU ESPOSO RAMÓN A. MUÑOZ

lunes, 23 de mayo de 2011

HAY QUE AYUDAR A SONIA GARRO Y A SU ESPOSO RAMÓN A. MUÑOZ
(5-22-11-5:00PM)
Esta es la casa en que viven Sonia Garro  y su esposo Ramón Alejandro Muñoz González, en la avenida 47 # 11638 entre 116 y 118 Marianao (es la casa pintada de azul y enrejada). En esta casa se imparte a un grupo de opositores El Curso Básico de Periodismo de Nueva Esperanza. Esa casa ya es histórica, pues el gesto de  Ramón Alejandro marca un hito en la lucha contra la tiranía, por mucho que quieran rebajarlo y desalentarlo los "disidentes pacíficos".
Es necesario que todos los órganos de prensa que nos dedicamos a combatir al castrismo formemos un haz para mantener este caso vivo, que es la manera más eficaz de proteger a Ramón.
Y las organizaciones que ayudamos a la resistencia, tenemos la obligación moral de brindarle recursos para que sobrevivan y puedan expandir su trabajo.
Ramón ha dicho que de no cesar la violenta represión hacia ellos y hacia la oposición  en la isla, se encadenará a un árbol en una avenida céntrica de Marianao. Muñoz González sale a la calle con las cadenas que se ha puesto, no con el machete, que sólo esgrime cuando se encuentra solo en la azotea.
Sonia no sólo ha sido golpeada y detenida en varias ocasiones, también ha tenido que soportar el trato despectivo y vejatorio por su condición de negra (en la foto:Sonia y su esposo, el protagonista de la protesta en la azotea). En este último arresto le dijeron: "Negra, te vamos a mandar directo para Manto Negro (cárcel de mujeres) porque ya tu nos tienes cansados". A Sonia, como a todos los opositores negros o mulatos, los agentes de la Seguridad del Estado siempre les restriegan en la cara que "parece mentira, que seas negro y seas contrarrevolucionarios".

Sonia Garro Alfonso lleva años sufriendo por el color de su piel. Fue el primer expediente de su curso y el día que se graduó como Técnica en Laboratorio Clínico por ser tan prieta, funcionarios del ministerio de Salud Pública escogieron a una alumna blanca, para que subiera a recoger el diploma de manos del ministro. Una humillación que jamás podrá olvidar. En 2006, al no desistir de su actividades en favor de los afrodescendientes ni del proyecto cultural independiente que dirige con niños de barrios pobres, fue expulsada de su centro de trabajo

Tampoco ha sido fácil la vida para su esposo, Ramón Alejandro Muñoz González, mulato y profesor de danzas folclóricas, igualmente separado de su labor por su activismo social. Ése fue el pretexto encontrado por la policía para aplicarle la 'ley de peligrosidad social' y mandarlo un año a la cárcel.