martes, 12 de noviembre de 2013

MÁS CANOSA, REGALADO Y REMOS
(11-12-13-4:50PM)
Por Esteban Fernández
Como preámbulo a este atrevimiento mío del pasado es necesario que el lector recuerde aquel chiste de Álvarez Guedes del tipo que le rogó a Frank Sinatra que cuando le pasara por delante con su prometida lo saludara afectuosamente y al prestarse Sinatra a eso el hombre le dijo a su novia: “Chica, y ¿quién es el comebola ese que me está saludando?”... 
Bueno, este chascarrillo supuestamente me fue muy útil con Jorge Más Canosa a quien conocí por primera vez cuando yo era muy joven. Después me reuní en privado con él muchas veces, inclusive una noche estuvimos conversando hasta altas horas de la noche. Pero resulta que me lo presentaron más de cinco veces y cada vez que me estrechaba la mano me decía: “¡Mucho gusto!” y era como si jamás me hubiera visto antes... 
Demás está decirles que me cansé de esa bobería y escribí en mi columna en “La Prensa de Los Ángeles”: “De nuevo visita la ciudad el dirigente de la RECE Jorge Más Canosa y les ruego a todos sus amigos que NO ME LO PRESENTEN MÁS, ya lo han hecho muchas veces y obviamente él no me quiere reconocer”... 
Como es natural alguien le enseñó mi escrito y parece que le hizo gracia y en el acto público intentó darme una lección y cada vez que me pasaba por el lado en tono jocoso me decía: “Estebita, mi socio ¿cómo tú estás?” Y me sonaba un caluroso abrazo...Fueron cuatro abrazos. 
La quinta vez él estaba en la cantina rodeado de seguidores, repitió el pujo y me dijo: “Estebita, que alegría de verte, ven para acá ¿quieres tomar algo?” Obviamente me estaba tirando a coña. Lo miré y me dirigí a sus acompañantes y les dije: “Caballeros, por favor ¿quién es el verraco este que cada 10 minutos me está saludando?”... Y todos, incluyéndolo a él, soltaron sonoras carcajadas. Desde luego, de ahí en lo adelante me reconoció eternamente. 
Y la segunda falta de tacto y cortesía de mi parte sucedió cuando “La Voz de Cuba” trajo de Miami para participar en un acto a Tomasito Regalado y a Ariel Remos. Tomasito se quedó en la residencia de Tony Fernández y Ariel en mi casa. Tomasito se salvó porque Tony lo llevó a un montón de lugares turísticos como Disneyland.  
Mientras tanto el pobre Ariel se dio tremendo embarque quedándose conmigo. Hasta las tres de la mañana yo lo mantenía despierto conversando de Cuba. A última hora le dije: “Señor Remos ¿quiere que lo lleve a algún lugar?” Y humildemente me dijo: “No chico, sólo llévame al recién estrenado Hotel Bonaventure, vamos al lobby por unos segundos porque mi familia me pidió que fuera allí y les recogiera unos “brochures” o folletos, no sé para que los quieran”.
Ese fue el único "entretenimiento" que le brindé durante su estancia en mi casa. Un día parece que ya estaba aburrido y me dijo: “Esta noche no vamos a hablar, simplemente consígueme una guitarra que te voy a cantar algo”...
Pero el hombre tenía tremendo sentido del humor y cuando lo llevé al aeropuerto le dije: “Ariel disculpe que sólo vino para hablar de la libertad de Cuba conmigo y para brindarnos su bello discurso en el acto”... Me miró, se rió y me dijo: “No te preocupes, yo me voy en el mismo avión que Tomasito, y en el viaje le pregunto ¿cómo es California? y le pido que me enseñe algunas fotos de Los Ángeles”...