NO LO DIGO YO, AUNQUE…

sábado, 3 de noviembre de 2012


NO LO DIGO YO, AUNQUE…
(10-30-12-4:40PM)
Por Andrés Pascual
Lo copié del blog de Rebeca Monzó Mieres “Por el ojo de la aguja”, reproducido en “Voces Cubanas”, otro blog que se edita en Cuba por blogueros que residen allá. El título es “Racismo a la inversa” y fue publicado el 18 de enero de este año:
“En el año mil novecientos sesenta y tres, en que salí electa Lucero del Carnaval de La Habana, entre las finalistas no había ni una sola negra, ni tan siquiera una mulata. El jurado revolucionario se percató de este fallo y sacaron a una linda muchacha blanca y en su lugar subieron al podio a una hermosa mulata, pero con un fuerte acné juvenil que le afeaba el rostro, precisamente por lo cual ya había sido descartada.
Por otra parte, es de algunos conocido, que cuando nuestro país preparaba a los posibles cosmonautas, para volar en las naves soviéticas, seleccionaron dos candidatos uno negro y uno blanco. Para ser honestos, según nos cuentan personas que estuvieron involucradas en su momento, a esta misión, el segundo era el mejor preparado y el que más condiciones reunía, pero la elección oficial se inclinó por el primero. Todos conocen el final de esta historia.
Ahora bien, han pasado ya muchos años, estamos en pleno Siglo XXI, y la semana pasada el hijo de una amiga mía acaba de ser discriminado por la profesora de su escuela, debido a su piel nacarada. Era una competencia a nivel municipal y la maestra, ante la incertidumbre de que alguno de sus propuestos candidatos fallara, nombró a un tercero, el niño de marras, una lumbrera, uno de esos que se salen de la norma. Pues bien, llegado el día, los tres se presentaron, acompañados de sus respectivas madres ante la maestra que los esperaba en el antiguo Instituto de la Habana, lugar del encuentro. Como ningún alumno falló a la cita, ella prefirió elegir al negrito para no ser cuestionada, dejando al otro niño confundido y frustrado. De más está comentarles lo que mi amiga, con toda razón, le dijo a la maestra. Díganme si estoy equivocada y esto no es más que racismo a la inversa”.
Bien, ¿Cómo se come esto, con cuchara o con tenedor? Si quiere contradecirla tiene que darse una vuelta por La Habana, porque no está ni en Hialeah ni en El Doral, así que…
Nunca creí en lo del “castrismo racista forma tradicional”, sino en el esclavista, tradicional o nuevo, es decir, esclavizando tanto a “los niches como a los macris”.
Sin embargo, siempre tuve la impresión de que el “gobierno robolucionario” era muy cuidadoso con los negros del país: por una parte la población penal negra siempre fue muy superior a la blanca (hoy no sé por dos cosas: los pocos blancos cubanos participan en tantos delitos como los negros y, de especial atención, la mayoría es de “capirros”, o sea, persona cuyo padre o cuya madre es de raza negra).
Previendo cierto malestar dentro de la población negra, con la que se pretendía desequilibrar la población nacional desde el mismo primer día, se crearon organismos parásitos como el INDER y CULTURA, o ineficientes como la ENFERMERÍA, además de desproporcionada de acuerdo al requerimiento del organigrama de la medicina, para contentar a negros y a negras.
Desde principios de los 70´s hasta 1980, se llevó a cabo una política secreta para disminuir a la población blanca, consistente en imponerle por convencimiento a muchas madres, la tenencia de uno o dos hijos a través de la afectación de las Trompas de Falopio.
Con la creación de los Círculos Infantiles durante los 60´s y otros ganchos creados al efecto, se invitaba a las mujeres negras a hacer como que trabajaban, pero el objetivo era buscar que parieran como negras africanas hasta llegar a lo que se tiene, que no lo explica algo mejor que observar al grupo social reunido en cualquier parte.
El castro-comunismo ha tenido más éxito en la construcción del “negro nuevo” que en la del hombre de igual factura: los negros nacidos o criados en el período de estos 54 años odian al blanco por imposición de criterios y, como la tiranía logró dirigir ese odio hacia el blanco que se le opuso hasta 1985 aproximadamente, con diana en los americanos que lo apoyaron, pues por eso hubo tan pocos en la oposición armada y tantos en cualquier brazo sicario o genízaro del castrismo.
El nuevo entorno racial cubano se refleja en la propia disidencia, en la que, posiblemente, haya más negros que blancos.
Esa conformación de los grupos llamados opositores pacíficos, además de nueva es rara, porque es difícil explicarse la política de ofrecer “la otra mejilla” ante la galleta en los negros disidentes, cuando en el bando opuesto, linchador y progromista, son fieras contra sus propios iguales.
¿Por qué hay tantos negros en la disidencia opositora hoy? Pudiera decirse, en primer lugar, que en Cuba hay más negros que blancos y yo lo creo desde hace más de 20 años, segundo, que también creo, porque la tiranía los tiene ahí (no a todos, desde luego) para que cumplan una tarea más.
Viéndolo bien, nadie sabe cómo le entra el agua al coco en el caso cubano, pero, en lo que se debe estar claro es en que, desde el primer día, el negro, despojado de cualquier influencia política y sin importarle mucho los conceptos libertad, soberanía o democracia, acondicionado a apoyar “al que lo proteja”, en este caso, que le de la fuerza moral, es un elemento de Castro en mayoría, aunque coma poco o no coma, a fin de cuentas, esos jóvenes con peinados tipo “rasta” sin conocer qué significa el término, gozan más (lo he visto) con meterle una nalgada a la novia de un blanco, fajarse con él y, cuando llegue la policía, echarle la grada arriba con “estaba hablando mal de Fidel” y el genízaro, sin averigur, llevarse preso “al blanquito gusano”. Eso también está pasando allá.