LA NOTA ORNITOLÓGICA

domingo, 23 de septiembre de 2012


LA NOTA ORNITOLÓGICA
(9-19-12-9:20AM)
Bella flor plantada en uno de los aviarios de Aldo Rosado-Tuero para deleite de las aves que lo habitan y especialmente de los "Aparecidos de San Diego" (Red Legged honeycreepers) que son chupadores de néctar.( Fotos © Aldo Rosado-Tuero)
Por Aldo Rosado-Tuero
Algunos conocidos creen que tengo mi colección de aves exóticas como un negocio. Nada más lejos de la verdad. Si bien es cierto que cuando era importador comercial gané buen, pero muy buen dinero, la cría de aves exóticas no es rentable.
Por ejemplo, en  una pareja de Aparecidos de San Diego, por la que pagué $ 460.00 US dólares, invierto mensualmente entre $ 60.00 y $ 70.00 USD; unos $700.00 u $800.00 dólares anuales, en  alimentos, suplementos vitamínicos etc (compra de gusanos y larvas, gran cantidad de frutas diarias, tanto para que las coman frescas, como una gran cantidad para dejarlas pudrir con el fin de que se llenen de "guasasitas", o moscas de las frutas de la que se alimentan esas aves, en especial cuando tienen crías, más pellets de frutas, y néctares pre-preparados). Todo eso sin ponerle precio a mi tiempo. Con buena suerte y muchos cuidados, esa pareja me podrá dar una parejita de pichones, que no se venderá en más de $ 400.00. Como se ve fácilmente hay el 50 % de pérdidas.
 
Dos fotos del mismo nido dentro de un aviario plantado. A la izquierda, el nido; a la derecha--la foto fuera de foco por la distancia para no asustar a la madre "echada"--muestra a la hembra empollando los huevitos.
Y así ocurre con el resto de las especies que crío y mantengo. ¿Por qué lo hago entonces? Por el inmenso placer que me produce saber que estoy contribuyendo a preservar unas especies que por la pérdida de hábitat, el crecimiento poblacional humano y otros factores podrían disminuir enormemente o desaparecer en el futuro.
En la foto: dos posturas dentro del nido.
No soy comerciante de aves exóticas. Desde 1982, dejé de serlo y no crío para comerciar ni hacer dinero. Simplemente es un pasatiempo fascinante que me alegra la vida y me da fuerzas para continuar la dura lucha contra el totalitarismo y contra los infiltrados que aspiran a esclavizar al mundo.
La enorme satisfacción que experimento cuando una pareja me regala sus crías, vale mucho más que todo el dinero del mundo, porque sé como ornitólogo, que ningún ave cria en cautiverio, sino está feliz y confía en su cuidador.