A MAMBÍ NO LA DESINTEGRARON, SINO LA OCUPARON, LA PENETRARON

lunes, 9 de julio de 2012


A MAMBÍ NO LA DESINTEGRARON, SINO LA OCUPARON, LA PENETRARON
 (7-6-12-5:05PM)
Por Andrés Pascual
En medio de la hipocresía más absoluta, de la total escasez de principios morales, controlados desde larga distancia por los anticubanos y procastristas dueños de Univisión, más sus representantes en Miami como Claudia Puig, se fundieron en un abrazo de “ala a ala” dos que presenta el Herald como “prominentes figuras que han intercambiado fuertes ataques, pero que el miércoles compartieron las ondas radiales con “camaradería y risas”: Armando Pérez Roura y Oscar Haza.
Hay un tipo que ni sé su nombre ni lo quiero saber, que se indignó cuando escribí hace tiempo que “Miami se había perdido”, el individuo le escribió a un colaborador de este sitio que yo me había cambiado de bando y citó una reunión de algunos veteranos donde se reafirmó que…lo conocido, pero que resuelve poco si el billete no está detrás, para empeños grandes y decisivos, más otras cosas de riesgo y peligro en lo personal, porque, por ejemplo, no fue suficiente para impedir esta agresión a la que se prestan, porque no renuncian en masa, los cubanos que trabajan en la emisora.
Quizás mantener el trabajo muy bien remunerado de algunos allí sea una especie de llamado a la cordura, sin embargo, ante un asunto tan sensible como la moral patriótica, si el dinero cuenta ni se tiene moral ni, mucho menos, patriótica, ¿Dónde están el desprendimiento, la entrega absoluta por los ideales? Así, señor, no se puede emular a Martí, tal vez con la boca sí, pero, tamaño empeño es más, mucho más que hablar basura comparándose con alguien que tanto dio que entregó su vida, lo que no creo que tenga valor ni para pensarlo este otro Martí que nació en los predios de cuando Radio Mambí era de Amancio Súarez.
A Daniel Shoer, creo que venezolano y, por cierto, buen periodista, le asignaron el trabajo sobre el último bastión de la radio de Miami, tomado por la reacción castrista y antiamericana.
Según el reportero, “Univisión consiguió que más de una docena de figuras respetadas del “llamado exilio histórico” como Ileana, Mario, Lincon, Emilio… grabaran anuncios apoyando el traslado de Oscar Haza a Radio Mambí”, omití el nombre de Albita Rodríguez, que para Schoer también es “respetada y parte del exilio histórico”, de aquella cantante castro-comunista hasta que le convino a sus intereses personales que, en Colombia, declaró que “su mayor deseo era fornicar con Fidel”.
¿Quién es un exiliado cubano, histórico o no, porque, haber llegado a Miami en 1960, 64, 66… no es suficiente? Un exiliado del castro-comunismo es el que se comporte como tal siempre, sin miedo a la crítica venenosa, no quien lo parezca y pretenda que lo identifiquen como tal, violando algunos compromisos de ese código ético, que lo es: serlo y parecerlo riman, pero tienen significados diferentes.
Exiliado es el que no conceda y esté dispuesto a asumir cualquier consecuencia por su disposición de entrega absoluta que a tantos les queda grande. El que no ponga por encima de la lucha por la independencia de la patria ningún interés personal en todo momento y ante cualquier reto.
¿Ah, consiguieron en Univisión que esas “personalidades” grabaran anuncios de propaganda a favor de la cadena que, más tarde o más temprano, los enterrará”? ¿Los pusieron a decir que un anticubano, antiamericano e interesado “hasta la tambora” era lo mejor que le hubiera podido pasar a la lucha contra Castro al imponérselo al público a través de Mambí?
Posiblemente haya que comenzar a revisar las conductas y los conceptos de “luchador”, “exiliado”… y, sin que me quede nada por dentro, primero por quienes Shoer llamó “personalidades del exilio histórico”
Dos grandes exergos de novelas diferentes de autores también diferentes: “A mis hermanos muertos inútilmente por la libertad de Europa”, Mayor Charles A Cummings. Curzio Malaparte en La Piel… “El dinero lo corrompe todo”, Honoré de Balzac en Papá Goriot.
¿Cuál de los dos nos sirve? Yo diría que, por estar como están los tiempos, ambos reflejan nuestra tragedia: no solo se ha perdido terreno, sino militantes que, con sus conductas pusilánimes o interesadas, están pisoteando el legado de medio millón de muertos y de un millón de sanciones políticas despiadadas.
Esos “superpatriotas y archicombativos sin riesgos” o cualquier otro que acceda aunque sea a una foto para cumplimentar el propósito de liquidar no solo al exilio, sino la moral de lucha por nuestra libertad, encubierto en “ampliación positiva de la radio de Miami”, conmigo no pueden buscarse ni el importe de un café con leche a precio de 1951 y entiendo que con cualquier cubano de principios tampoco.