viernes, 29 de noviembre de 2013

ASÍ SE NAVEGA EN EL MAR DE LA FELICIDAD DE CUBA-VIII
¿QUÉ NOMBRE LE PONEMOS A SU DIFUNTO PADRE?
(11-29-13-2:00PM)
Por, Reinaldo Cosano Alén 

LA HABANA, Cuba, noviembre, www.cubanet.org -Tomás Núñez, un habanero de 62 años, necesitó copias de sus dos divorcios, disueltos mediante juicios en el Tribunal Municipal Popular de Plaza: “Me presenté a recoger las copias. La secretaria no pudo hacerlas porque ‘los archivos están destruidos’. Vi la habitación con expedientes amontonados sobre el piso, estropeados, cebándose en ellos la humedad, las polillas, el abandono”. Núñez marchó a los Estados Unidos sin las copias de divorcio que nunca obtendrá.

Una señora de Santiago de Cuba -llamémosle X- presentó solicitud de subsanación de error en la Oficina del Registro Civil. El segundo nombre del padre, fallecido, no coincidía. Quería liquidar unos bienes inmuebles heredados para solventar gastos en el exterior, pero el notario remarcó la incongruencia: “No podemos cumplir su solicitud –le dijo-. El Libro de Registro está muy deteriorado, le faltan hojas. 

En susurro, repuso X: “Necesito arreglar ese papel. Ayúdeme, y se lo agradeceré”. Entonces el funcionario extrajo un modelo de su buró, lo rellenó y llevó a otra oficina, no sin antes preguntar a X: “¿Qué nombre le ponemos a su difunto padre?”. Finalmente, le entregó el documento, ya listo. Un sobre con diez euros quedó discretamente olvidado sobre el buró.

Félix González, profesor residente en La Habana del Este, se queja por demoras en la entrega de documentos: “Solicité una inscripción de nacimiento en el Registro Civil de Guanabacoa. La obtuve al mes. El Libro estaba poco legible y deteriorado por insectos, humedad, falta de ventilación, sin climatización, ni usar desinfectante. En el Registro de Campo Florido hay murciélagos”. 

La ciudadanía invierte mucho tiempo y recursos para obtener certificaciones de nacimiento, jubilación, traspasos de propiedad o cualquier otro documento. Se ha vuelto solución mágica la presentación de tres testigos -reales o ficticios- que avalen la pérdida. Una salida por la puerta falsa.

Hay reducción de empleados en notarías, justo cuando más se necesita este servicio para nuevas gestiones del trabajo por cuenta propia. Los archivos de ministerios y demás dependencias oficiales carecen de archiveros, especialmente en provincias y municipios.

Muy lamentable es la destrucción de gran cantidad de documentos de inapreciable valor histórico, en Gibara, provincia de Holguín. Un funcionario quemó gran parte de documentos y publicaciones de varios siglos por considerarlos papeles viejos. 

El Archivo Nacional de Cuba se fundó en 1840, al recoger los Archivos de las Ordenanzas, de 1569, y de la Real Hacienda. Plausible labor de salvaguarda. Aparecen registros de sucesivos gobiernos coloniales y republicanos, política, cultura, ciencia, guerras libertarias, ataques de corsarios y piratas, alzamientos de esclavos, represión, actas notariales, mapas, planos, caricaturas, grabados, publicaciones periódicas, libros, bandos, haciendas, sesiones de las Cortes españolas, gacetas oficiales de La Habana, registros de derechos autorales y otras mil facetas del devenir histórico.

El Sistema Nacional de Archivos colocó a nuestra isla entre los más avanzados del mundo. Hubo siempre gran celo por la preservación patrimonial, desde la colonia. Lamentablemente, entró en acelerado declive durante el último medio siglo, por falta de previsión, competencia, recursos, voluntad oficial, lo cual pone en precaria situación nuestra memoria histórica.