PALABRA CONTRA PALABRA…

miércoles, 24 de octubre de 2012


PALABRA CONTRA PALABRA…
(10-23-12-5:30PM)
Por Andrés Pascual
Si mañana alguien me dijera que Daisy Granados mató a Martí yo no lo dudaría, porque, ¿Quién puede asegurar que no?
Claro, lo que dije antes es una locura de acuerdo al “cristal con que se mire”, o una posibilidad de acuerdo a cómo ha negado en público que no golpeó a la coreógrafa Juanita Baró ni ofendió con mil y un improperios a Teresita Mayans.
Daisy Granados es otra castro-comunista gusana (que lo son de verdad), que no tuvo en cuenta “la dialéctica”, a partir de que las cosas están en constante cambio y movimiento, a veces disgustándonos o “haciéndonos daño”, entonces ni se imaginó lo que pasaría “después”, con responsabilidad directa de la satrapía y del Califa, que se lavaron las manos y la dejaron sola ante “el monstruo de las mil cabezas”, es decir, del pueblo de Cuba exiliado, acaso lo que queda de aquella nacionalidad, más una porción inferior a la mitad de la población en la Isla.
Hoy cualquiera sale “al extranjero”, a fin de cuentas, ese éxodo protegido por el Ajuste Cubano es la avanzada de la horda contra el exilio, sin embargo, para poder viajar durante los sesentas, había que “comer candela” y Daisy fue a España a rodar un relato de El Desafío ¡Por algo sería! Y Pastor era tan come-candela como ella y, sus padres (los de él), en La Palma, ni se pregunte…
Por acá, extensión ampliada de “allá”, hay quienes no aceptan la acusación contra la actriz, entonces arremeten chusma y solariegamente para probar su inocencia: en todos los casos, “se fabricó” y ninguna de las víctimas tiene credibilidad.
Para estos hijos del “DESMADRE AJUSTADO”, que cuando llegan a tierra americana y prueban la esencia irreductible del exiliado es que entienden que nunca estuvieron contra Castro ni si tuvieron que pedir limosnas, las historias siguen siendo como las cuenta la tiranía. Lo peor es que ese elementajo conforma la mayoría del pueblo de la Cuba de hoy, tanto en el país como en la Comunidad Económica del Exterior.
No creen que Daisy agrediera a Juanita o a Teresita, pero aceptan, denuncian y promocionan, sin pruebas, la culpabilidad de Posada Carriles. Hasta sueltan en cualquier lugar que “el tipo lo dijo”, únicamente con la cara de cemento que nacen 7 de cada 10 en Cuba desde 1959, se puede hablar así.
Como prueba de que solo les interesan “los lineamientos del G-2”, pues nunca se refieren a Arocena, que ni conocen, porque el Granma, Max Lesnick, Inmundo y todo ese bajo mundo, no lo tienen en agenda cantaletosa vaya usted a saber por qué.
Este elemento quintacolumnista pudiera crecer si los americanos se ponen a comer mierda con “el cambio” que le hicieron a la tarjeta blanca, que mantendrá en carácter de propiedad sin defensa ni beneficio a profesionales, deportistas, ex castro-comunistas que conozcan cuentos infantiles para dormir a oficiales FBI o CIA, buenos solo para devengar salarios superiores a 70,000 en cuanto Instituto de Estudios sobre la recuperación de los Derechos Humanos de un país en el que ayudaron a descabezarlos, o desde esa extensión de Radio Rebelde que es Radio Martí o la emisora televisiva de igual nombre.
En Cuba está esperando una oleada superior a la de Guantánamo y los años posteriores hasta hoy, que pudiera emigrar vía un tercer país hasta llegar aquí y acogerse a los beneficios del Ajuste Cubano, después, viajar al feudo semanalmente con el dinero ganado en Miami.
Para tamaña empresa, si la tiranía tiene que “ponerse con dinero” para visas o pasajes lo va a hacer; a fin de cuentas, será la mejor forma de introducir a sus agentes terroristas y de sacar de circulación nacional, con la anuencia popular por “beneficios personales”, a muchísimos de los “disponibles que tienen, enemigos fácilmente identificables de la libertad de Cuba, del capitalismo y de los Estados Unidos.
El caso Daisy Granados solo es uno de lo que nos espera. No sé si, por lo débil que estamos, pudiéramos enfrentar semejante acometida con éxito ni relativo; aunque, a decir verdad, confío en que Romney nos haga un buen regalo de Navidad.