LOS “EXILIADOS” DEL NUEVO HERALD

jueves, 6 de septiembre de 2012


LOS “EXILIADOS” DEL NUEVO HERALD
(8-29-12-5:10PM)
Por Andrés Pascual
Bueno, no lo son únicamente del libelo de la Bahía, también del editor de un blog “flojo y subidito de sucal”, que alguna vez fue empleado de la sucursal del Granma y lo botaron con la justificación de que “cobraba en otro lado sin autorización”; aunque la gente quiso darle una vuelta patriótica por anticubana (nunca lo creí) hasta se armaron defensas y protestas, el elemento en conflicto no era lo suficientemente “fino” como para actos de ese tipo, que cualquiera no los merece.
Cada vez que el Herald señala a alguien en Cuba como “posible sustituto”, en menos de seis meses explota  con acusaciones que pueden ir desde “enriquecimiento ilícito” hasta escándalos de orden social, ya ocurrió con Aldana y con Lage, incluso con Robaina y Pérez Roque.
Si bien estos “sabuesos” detrás de la tiranía son malos para predecir, son inmejorables para fallar el pronóstico o la exclusiva que quieren imponer, a pesar de que, por lo general, se basan en “fuentes confiables muy cercanas a la familia”.
Capaz de competir con ellos en el expendio de certificados de defunción fidedignos, solo Carlos A Montaner, que dispone de un “ejército de socios” dentro del Buró Político,  de las Fuerzas Armadas y hasta del DSE que se lo soplan todo, menos lo que se necesita saber que no sean mentiras.
Yo, que no conozco a nadie que me informe dentro del feudo, tengo aquí un amigo que me basta y me sobra: Marzo Fernández es la única voz con autoridad para dar ese tipo de información, o comentar con agudeza realista y premonitoria asuntos tan sensibles como para que un tal Juan O Tamayo, Wilfredo Cancio o Montaner los manejen y alguien pueda creerles.
Ahora se quedó la hija de un tal Marino Murillo (en la foto: Glenda Murillo y su padre Marino) y, lo que se ha hablado en esos círculos de defensa de la tiranía creando confusión es tan ridículo, que saben hasta que el tipo lloró cuando recibió la noticia, sin embargo, algo me dijeron hace tiempo, porque no voy a ser el único que haya vivido 30 años bajo la tiranía y no pueda poner aunque sea una: el individuo tal vez lloró, pero, para conocerlo “de buena tinta” hay que haber estado dentro del despacho de algún  “cocotú peligroso”, porque ese tipo de noticia se la daba al doliente el propio Fidel, ayer; o Raúl hoy y no con buena cara, si la joven se fue porque se hastió de tanto lujo personal ante la miseria ajena, o porque no le cree a la dictadura lo que dijeron sobre la muerte de Payá nadie pudo ver llorando a Murillo, pero yo aseguro categóricamente que se meó y se cagó y no tengo vecinos como “fuente fiable” ni contactos en ningún lado.
Bueno, ya el Herald firmó el certificado de defunción política de Murillo, menos por lo de la hija, que todos tienen uno-a fuera de Cuba en fase de comunidad (nadie sabe qué tipo de ayuda le pueden llevar a sus queridos familiares que dejaron detrás cuando regresen, como hacen todos, al año y días de estar fuera), sino porque lo proclamaron Zar de las Reformas, incluso posible sucesor del segundón en todo, con lo que, además de subirle a título personal el logro a la jugada, lo incluyeron en el grupo de defenestrados del partido, lo que nadie debe dudar que pueda suceder en cualquier momento, desde que a Tamayo se le ocurrió colgarle los grados que nadie ha visto a las charreteras de este otro bandolero castrista.
No solo han copado a Miami con la mierda de la comunidad, sino con su descendencia, para asegurarse inversiones que le posibiliten, más que riqueza, el debilitamiento de Estados Unidos y la desaparición total del exilio anticomunista cubano.
Por mucho que me esfuerzo, a pesar de que entró por la frontera, a pesar de la aplicación del ajuste cubano, a la joven recién llegada no puedo clasificarla como “fina”, porque no hago el papel de comemierda ni si me matan, además, ni recibo ni quiero dinero contaminado que me obligue a decir lo que no pienso que, de una y mil formas, beneficie a la tiranía y al ejército de comunistas disfrazados que inundan el espectro miamense, para dar la impresión de que el régimen, por otro envío de marca registrada, “implosiona”.