LA LATA DE GONZALO NO IRÍA AL FUEGO DE SANTIAGO

domingo, 16 de septiembre de 2012


LA LATA DE GONZALO NO IRÍA AL FUEGO DE SANTIAGO
(9-12-12-5:00PM) 
Por: Lic. María del Carmen Carro  
El derrame de combustible  ocurrido en una gasolinera de Santiago de Cuba en días recientes  ha llenado de luto a familias humildes de esta zona oriental del territorio cubano.
He seguido de cerca las lamentables muertes, ocasionadas por las quemaduras. Muerte terrible. Todavía se espera que se reporten otras muertes. Y aun cuando queden con vida serán sometidos a lastimosos y delicados tratamientos. En las imágenes televisadas se pudo observar que el rigor de los cuidados hospitalarios no era el mejor. Las salas de quemados en cualquier hospital son aisladas y la evolución de las quemaduras depende de que no ocurran otras infecciones.
Pero ¿Qué originó  tan lamentable hecho? Y no me refiero a si un camión derribó la bomba de gasolina y provocó el derrame del combustible. No, esto es mucho más serio. -¿Por qué decenas de personas de forma precipitada e irresponsable recogían la gasolina en el envase que tuvieran al alcance?
¿Cuántos de los que recogían gasolina tenían carro? ¿O cualquier otro vehículo? No existen datos exactos el por qué adolescentes y personas en extremo jóvenes se abalanzaron al convite de la gasolina.
¡Cuantos sueños perdidos! Algunos y casi me atrevo a asegurarlo, vieron la posibilidad de luego revender el producto, el cual llega a alcanzar precios poco asequibles para la población.
Allí en la recogida de gasolina, estaba un paseo prohibido, o el par de zapatos de moda e inalcanzable o la camisa que no pueden comprar de otra forma. O quizás la forma de comprar alimentos necesarios. La Prensa Independiente dentro de la Isla, no ha logrado un trabajo completo en este caso especifico de la gasolinera. Es necesario que los activistas de derechos humanos, más que fotógrafos sientan la necesidad de divulgar toda la realidad. Donde hay muertes hay mucha verdad y dolor.   
¿Para qué tantas personas necesitaban la gasolina? ¿Por qué no dudaron ante la posibilidad de tomar la gasolina derramada?
Estos hechos, es la prueba más exacta  de la crisis de valores por las que atraviesa la sociedad cubana. Claro que recogiendo gasolina no se encontraba-“ningún hijito de papa”. Ningún Director de empresa y por ahí para allá toda la familia demoníaca que ha creado el sistema de los Castro.
Ahí con latas, con envases, con lo que sea, estaba el pueblo necesitado, el desposeído, el limitado, el mal vestido. Y ¿por qué no? “El más hambriento”.
Dejé pasar mis memorias por los años en que en Cuba a cualquier familia le dejaban el pan en la ventana, el litro de leche, y hasta el hielo se derretía en los escalones y nadie se atrevía a tocarlo, por hambrientos y miserables que fueran. No había que ser rico, ni de la clase acomodada, para que le dejaran en la puerta de su casa estos alimentos.
Y nadie los tocaba. ¿Y Por qué nadie se lo llevaba y los barrios dormían con esa tranquilidad?
Existían  personas muy necesitadas, muy pobres, raspando la miseria,  con hambre. Es cierto.
En estos días he recordado al pobre Gonzalo. Un joven que trabajaba como ponchero en algunas ocasiones y en otras trataba de hacer cualquier cosa. Siempre andaba con una lata de tamaño mediano, a la que le  había puesto unas agarraderas.
Le decia a mi madre –“Nena si sobra algo, por favor échemelo en la lata”. Y así, iba de casa en casa. Y no sé si por aquella época era tradición, pero mi familia casi ocupaba la cuadra entera. Mis abuelos, mis tíos, mis padrinos. En fin, que de la misma forma iba la lata de Gonzalo o de cualquier conocido o desconocido que tocaba la puerta y decia.
¿Tiene un poco de sobra? En mi casa sí sobraba algo, y mi mamá se las ingeniaba para que sobrara. Esa comida era para la lata de Gonzalo. La lata de Gonzalo era para él y para sus hermanos huérfanos de padre.
Y muchos aseguraban: Gonzalo come sancocho. Y no era así, Gonzalo, comía la sobra, pero la sobra era la misma comida que mi madre nos daba a nosotras.
Y hablo de Gonzalo, porque fue el que más me impactó en mi niñez. Y se que los que me  lean recordaran a los Gonzalos de su cuadra, de su barrio, que preferían pasar hambre y frío que tomar lo que no les pertenecía.
El pan estaba ahí en la ventana, pero sin saberlo de “libros”, respetaban “el derecho ajeno”. Lo respetaban por decencia, por valores morales y éticos inculcados por sus ancestros.
Castro acabó con los Gonzalo, porque según sus doctrinas. La Revolución era para los humildes, con los humildes y por los humildes. Y entonces ¿por qué los humildes de ahora no protegieron a “papá Estado”? ¿Por qué no protegieron lo que dice Castro que son los bienes  del pueblo?
-¿Será que Castro no acabó nunca con los Gonzalo y lo que si acabó es con los valores de los Gonzalo?
Los sucesos tristes y penosos de la gasolinera de Santiago de Cuba, han dejado un sabor indecoroso de miserias. Una lección precisa para el Régimen de los Castro.
Paradójicamente en los planes de Educación del presente curso escolar en Cuba el objetivo principal es la instrucción de valores en el sistema educativo.
-¿Cómo le explicaran a los educandos que ya no existe, ni la lata de Gonzalo, ni los valores de Gonzalo? Que el verbo “robar” se eliminó hace aproximadamente mas de cincuenta años y  agudizó su trayectoria en los últimos veinte años. Se dulcificó el verbo –“Robar” y se transformó por “escapar”.
La Prensa Independiente mostró imágenes de personas desperadas recogiendo gasolina derramada. Mostró las llamas. Ha realizado un trabajo que yo lo calificó de –“espectáculo”, pero no ha realizado un trabajo investigativo, que lleve al verdadero objetivo de un luchador por los derechos humanos. No es camarita ‘flash” y _ ¡Ya!