MEDIA HORA CON TEÓFILO ...

lunes, 9 de julio de 2012


MEDIA HORA CON TEÓFILO ...
(7-5-12-7:50AM)
por Esteban Fernández Jr.
Al cumplirse tres semanas de la muerte de Teófilo Stevenson recuerdo que hace muchos años Hugo el supervisor de la Compañía A.T&T.  donde yo laboraba me dijo: “Vamos a hacer una exhibición de computadores en Century City y me gustaría saber si quieres trabajar el fin de semana allí en tu condición de persona bilingüe”...
Inmediatamente acepté, en primer lugar, porque era “over time” y yo necesitaba dinero, aunque en realidad de computadoras conocía aún menos de lo que sé actualmente, que es muy poco. Pero me pareció que sería algo entretenido salir de mi rutina de trabajo.
Perfecto. Todo comenzó muy bien.  Les admito que yo aprendí más de los clientes, que ellos de mí.  Y al mismo tiempo, recibí una gran lección cuando se apareció un joven con un t-shirt empercudido, una bermuda y unas sandalias que parecía un verdadero “home less”.  Sin embargo, lo atendí como a todo el mundo, y resultó ser un millonario de Arizona que gastó como 25 mil dólares en aparatos de computación...
Pero ahora viene lo bueno: de pronto se  formó tremenda algarabía en el recinto.  Mi supervisor vino casi corriendo hacia mí y me dijo con tremenda alegría: “¡Acaba de llegar TU CAMPEÓN!”...
Yo me quedé en el limbo; no tenía ni idea de quién era "mi campeón". Pero de pronto, de lejos veo en la entrada a un grupo de musculosos morenos, vistiendo  sudaderas rojas y me percato de que en las camisetas decía “Cuba”... No sé si me van a creer, pero la verdad es que en ese momento no estaba muy seguro – nunca he seguido de cerca los deportes cubanos desde antes de que se creara el INDER- de quien era Teófilo Stevenson.
Desde luego, el grupo fue rodeado  por un montón de fans ( a esos yo les llamo "guatacas") pidiendo que les firmaran autógrafos en unas servilletas. Un compañero de trabajo, sabiendo que yo era cubano, me dijo con euforia: "Is  the cuban champion!"...
De nuevo regresó el jefe a mi lado y me dijo: “Parece que tus  compatriotas no hablan muy bien el Inglés”... Y casi a empujones y a regañadientes me llevó hasta aquel grupo de mastodontes.
Alguien les dijo: “Este es cubano igual que ustedes”. Trataron de saludarme, pero me hice el chivo loco y no respondí al amigable saludo. Y por fin les pregunté: "¿Cuál es Stevenson?" Y un mulato, sin  altanería me dijo: "Ese soy yo, y mis amigos me llaman Pirolo"...Y le respondí: “Me trajeron para traducirte  y serte útil en lo que necesites, pero para mí en este momento tú eres un representante de la tiranía castrista que oprime al pueblo cubano, y por lo tanto yo no pienso ayudarte en lo absoluto”...
Cuando vi que la sonrisa desapareció de sus labios por completo le dije: “Mira, aquel Van que tiene un letrero que dice A.T&T. es el mío, si quieren pedir asilo tenemos que montarnos en ese pisicorre y yo les resuelvo todo, y además inmediatamente los convierto en mis hermanos exiliados”...
En ese momento me entraron dos enormes preocupaciones: la primera y menos problemática, fue que me botaran de mi bien remunerado empleo. Pero eso tenía solución porque en aquella época yo conseguía buenos trabajos con mucha facilidad...
La segunda preocupación era que Teófilo Stevenson (foto) me sonara una trompada, y si lograba asentarme el golpe, me destoletaba y no me levantaba del suelo en largo rato. Pensé que hasta que llegaran los paramédicos y me subieran a la camilla permanecería completamente inconsciente.  Porque sería una soberana mentira y un alarde, si les dijera que en aquel momento yo me sentía como “El gallito del Ring” con ánimos de tirar un round con aquel deportista. Porque, quede claro, mi descarga fue motivada por ideales y fanatismo anticastrista, no por derroche de valor personal. Pero, la verdad también es que cuando la causa cubana lo requiere no me rajo.
Gracias a Dios volvió a sonreírse, simplemente me dijo “Gracias”, dio un brusco giro, y se fue a ver equipos nuevos de comunicaciones por  10 ó 15 minutos.  Me ignoró por completo. Creo que me salvó el hablarle con cordura y sin guapería barata en todo momento.
Durante el resto de su vida actuó como un consumado fidelista, mas tarde en el aeropuerto de Miami golpeó a un exiliado cubano, así es que yo me puse dichoso, pero a veces yo imagino que antes de morir, alcoholizado y tirado a basura por la dictadura, en algún momento se acordó de mí y pensó que su vida hubiera sido más llevadera si hubiera aceptado mi propuesta de montarse en mi guagüita de la A.T&T. rumbo a la libertad.