LA REVOLUCIÓN ABANDONÓ A SUS PROTAGONISTAS

sábado, 7 de abril de 2012


LA REVOLUCIÓN ABANDONÓ A SUS PROTAGONISTAS
(4-5-12-4:50PM)
Por Andy P. Villa (Autor del libro: "Memorias de 100 y Aldabó, la Prisión más Temible de Cuba)
Durante varios años, en la década de los años 1990, visité  frecuentemente una casa en la Avenida Santa Catalina, justo donde  estaba la parada de ómnibus de la escasa Ruta 69, frente al cine  "Alameda". Allí vivía una entrañable ancianita, menuda, arrugada,  sencilla y modesta, pero muy voluntariosa y trabajadora. Recuerdo que  siempre me recibió con mucho cariño y amabilidad.

Ella se dedicaba a impartir clases de inglés a los niños del barrio  para sobrevivir, a escondidas, porque casi todo en nuestra Cuba  comunista era (y sigue siendo) ilegal. Fui testigo de que muchas veces  no tenía apenas que comer, de las penurias que pasaba para sobrevivir  ella y su familia.

Parece la historia común de cualquier anciana cubana, la única diferencia es que su nombre era Haydée Leal Díaz, la mujer que recibió el mensaje de Fidel Castro desde México donde avisaba del inminente  desembarco del yate Granma en las costas de Cuba.

Haydée Leal fue una de las primeras mujeres que se incorporaron a la  lucha contra Batista. Llegó a ser una importante líder del Movimiento  26 de Julio en Santa Clara. Su casa fue el centro de reuniones de la  Dirección del 26 en la provincia de Las Villas.

Una de sus anécdotas más relevantes es la relacionada con su primer  encuentro con Frank País. Al recibirlo en su casa para coordinar el  apoyo a la llegada de los expedicionarios del Granma, le dijo: "¿Pero  tú eres Frank?", pues era flaco y bajito, y ella nunca pensó que una  persona de esas modestas dimensiones fuera de quien se contaban tantas  anécdotas.

Fue detenida en 1958 y al ser liberada tuvo que marchar al exilio, en  Chile, desde donde envió armas a Cuba para la lucha en la  clandestinidad. Regresó a su patria en enero de 1959 al triunfo  revolucionario.

Yo no le creí mucho cuando ella misma me contó estas cosas, no podía  concebir que alguien que había arriesgado su vida por la Revolución  viviera en esas condiciones, cuando hay otros dirigentes que viven en  la opulencia y la abundancia y no les falta nada.

Posteriormente, al leer cuanto libro sobre Cuba ha pasado por mis  manos, tuve la comprobación de que sus anécdotas eran verídicas. El  último libro que he leído, que reconoce su destacada participación en  la organización de la Revolución, es: "Evocación", escrito por Aleida  March.

Haydee murió en La Habana el 18 de enero del año 2000. Sus sobrinos, a  los que ayudó a criar entre carencias y dificultades económicas y amó  como si fuera su propia madre, llamados Camilo y Ernesto en honor a  dos de los líderes más importantes de la Revolución, han tenido que  emigrar de Cuba en busca de una vida mejor.
Pero Haydée Leal no ha sido la única abandonada por los que se  sirvieron del pueblo para tomar el poder e implantar un sistema  desigual y abusivo. En las calles de La Habana es habitual ver  ancianos como ella, que tuvieron un papel importante en la lucha  contra Batista, haciendo largas colas para comprar y revender el periódico y así conseguir algo de dinero para tener que comer, o  pasando mil trabajos para sobrevivir. Algunos aún se enorgullecen de  sus anécdotas, otros prefieren no hablar del tema por vergüenza.

Conozco otra señora que le entregó su vida a la Revolución. Desde muy  joven ocupó el puesto de secretaria de un alto funcionario del  gobierno, dedicándole todo su tiempo al trabajo. Como premio a su 
entrega, solo recibía cada fin de año un pavo del Consejo de Estado.

Al retirarse paso a ser una pensionada simple. Durante poco tiempo  siguieron regalándole el pavo, hasta que no se lo dieron más. Ella sigue perteneciendo al Partido Comunista y tiene un cargo a nivel de 
sector, pero no le alcanza el dinero para vivir.

Consiguió, por breve tiempo, empleo en un punto de venta del pan racionado en la bodega. Su hermana cosía botones y otras menudencias  para recaudar algunos pocos pesos cubanos. Lo poco que tiene hoy en  día en su casa es lo que heredó de sus padres, nada de la Revolución.