LOS OTROS COHETES DE OCTUBRE Y EL VERDADERO FINAL DE LA CRISIS-FINAL

jueves, 29 de noviembre de 2012

LA HISTORIA EN LA MEMORIA
LOS OTROS COHETES DE OCTUBRE Y EL VERDADERO FINAL DE LA CRISIS-FINAL
(11-20-12-5:00PM)
Por Diego Trinidad, Ph.D.
La Crisis, como ahora se sabe, sobre todo después de la reciente publicación del libro The Fourteenth Day: JFK and the Aftermath of the Cuban Missile Crisis, escrito por el historiador David Coleman, no terminó el 28 de octubre.  Este fascinante libro, basado en las grabaciones secretas desde el 29 de octubre hasta abril de 1963, incluye detallados relatos de todas las negociaciones para, primero, verificar que los cohetes rusos se retraban de Cuba, y segundo, para también retirar los bombarderos rusos IL-28 de Cuba.  Habían discrepancias sobre si estos aviones, considerados obsoletos, pero con un alcance de 800 millas y contando con seis bombas atómicas, lo cual Estados Unidos ignoraba y consecuentemente Rusia podía haberlas mantenido en Cuba en secreto.  Esto, junto con la presencia de cohetes tácticos (Lunas y FKR) en Cuba y su posible permanencia, ha sido tema de actualidad desde que la autora Svetlana Savranskaya revelara que los rusos quizás habían considerado dejarlas en Cuba.  Pero sobre todo después que Khrushchev recibió la famosa “carta del Armagedón de Castro el 27 de octubre sugiriendo un ataque nuclear de Rusia a Estados Unidos si Cuba era invadida, si en algún momento consideró esta posibilidad (lo cual yo dudo en extremo), la descartó cuando se dio cuenta de la demencia de Castro. 
La cuestión de la verificación de la retirada de los cohetes rusos de Cuba es crucial y así lo fue en aquellos días.  La presión de los militares americanos sobre Kennedy por el enorme peligro de los cohetes, ahora posiblemente operacionales si no se verificaba su retirada de Cuba era casi intolerable.  El peligro existía de hecho.  Y como Castro se negó rotundamente a permitir inspecciones en Cuba por nadie, incluyendo la ONU y la Cruz Roja ¿cómo verificar la retirada de los cohetes?  Solo había dos formas y las dos eran muy riesgosas.  Una era con los vuelos de aviones U-2 sobre Cuba.  Pero las fotos tomadas por los U-2, aunque revolucionarias en aquel tiempo, no eran lo suficientemente detalladas para asegurar que los cohetes ya no estaban.  Mucho menos podían descubrir si los cohetes habían sido escondidos, como muchos críticos clamaron, en cuevas en Cuba.  Además, y más importante, ya un U-2 había sido derribado el 28 de octubre. ¿Cómo asegurar, sobre todo con la posibilidad de que las bases de cohetes SAM (superficie-aire) quedaran en manos cubanas, que esto no sucedería otra vez?  La otra era de utilizar aviones supersónicos en vuelos a baja altura (200 pies) para conseguir fotos más detalladas.  Pero en esto había aún más riesgo, ya que las baterías anti-aéreas sí estaban controladas por los cubanos y ya desde el 28 de octubre estaban disparando contra estos aviones de reconocimiento.  Eran muy rápidos y era casi imposible para las baterías anti-aéreas impactarlos, pero las probabilidades aumentaban con muchos vuelos diarios sobre Cuba.  En definitiva se utilizaron ambas formas, pero nunca se supo absolutamente que los cohetes habían sido retirados. 
Lo más que se logró fue que los rusos permitieran a los barcos americanos fotografiar los cohetes cubiertos por lonas en sus cubiertas, las cuales se levantaban para “enseñar” los cohetes.  Pero nadie los inspeccionó físicamente y los barcos rusos no fueron abordados.  En definitiva, Estados Unidos aceptó la retirada de los cohetes rusos de Cuba, pero más un acto de fe que una razón comprobación de hecho.
