CAMBIO Y ESPERANZA. VERSIÓN DEL 2012- I

sábado, 14 de enero de 2012


CAMBIO Y ESPERANZA.  VERSIÓN DEL 2012- I
(1-4-12-:5:00PM)
Por Diego Trinidad, Ph. D. 
Con este lema de cambio y esperanza, logró ser electo presidente de Estados Unidos en el 2008 el izquierdista más radical que jamás aspiró a la presidencia de este país.  Ahora en este año nuevo, es justo y necesario que el mismo lema le sea aplicado al partido demócrata, pero esta vez, con la gran esperanza de que un verdadero y dramático cambio político y social llegue al país.  Las condiciones son propicias y en 10 meses más, ese tremendo cambio llegará con la elección de un nuevo presidente republicano que implemente las políticas necesarias para traer ese cambio. No importa quien sea el candidato republicano, todos están de acuerdo con una serie de posiciones que necesariamente traerán grandes cambios al país.  Se pueden resumir: recortes del gasto público; rebaja de impuestos, especialmente sobre ganancias de inversiones y corporativos;  modificaciones de los programas de Seguro Social, Medicare y Medicaid para mejorarlos y proteger su integridad financiera; reducción del déficit presupuestario y de la deuda nacional; presupuesto balanceado; eliminación de regulaciones federales innecesarias. Todo esto cambiará básicamente el panorama económico en poco tiempo, creando millones de nuevos trabajos por la empresa privada, la única que puede lograrlo.  Otra serie de ideas es generalmente compartida por todos los candidatos en mayor o menor escala.  Entre estas se encuentran la modificación del Sistema de Reserva Federal, la eliminación de varios departamentos y agencias federales obsoletos, tales como Energía, Educación (algo que según la Constitución pertenece a los gobiernos locales, no el federal), Comercio, Trabajo, Interior, Agricultura, Transporte  y Viviendas, al igual que la dañina Agencia para la Protección del Medio Ambiente, cuyas regulaciones causan la pérdida de miles de trabajos, y la Agencia de Seguridad Nacional, otra redundante agencia que solamente entorpece la protección de la seguridad nacional, y la reducción de personal militar y repatriación de cientos de miles de soldados americanos cuya presencia  alrededor del mundo es innecesaria y a veces provocadora, pero siempre costosísima al tesoro nacional.  Cambios verdaderos, después del colectivismo de los últimos cuatro años. 
En el 2008, se le vendió al pueblo americano el lema del cambio y la esperanza.  En verdad, todo fue una gran estafa, una creación de falsas percepciones de la realidad.  No hacía falta ningún cambio, fuera del recorte del gasto público, la traición a los principios conservadores que dieron el triunfo a los republicanos desde 1994 y especialmente en las dos elecciones presidenciales ganadas por George Bush Jr.  Si, al final del 2008, se produjo un colapso en el sector financiero gracias a las destructivas políticas promulgadas por administraciones demócratas en 1978 y 1993 en referencia a las hipotecas y especialmente a las excesivas regulaciones bancarias y agencias como Fannie Mae y Freddy Mac, que provocaron directamente la crisis hipotecaria. Pero aún con la crisis financiera, la cual se agudizó gracias a las tácticas del presidente del Banco de la Reserva Federal de New York Timothy Geithner (quien fue recompensado con la Secretaría del Tesoro por el nuevo presidente), el presidente se benefició enormemente cuando la crisis continuó y se empeoró en los últimos dos meses del 2008 (casi nadie recuerda que al finales de septiembre, el candidato republicano John McCain, sobre todo días después de nombrar a Sarah Palin como su candidata vicepresidencial, aventajaba al demócrata por un promedio de cinco puntos).  Ocho años de relativa prosperidad no se pueden borrar en tres meses, pero la propaganda logró convencer a suficientes votantes de que hacía falta un cambio y así se logró la elección de un incompetente colectivista como presidente. 
¿Quién es este presidente africano (según él mismo, hijo de padre nacido en Kenya y quien orgullosamente se considera africano, no afro americano) que nos desgobierna desde el 2008? Es un mediocre estudiante sin experiencia ejecutiva alguna.  Es un simple agitador de barrio que aprendió y fielmente aplicó las doctrinas de agitación y propaganda comunitaria enseñadas por el ultra radical anarquista-post-marxista Saul Alinsky de Chicago (mentor también de su esposa Michelle y de Hillary Clinton).  Es un discípulo del poeta comunista negro (si, comunista de partido) Frank Marshall Davis, quien de joven en Hawaii le inculcó las doctrinas marxistas-racistas que lo han influenciado en el resto de su carrera.  Es nieto de abuelos tan izquierdistas que fueron expulsados de la iglesia más radical en Seattle por sus ideas y terminaron de ateos en Hawaii.  Es hijo de una mujer que odiaba a su país y a su raza blanca intensamente y quien solo tuvo relaciones con hombres de color en su vida y vivió por años en el extranjero profesando su odio a Estados Unidos.  Fue hijo de un padre alcohólico, bígamo y abusador de mujeres, marxista convencido y fracasado economista del  gobierno independiente de Kenya, cuyo primer presidente Jomo Kenyatta lo destituyó por su alianza con el también marxista Tom Mboya, rival de Kenyatta y su primer ministro de justicia (y también por conducir borracho; perdió primero sus dos piernas en un accidente automobilistico, y luego su vida en otro, borracho ambas veces). 
