NO VOTO POR OBAMA (PORQUE NO ME DA LA GANA)

jueves, 14 de junio de 2012


NO VOTO POR OBAMA  (PORQUE NO ME DA LA GANA)
 (6-14-12-5:00PM)
por Esteban Fernández, Jr. 
Uno de mis defectos es que doy explicaciones hasta la saciedad, hasta el cansancio, y entonces me cierro, me tranco y lanzo exabruptos como: ¡Eso es así porque me da la gana, o no estoy de acuerdo con eso porque no me sale de las entrañas!...
Y así ha sido siempre. Recuerdo cuando una profesora del "Colegio Presbiteriano", después de preguntarme lo mismo 20 veces,  me regañó diciendo: “Estebita ¿por qué no has hecho lo que te dije?” Y me atreví a decir: “Simplemente, porque no quiero hacerlo”. Pobrecita, Mahelia Núñez se quedó lívida, Pero, por tratarse de una persona a la que le debía absoluto respeto, di marcha atrás por primera y única vez en mi vida y sonriéndome le dije: “No se preocupe, maestra, ahora mismo lo hago, estaba bromeando con usted”...
Y de ahí en lo adelante trato de explicarle a todo el mundo los motivos que me mueven a actuar o hacer algo. Creo que tengo suficiente poder de convencimiento pero cuando choco con quienes no me comprenden, testarudos, y que son tan tercos como yo y que están aferrados a creer diferente entonces paro en seco, suspendo completamente los razonamientos y acudo al irreverente “My way or the highway"...Hasta he inventado una frase para mi uso personal: "Mi vía o coge el tranvía"...  
Y eso desde hace rato eso me pasa con el Presidente Barack Obama. Desde antes de ser el candidato a presidente comencé a denunciarlo, a estar en desacuerdo con él e hice un burujón de escritos en contra de sus intenciones de ser presidente de este país. Hasta Hillary Clinton, que nunca ha sido santa de mi devoción, la prefería mejor que a él.
Al  conseguir la postulación me dediqué a buscar y encontrar detalles que lo desacreditaran. Lo denuncié y me desgañité tratando de convencer a mis lectores que lo apoyaban, y a todo el que quisiera leerme o escucharme, que  desistieran de votar por este desconocido. Y mientras más averiguaba mas convencido estaba de apoyar a John McCain. En mi entorno cercano sólo Ángel Torres y Hugo Byrne hacían un esfuerzo mayor que yo tratando de iluminar a los que considerábamos confundidos y deslumbrados ante este personaje. Pero salió presidente. 
Y ha hecho exactamente todo lo malo que yo consideraba que iba a hacer. Me siento redimido y profeta. Era la segunda vez, primero fue en 1959. Y en  el 2008  le advertí a todo el que pude que  este hombre, en el mejor de los casos, era un farsante y un incompetente.
Pero me cansé, no doy mas explicaciones, no estoy en contra de Barack Obama porque "sea un musulmán, o porque sea socialista, ni porque es el candidato de la Manchuría”. No gasto ni una gota de saliva, ni en apretar una sola letra de mi teclado en pedirle a nadie que recapacite y vote por su adversario.  Si quieren otros cuatro años de lo mismo, o mucho peor, allá ellos.
En la actualidad estoy en contra de Obama simple y llanamente porque me sale ''de donde ustedes saben", porque me da la reverendísima gana, porque no lo soporto, porque me cae mal.  Y que nadie trate de discutir conmigo al respecto porque le hago menos caso que a un bagazo. 
Es más, mi estimados amigos, yo ni trato de convencer a ningún fanático castrista, y cuando me topo con un ímbecil fidelista en la actualidad le viro las espaldas y lo ignoro. Prefiero darle la mano a Charles Manson que a un ignorante con un t-shirt con la efigie del Che Guevara.  El que sigue creyendo que el régimen opresor de Cuba es bueno no trato de convencerlo de lo contrario. Que se vayan para allá, a vivir como un cubano de a pie, y sepan lo que son cajitas de dulce guayaba. 
Y si  eso es así, si nunca me he dedicado a tratar de persuadir a mis verdaderos enemigos castro-comunistas, mucho menos me voy a pasar ocho años exponiendo los motivos por los que no deben ser obamistas. Allá cada cual con su condena. Si pierden este país, como nosotros perdimos el nuestro, solamente lo siento porque también nuestros hijos y nietos van a perder mucho. Por lo demás, que se joroben. Y de aquí no hay para donde huir.