Los bombarderos IL-28 se retiraron de Cuba el 20 de noviembre y ese mismo día la cuarentena se levantó.  Pero sobre los cohetes Luna (la presencia de los FKR nunca se detectó; solo se sospechó), los cuales los militares americanos estaban convencidos que contaban con cabezas nucleares, y sobre las tropas rusas—42,000 en total, nada se hizo.  Kennedy sencillamente decidió dar por terminada la Crisis con la retirada de los IL-28 (los cuales en realidad no se retiraron hasta fines de diciembre) y confiar en Khrushchev.  Pero esta imposibilidad de verificar la retirada de los cohetes tuvo una consecuencia inesperada, sobre todo para Cuba.  Como eso era una parte esencial del entendimiento entre Kennedy y Khrushchev, y como no se cumplió, la garantía de no invasión también quedó invalidada.  Que esto se entienda de una vez por todas.  No hubo ninguna garantía de que Estados Unidos NO invadiría a Cuba como resultado del final de la Crisis.  Por lo menos no a finales de noviembre cuando la Crisis “oficialmente terminó.  La garantía de no invasión no se produjo hasta 1970, cuando el Asesor de Seguridad Nacional del Presidente Nixon, Henry Kissinger, acordó con el Embajador ruso Dobrynin—por escrito—ofrecer esa garantía a cambio de incluir en el acuerdo que a los rusos se le prohibía la introducción de submarinos nucleares en Cuba, además de cohetes.  Así terminó realmente la Crisis.  Pero este acuerdo por escrito nunca fue ratificado por el Senado y nunca se ha revelado.  De manera que al final, seguimos en las mismas.  Todavía no se sabe como terminó la Crisis de Octubre.
Una nota final y una gran ironía.  Khrushchev introdujo los cohetes en Cuba como parte de una jugada para ganar la Guerra Fría, eso es verdad (aunque no es generalmente aceptado), pero su motivación principal no fue, como ha pasado a la historia, proteger a Cuba ni garantizar la revolución, aunque eso fue lo que sucedió y así ha sido por medio siglo.  No, lo principal para Khrushchev era resolver el problema de Berlín, consiguiendo que los aliados se retiraran de la capital alemana.  No lo consiguió.  Pero por otro lado, Berlín nunca más fue un tema de discordia entre Estados Unidos y Rusia.  Un clásico resultado de la Ley de Consecuencias No Intencionadas.
ALGUNOS COMENTARIOS ADICIONALES 
Difícil como parezca, todavía hay mucho que escribir sobre este tema, mi favorito en toda la historia de Cuba y sobre el que llevo 45 años investigando y escribiendo.  No solo existe ese acuerdo por escrito firmado en 1970 y que se ha mantenido secreto—no se sabe cuando, o si en algún momento, se revelará—sino que hay otras ramificaciones que todavía no se han explorado del todo.  Hay varios otros aspectos de la Crisis que los interesados en el tema deben tener siempre en cuenta, y esto es el contexto del mundo de 1962 comparado con el presente.  Por ejemplo, en un reciente—y excelente—documental sobre la Crisis, Cuban Missile Crisis: Three Men Go to War, presentado en PBS el 22 de octubre pasado, el escritor Michael Dobbs (One Minute to Midnight, el mejor libro sobre la Crisis), señala que en 1962, enviar un mensaje codificado desde la embajada americana en Moscú al Departamento de Estado en Washington, tomaba ¡12 horas! las cuales incluían un viaje de 15 minutos de la embajada a la oficina de Western Union en Moscú—en bicicleta.  No había comunicación directa entre la embajada y el Departamento de Estado y se demora horas en codificar y decodificar el mensaje, además de horas adicionales en transmitirlo por teletipo.  No existían ni siquiera las líneas directas seguras, mucho menos los telefaxes o computadoras.  O sea, las comunicaciones eran muy primitivas, pero los eventos de la Crisis se sucedían en tiempo real  ¿Cómo tomar decisiones en minutos cuando obtener la información tomaba horas?
