LAS PARADOJAS DEL PAÍS DE LA SIGUARAYA
jueves, 10 de noviembre de 2011
DE LOS ARCHIVOS DE NUEVO
ACCIÓN
(11-10-11-5:00PM)
LAS
PARADOJAS DEL PAÍS
DE LA SIGUARAYA
Por Aldo
Rosado-Tuero
Cuba se ha
caracterizado por las enormes paradojas que siempre se han dado a través de su
historia. Desde niño siempre oí la frase de que “Cuba es el país de la
Siguaraya”. Yo recuerdo una de las paradojas que más me asombró de toda mi
vida: Mi abuelo materno era un mambí,
fundador del Partido liberal. Machadista de corazón y hombre de un solo partido.
Adversario acérrimo de los estudiantes que habían derribado a “su General
Gerardo Machado”, y por ende del Dr. Grau y Carlos Prío, fundador y activo líder
del Directorio Revolucionario Estudiantil, que tanto habían combatido a Gerardo
Machado. Siendo yo aún “un vejigo”—como me llamaba él—nuestras discusiones eran
de ampanga, yo atacando a Machado y defendiendo a los que lo habían
derribado y él llamando a Machado el “mejor presidente que había tenido la
República"
y execrando a los auténticos.
Pero sucedió
que por una de esas extrañas paradojas que se daban en nuestro Archipiélago, a
mediados del Gobierno del Dr. Carlos Prío Socarrás, los dirigentes del partido
liberal, olvidando todo su pasado pactaron con el Gobierno auténtico y mi abuelo,
con tal de no romper su promesa de no cambiar jamás de partido, se vio sin
quererlo, al lado de los detestables “revolucionarios auténticos” y siguió
siendo liberal aunque se acordaba todos los días de la progenitora de los
Suárez Rivas, dirigentes liberales de nuestra provincia
que habían propiciado el pacto liberal-auténtico.
Por esas y
otras cosas inverosímiles a Cuba se le conocía como “el país de la siguaraya”.
Con la llegada
de la roboilusión de los Hnos. Castro, se acentuaron aún más las enormes
paradojas a las que me refiero. De ser el país más amigo de Los Estados Unidos
en toda Iberoamérica, Cuba pasó, por obra y gracia del fidelismo,
a convertirse
en el peor
enemigo de el poderoso vecino del Norte. Pero al mismo tiempo,
la tiranía fracasaba estrepitosamente pues una “revolución comunista” que
alentaba el sentido comunitario entre sus ciudadanos, logró hacer al cubano, el
más individualista y anti solidario ente que
se
haya conocido
desde el descubrimiento
de
nuestra tierra.
También el
“hombre nuevo” producto de más de 40 años de adoctrinamiento “socialista anti
imperialismo yanqui” se ha convertido en el ser más pro yanqui de todo nuestra
América y el sueño de la juventud criada en el “comunismo anti yanqui” es vivir
en el “monstruo y en el imperialismo yanqui”, a los que eufemísticamente llaman
“Yuma” disfrutando de
todas las "inmundicias que se pueden obtener en el consumismo capitalista".
Pero la
paradoja más incomprensible que se ha
conocido
en el país de la Siguaraya, es la que está dándose en estos momentos entre la
actitud de los pro gubernamentales y algunos—bastante—de los opositores o
disidentes, en relación con Raúl Castro.
Resulta que
mientras los pro gubernamentales le exigen a Raúl, cambios verdaderos, y no
cosméticos, cambios estructurales y reestructuración del sistema político
urgentemente, ya y ahora; líderes de la “oposición” tanto dentro de Cuba como
en el exterior, se han empeñado en una bien orquestada y parece ser que bien
pagada, campaña para darle a Raúl Castro el beneficio de la duda y dejarle
gobernar un tiempo para que pueda cumplir los cambios que él desee hacer.
Como si Raúl
Castro fuera un gobernante nuevo o un candidato recién electo que llega por
primera vez al poder, cuando la realidad es que Raúl ha sido copartícipe de
todos los desmanes cometidos por su hermano y ha apoyado todas-- y muchas veces
las ha propuesta—las medidas que han destruido a Cuba y han condenado a la
esclavitud por casi medio siglo a nuestro pueblo.
Hay que tener
bemoles para llamarse “disidente” u “opositor” al castrato y salir ahora con que
“Raúl ha prometido cambios y hay que darle un tiempo para que los haga”. ¿Desde
cuando, los comunistas respetan sus promesas y la palabra empeñada?
¿Qué carajo
pretenden los propugnadores del “dejar
tranquilo y darle tiempo a Raúl para que realice sus cambios”?
Simplemente mantener el status quo y esperar a ver si una victoria del partido
demócrata lleva a la Casa Blanca a un candidato que se arregle con la tiranía,
levante el embargo, le otorgue créditos ilimitados y millares de turistas
norteamericanos vayan a Cuba a gastarse millones de dólares que apuntalarían a
la dictadura y prolongarían
la esclavitud de nuestro pueblo por muchos años más. Y que Raúl, a cambio de su
traición a la lucha por la libertad total y verdadera de Cuba, los incluya en el
gobierno o les de unas migajas de poder dentro de una “leal oposición”, que les
permitiría pegarse al jamón y satisfacer sus ansias de ser alguien en Cuba.
Ojo con los
promotores de extenderle una carta blanca al “heredero”, porque esos, esos no
responden a los intereses
de nuestro pueblo ni a sus ansias de libertad.
(Publicado en la edición del 1 de noviembre del 2007)
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