Su admisión a Occidental College en California, a la Universidad de Columbia en New York, y finalmente a la escuela de derecho de Harvard están rodeadas del más grande misterio.  Nadie ha visto sus calificaciones en ninguna de las tres instituciones, pero si hay muchos testimonios de su mediocridad  como estudiante.  Cuando estudiaba en Columbia en 1983, asistió a varias conferencias de distintos partidos socialistas en el legendario Cooper Union de New York, donde Martí pronunció un discurso el 19 de mayo de 1883 criticando el socialismo en un acto conmemorando la muerte de Karl Marx, pero alabando a Marx personalmente como un “ardiente reformador, unificador de diferentes pueblos y poderoso organizador”. En Harvard fue director de la prestigiosa revista de la escuela de derecho Harvard Law Review, pero nunca publicó ni un solo artículo en ella.  Luego fue “profesor” de derecho constitucional en la gran Universidad de Chicago (en realidad enseñó un curso de una hora a la semana como lecturer, la categoría más inferior en el profesorado, por solo un semestre. 
Nunca fungió como abogado privado excepto para firmar una serie de demandas por discriminación racial en Chicago (realmente demandas chantajeando a varias instituciones). Amigo de los terroristas marxistas Bill Ayers y Bernardine Dorhn, en cuya casa lanzó su candidatura a senador estatal por Illinois (pero luego dijo que solo eran amigos “casuales” a pesar de que estuvo en las juntas directivas de varias fundaciones junto con Ayers.  Fue discípulo del fanático religioso y pastor Jeremiah Wright, de la iglesia Trinity en Chicago, quien enseñaba la teología marxista de liberación negra y predicaba un odio racial violento contra los blancos.  Aunque asistió a esa iglesia por más de 20 años y Wright lo casó y bautizó a sus dos hijas, dice nunca haber oído los sermones llenos de odio racial contra Estados Unidos del reverendo Wright, y nunca lo ha denunciados por sus continuas prédicas racistas. 
Como senador estatal de Illinois y luego como senador federal por el mismo estado, nunca patrocinó una ley (aunque firmó como co-patrocinador de un puñado, pero nunca contribuyó a escribir los proyectos de ley).  La mayoría de sus votos fueron como “presente”, ni a favor ni en contra de ninguna ley, y su absentismo en ambas legislaturas fue notable.  \
Como senador federal, su record fue el más “liberal” en 2007-8 y recibió contribuciones altísimas de Fannie Mae y Freddy Mac.  Durante su carrera como senador estatal y federal, se asoció con líderes de la extrema izquierda en Chicago y fungió como abogado de las corruptas organizaciones comunitarias ACORN y UNO además de participar en una sospechosa transacción en la que adquirió su casa en Chicago con el criminal convicto Tony Rezko(en la foto, Rezko con Obama).  Logró formar un equipo de campaña que derrotó a la eficiente maquinaria de los Clintons para ganar la nominación presidencial del partido demócrata y luego, durante la campaña, recibió cientos de miles de dólares en contribuciones ilegales, incluyendo miles de parte de los millonarios renegados y enemigos de Estados Unidos George Soros y Peter Lewis y del presidente de Univisión Haim Saban, de ACORN (organización acusada de numerosos fraudes electorales durante la campaña) y de varios gobiernos extranjeros islámicos.  Pero todo esto, además de su involucramiento con radicales de la extrema izquierda, fue encubierto y/o ignorado mayormente por los medios informativos americanos, excepto por la cadena Fox, los comentaristas radiales conservadores y el Wall Street Journal.  Más no fue suficiente.  Junto con la inefectiva campaña del candidato republicano John McCain, las promesas del candidato demócrata engañaron al 54% de los votantes y el presidente resultó fácilmente electo.  Las promesas fueron muchas y ninguna las ha cumplido.  A los negros, quienes votaron por él abrumadoramente (el 94%) y en enormes cantidades, les prometió muchas mejoras económicas, pero como grupo, el desempleo entre los negros, sobre todo los jóvenes, es el mayor del país.  A los hispanos les prometió una reforma inmigratoria integral (básicamente una amnistía) en su primer año.  Todavía está esperando.  A los cubanos renegados que votaron por él (como un 30% de gente que sabía bien  como Castro se apoderó del poder en Cuba y quienes no tienen excusa de ignorar su pasado), les prometió un gran cambio en la política de Estados Unidos hacia Cuba.  Simplemente volvió a las políticas de la administración de Clinton, nada nuevo ni diferente.  Prometió no aumentar impuestos y controlar el gasto público.  Más mentiras.  Prometió gobernar para unir al pueblo americano y traer la cordialidad y armonía a Washington, trabajando con los republicanos para reformar la economía, redistribuir la riqueza y lograr una mayor justicia social.  Trató, pero aún con un control total del Congreso, excepto por el casi trillonario y mal llamado programa de estímulo, por la ley de reforma de salud y la ley financiera Frank-Dodd, que han sido fracasos totales y no han mejorado la economía en nada ni rebajado el desempleo, los logros han sido ínfimos.  Pero eso si, prometió—y ha tratado de cumplirlo—cambiar a Estados Unidos fundamentalmente.  No tuvo tiempo y en el 2010, su partido sufrió una desastrosa derrota electoral que le costó el control de la Cámara de Representantes y paró en seco su radical programa de gobierno.  Únicamente los sindicatos de empleados públicos han recibido grandes beneficios, además de algunos de sus más ricos contribuyentes y compinches como el presidente de General Electric.  Hasta aquí los cambios prometidos; hasta aquí la esperanza ofrecida.(Continuará en edición de mañana)