¿DIVIDIENDO LO DIVIDIDO?

miércoles, 15 de febrero de 2012


 ¿DIVIDIENDO LO DIVIDIDO?
 (2-15-12-10:15AM)
por Esteban Fernandez Jr.  
A través de 53 años he evitado lo más posible las críticas y las  polémicas. Pero al mismo tiempo, me molesta extraordinariamente que todo el que discrepe de algo, o de alguien, inmediatamente sea conceptuado  de divisionista.
El derecho a la libre expresión nos brinda el derecho a estar en desacuerdo con lo que nos de la gana. Además, ¿cómo dividir lo que siempre ha estado dividido?  
Que yo recuerde, (y yo recuerdo desde 1492) siempre hemos estado fragmentados. Lo estuvimos en la lucha contra el colonialismo español y durante nuestra etapa republicana. En la época de Batista,  primeramente estábamos divididos entre batistianos y antibatistianos,  y acto seguido,  la oposición estaba quebrada en 20 mil partes.
Por lo tanto ¿acaso somos una fuerza monolítica que no se debe  tocar ni con el pétalo de una flor? Por favor, si desde el primer momento, desde el mismísimo 1959, nos fraccionamos en montones de organizaciones anticastristas en lugar de crear un frente común... 
Yo opino,  que el ser acérrimo enemigo del castrismo por  53 años,  debe permitirle y darle al patriota el derecho de decir lo que crea necesario y de señalar con el dedo acusador. Claro que debe evitar lo más posible hacerlo, pero quede bien claro que lo debe hacer si lo considera conveniente a la causa que defiende. Y da lo mismo si el criticado vive en Chicago, en Los Ángeles, en Miami o en La Habana Vieja.  
Pero últimamente,  si la persona está en Cuba y dice disentir de algunas cosas,  tal parece que los anticastristas de siempre están en la obligación de auparlo, ayudarlo, ponerle dinero en su celular y hasta ignorar un tenebroso pasado como el que tiene (dicho por él mismo) Guillermo Fariñas.  
Y encima de eso, ¿es la disidencia interna un bloque unido de combatientes o están divididos hasta la medula y pidiéndose la cabeza unos a otros? La respuesta es: están tan o más desmembrados e inflitrados que nosotros los exiliados. ¿Entonces, qué diablos dividen los que ponen en tela de juicio algunas de sus gestiones pacifistas?
Yo pregunto: ¿Si mañana Ramiro Valdés comienza acondenar solapadamente al régimen,  debemos aplaudirlo y perdonar sus crímenes para beneficiar una ilusoria  unidad que jamás ha existido? 
 Una vez,  el Capitán Vicente Méndez no aceptó en nuestras filas a un tipo que había sido chivato en El Escambray. Y jamás olvidaré sus palabras cuando me dijo: “El estar dispuesto a morirme en esta lucha me da el derecho a escoger la compañía”.  Todavía,  al recordar ese momento,  pienso que hoy en día algunos lo hubieran acusado de divisionista por aquel gesto. Y yo pienso:  “¡Qué claro estaba el guajiro, caray!”... 
Constantemente íntimos amigos míos, que han dedicado sus vidas a la lucha anticastrista, me señalan cosas y manifestaciones de Yoani Sánchez, con las que ellos están en desacuerdo, que no les gustan, que no les cuadran.  Y yo pregunto ¿Deben callar y otorgar,  porque si las contradicen,  les cae carcoma encima y los acusan de divisionistas, de envidiosos, cuando en realidad  ella se ha convertido en  la figura pública más controversial que ha producido este proceso durante los últimos años?