De la misma manera, hay que entender las dificultades casi increíbles que los líderes, sobre todo Kennedy, tenían que enfrentar cuando se ignoraba que habían submarinos con torpedos nucleares cuyos capitanes no sabían lo que sucedía en la superficie porque no podían comunicarse con Moscú (se enteraron del fin de la Crisis el 28 de octubre cuando uno de ellos fue forzado a emerger por el acoso de los destroyers americanos, lo cual casi provoca al capitán a disparar uno de los torpedos).  O peor, que habían cohetes tácticos con cabezas nucleares, los cuales sin duda alguna (a pesar de la prohibición de Moscú) hubieran sido utilizados contra tropas americanas en caso de una invasión.  Un emplazamiento de cohetes cruceros FKR en Mayarí Alto, nunca descubiero, podía lanzar uno de estos FKR a la Base Naval de Guantánamo y vaporizarla en ¡dos minutos!  ¿Cómo juzgar a Kennedy por no ordenar acciones militares con estas consecuencias—que se conocen hoy, pero no entonces?  Sin embargo, por ejemplo, yo todavía considero que bombardear las bases de cohetes en Cuba, especialmente bombardear al menos la base de SAMs emplazada en Banes, desde donde se lanzó el cohete SAM que derribó al U-2 americano el 28 de octubre, no hubiera tenido consecuencias mayores.  Pero ¿cómo saberlo?  Pero estas decisiones siempre han tenido que tomarse en la historia bajo situaciones similares.  Pero se han tomado.  Algunas han tenido graves resultados.  Otras han evitado resultados peores.  En fin, esto es la esencia de lo que se requiere en un líder.  El punto es que no es tan simple decir que Kennedy actuó indecisamente o peor, cobardemente.  Ese tipo de juicio moral se debe evitar porque casi cualquier decisión equivocada tenía consecuencias terribles.  Kennedy probablemente actuó (o no actuó) como el juzgó era lo mejor, y en realidad, no se puede discutir mucho sobre los resultados de su actuación.  ¿Qué podía haber hecho más por presionar a Khrushchev digamos para que abandonara completamente a Cuba o suspendiera todo tipo de ayuda a la isla?  Probablemente. ¿Qué fue el ganador en la Crisis?  Claro que no, no hubo ningún ganador, excepto que todos ganamos porque se evitó una guerra nuclear.  Pero si hubo perdedores.  Khrushchev fue en más prominente, excepto por todo el pueblo de Cuba.  Con la garantía para la revolución que resultó del entendimiento entre los dos líderes que puso fin a la Crisis, los cubanos fueron condenados a padecer el régimen castrista por medio siglo.
Hay más, mucho más.  Un tema que no ha sido explorado por nadie que yo sepa, excepto por mí en mi disertación doctoral hace 40 años, es el efecto que las tropas rusas en Cuba tuvo al “liberar” a 30,000 milicianos castristas para “limpiar” al Escambray de opositores al régimen.  Es verdad que las tropas rusas estaban acuarteladas y apartadas de la población, y es verdad que Castro contaba con quizás 200,000 milicianos o tropas regulares en 1962 para reprimir la oposición.  Pero el hecho cierto es que hasta que las tropas rusas llegaron a Cuba, la “limpieza” del Escambray( foto) no se puso en práctica.  ¿Alguien puede dudar que las tropas rusas, sobre todo comandadas por el represor de la rebelión popular de Novocherkassk (en junio de 1962), el General Pliyev (una de las razones que Khrushchev lo nombró para comandar todas las tropas rusas en Cuba), no hubieran aplastado cualquier rebelión popular similar en Cuba?  Mientras tanto, desde entonces—fines de 1962—nunca más hubo una oposición activa de miles de cubanos contra el régimen, y eso también fue un resultado indirecto de la Crisis.
Finalmente, hay que considerar en detalle (mucho más de lo que puedo hacer ahora) la actuación de Khrushchev durante la Crisis, o más bien, la falta de actuación del líder ruso.  Se equivocó al jugárselo todo basado en su apreciación de que Kennedy era un líder débil y se plegaría a sus amenazas y chantaje nuclear de ser presentado con un fait acompli de cohetes operacionales en Cuba ¿Pero por qué no tomó ninguna decisión cuando Kennedy lo confrontó con un ultimátum de retirar los cohetes de Cuba cuando fueron descubiertos?  Podía, por ejemplo, como muchos en la administración, empezando por Kennedy pensaban, haber actuado en Berlín.  O al menos podía haber amenazado con hacer algo en Berlín.  Pero nada hizo.  Se quedó como paralizado por la actuación, para él, enérgica e inesperada de Kennedy, cuando los cohetes fueron descubiertos.  ¿Sería porque fue él quien se acobardó? Definitivamente hay evidencia de su terror al enfrentar la probabilidad real de una guerra nuclear que él sabía muy bien que resultaría en la destrucción total de Rusia debido a la gran inferioridad entre los dos países en cohetería intercontinental. Pero un gran apostador como Khrushchev ¿no hacer nada en respuesta al ultimátum americano?  Después de todo, Kennedy era quien carecía casi de alternativas salvo ordenar un ataque aéreo a las bases de cohetes en Cuba.  La pasividad de Khrushchev fue tal que es por eso que se lamenta que Kennedy no lo presionó para resolver de una vez por todas el cáncer que Cuba ha sido para el mundo en 50 años.  En resumen, estas consideraciones y preguntas sin respuesta son las que muestran todo lo que hay por investigar y por escribir sobre la Crisis de Octubre.  En algún tiempo, quizás intentemos cubrir algunos de estos tópicos a mayor profundidad.