domingo, 17 de noviembre de 2013

NADANDO CONTRA CORRIENTE
(11-17-13-1:50PM)
"El hombre que está nadando contra la corriente conoce su fuerza" Woodrow Wilson
Por Aldo Rosado-Tuero
Nadar contra corriente no es muy confortable y requiere una voluntad férrea y una visión distinta de la sustentada por la mayoría de la gente, que no es capaz de avizorar lo que hay río arriba, oculto por los meandros.
Lo más fácil es dejarse arrastrar por la corriente que fluye hacía el inevitable océano y muchas veces te lleva hacia el despeñadero o la peligrosa y mortal catarata.
Claro que el esfuerzo de nadar contra corriente tiene sus recompensas  cuando al final alcanzas los manantiales de donde fluye la poderosa corriente y se ve que tú tenías razón al negarte a seguir a la masa amorfa y carneril que se deja simplemente arrastrar por la corriente que los lleva al desastre.
A mí esta costumbre de nadar contra corriente no me es ajena. La practiqué desde muy joven, cuando proviniendo de una familia de tendencia política afín al autentisismo—por la rama paterna—y liberal—por la materna—escogí simpatizar con la ortodoxia chibasista; y en el terreno religiosa, con ancestros católicos, abracé la fe protestante.
Cuando Batista se apoderó del poder mediante un Golpe de Estado, yo volví a nadar en contra de la corriente que seguía mayoritariamente el pueblo cubano que aunque no simpatizaban con Batista nada hizo por evitar la toma ilegítima del poder por Batista y sus amigos y socios…La mayoría se dejó llevar por la corriente…Todo se les hacía más fácil así.
Igual me ocurrió al triunfo de la mal llamada “revolución” en 1959. A pesar de haber militado contra Batista, en dos meses ya yo estaba nadando contra corriente, oponiéndome y denunciando la influencia que estaban ejerciendo los comunistas en el nuevo gobierno “revolucionario”. La inmensa mayoría de los cubanos—incluyendo a muchos, muchísimos batistianos—nadaban plácidamente hacia el abismo, llevados por la corriente.
Luego cuando ya era un hecho la lucha armada y dura contra la tiranía castrista, volví a nadar contra corriente, denunciando el peligro que significaba poner todas nuestras esperanzas en el poderoso “amigo” que ya era famoso y se caracterizaba por traicionar a sus amigos a favor de los intereses de poderosos y “desconocidos” de una élite de banqueros internacionales con agendas ocultas en las que las ansias de libertad de nuestro pueblo no eran más que una pieza sin importancia en el tablero internacional. Pieza que podía ser sacrificada en cualquier momento, y nadé río arriba, practicando la lucha independiente, desligada de los organismos que la financiaban, pero limitaban.
El nadar todos esos años contra corriente desdeñando la mayoría que borreguilmente  se deja llevar por la corriente creada por “los hacedores de opinión pública”, me ha costado muchos dolores de cabeza, la pérdida de muchos amistades y perjuicios económicos; pero todo eso ha valido la pena, por la inmensa satisfacción que me ha producido el ver, con el pasar del tiempo, que nadar contra corriente no fue en vano y que los acontecimientos y la historia me han dado la razón y muchos de los que inicialmente me criticaron y combatieron terminaron reconociéndolo. Y sobre todo porque siempre he estado en paz con mi propia conciencia.
Por eso, hoy, ya en el ocaso de mi vida, me sería mucho más fácil, sino lanzarme al río y dejarme llevar por la corriente en la que se ha metido la gran e inmensa mayoría de los cubanos, al menos quedarme callado y contemplar en silencio la marcha de los acontecimientos que conducen al despeñadero de la catarata preparada de antemano por la que se irán a la mierda las esperanzas de redención de nuestro pueblo. Pero no está en mi naturaleza asumir esa acomodaticia y poco patriótica actitud.
Por eso otra vez voy a asumir la ingrata tarea de nadar contra corriente y utilizar mis energías y fuerzas para denunciar la gigantesca y ficticia obra de teatro que nos han montado, para llegar con la tiranía castro-capitalista de estado a un nuevo “pacto del Zanjón”  y para firmar un nuevo,  infamante y esclavizante  “Tratado de París”.
Sé muy bien a lo que me arriesgo. Tengo muy claro el poder de los enemigos que me estoy buscando. Pero ya a mi edad nada ni nadie me va a hacer cambiar y estoy dispuesto a arrostrar todas las desagradables consecuencias que mi actitud me traiga. Me juego el bienestar de mi familia, el futuro de Nuevo Acción y mi reputación construida con más de medio siglo de historia de lucha, pero nada de eso me arredra. Me acusarán de todo lo malo imaginable y usarán todos los trucos y artimañas para callarme y convertirme en una “no persona”. No soy más valiente que nadie, ni un  súper patriota, pero si soy una persona fiel a los dictados de su propia conciencia que va a cumplir un juramento hecho hace muchos años a muchos camaradas de ideales y luchas, muchos de los cuales dejaron sus vidas en el camino.
Prepárense pues amigos y enemigos, que Nuevo Acción va a venir cargado de verdades desenmascarando la gigantesca obra de teatro preparada entre el actual gobierno de EE.UU. y el raulato,con la complicidad de otros gobiernos, muchos “exiliados”, banqueros y negociantes, “carpettbagers” y “opositores” muy cercanos a la Seguridad del Estado cubana, que están dispuestos a mentir descaradamente y a prestar sus nombres para la mojiganga que se prepara.