A MEDIO SIGLO DEL ABISMO LA CRISIS DE LOS COHETES DE OCTUBRE 1962: GARANTÍA DE LA REVOLUCIÓN-IV

lunes, 31 de octubre de 2011

A MEDIO SIGLO DEL ABISMO
LA CRISIS DE LOS COHETES DE OCTUBRE 1962: GARANTÍA DE LA REVOLUCIÓN-IV
(10-30-11-5:00PM)
Por Diego Trinidad, Ph. D 
Minutos después que las fotos de este vuelo fueron reveladas, los analistas fotográficos de NPIC descubrieron ocho sitios bajo construcción de emplazamientos de SAMs.[1] La sensación causada por los descubrimientos del vuelo del 29 de agosto además levantaron la sospecha de John McCone, director de la CIA, quien correctamente dedujo que la presencia de SAMs en Cuba era precursora de la introducción de cohetes estratégicos.[2] Pero antes de que los cohetes estratégicos fueran eventualmente descubiertos por los próximos vuelos de U-2 autorizados, una verdadera batalla campal fue librada por parte de Rusk y Bundy principalmente, opuestos a la autorización de más vuelos de U-2 por temor de que las misiones fueran descubiertas, o peor, que un U-2 fuera derribado, y analistas de la CIA, incluyendo su director, McCone. Memorias de Girón volvieron con las consideraciones políticas prevaleciendo sobre las de seguridad nacional, ahora increíblemente después de descubrir SAMs en Cuba
Mas la política doméstica también seguía interviniendo, con otro discurso del senador Keating el 31 de agosto denunciando, con todo lujo de detalles, torpederos rusos en Cuba, desembarco de tropas adicionales, vehículos anfibios, tanques de guerra y múltiples convoys de camiones cerrados conteniendo posibles cohetes dentro, por la configuración de los camiones.  Mucho de esto fue luego confirmado por los próximos vuelos autorizados. Los torpederos, por ejemplo, eran lanchas lanzadoras de misiles cruceros conocidas como KOMAR y tres bases adicionales de SAMs fueron detectadas en los lugares denunciados por Keating, sugiriendo que su información provenía de fuentes confiables.[3] Pero el Secretario de Prensa de Kennedy, Pierre Salinger, continuaba negándolo todo y el embajador ruso Anatoly Dobrynin igualmente aseguraba al gobierno americano que Rusia nunca  introduciría armamentos “ofensivos” en Cuba. Aún así, un nuevo vuelo de U-2 fue autorizado para el 5 de septiembre, sobre áreas de Cuba no cubiertas en el vuelo del 29 de agosto. Tres nuevos sitios de SAMs fueron detectados, más cinco MiGs 21, los más modernos de Rusia, que podían alcanzar hasta 70.000 pies de altura, poniendo en peligro a los U-2 que volaban a esa altura.[4]
Una reunión urgente fue citada en la Casa Blanca el 7 de septiembre, cuando Kennedy fue informado en detalle de los descubrimientos de los vuelos del 29 de agosto y del 5 de septiembre. La mayor preocupación mostrada por Kennedy era sobre si los SAMs encontrados podían ser considerados armamentos “ofensivos’, puesto que esto era lo que había prometido al pueblo americano no permitir en Cuba y también era lo que Rusia había declarado que nunca haría. El Presidente no quedó satisfecho sobre la cuestión y ordenó terminantemente que nada sobre los descubrimientos de los vuelos fuera revelado, especialmente a los medios informativos, amenazando al general Carter y a Ray Price, sub-director de inteligencia de la CIA, con despedirlos “si leo algo sobre esto mañana en el Washington Post”.[5]  Bundy reportó más tarde que “El Presidente le dijo al general Carter que esta información no debía ser incluida en publicaciones de inteligencia pendiente a más exacta determinación y ordenó que ningún reporte sobre armamentos que pudieran ser ofensivos fueran publicados sin su aprobación”.[6]
Anadyr sufrió modificaciones desde casi el principio cuando los planeados submarinos nucleares no estuvieron listos para la operación. Una vez más, los esperados adelantos tecnológicos no se materializaban y en el caso de los submarinos nucleares, la situación había sido eminentemente peligrosa, pues primero, en una prueba para lanzar cohetes nucleares, el prototipo Proyecto 658, K-19 (foto), el primer submarino nuclear ruso, después de varios intentos fallidos de lanzar un cohete, cuando por fin se logró, el cohete cambió de rumbo en el aire y se autodestruyó, sin siquiera alcanzar la mitad de la trayectoria.  Peor, regresando por el Atlántico norte a su base en Rusia, el reactor atómico se sobrecalentó y los 128 marinos de su tripulación malamente escaparon con vida al tener que ser rescatados, aunque todos estuvieron expuestos a cierto grado de radiación y algunos murieron tiempo después.[7] De la misma manera, los barcos de guerra rusos necesarios para proteger a los cargueros con sus cohetes, cabezas nucleares y demás componentes de Anadyr, simplemente no existían, gracias a una decision tomada años antes por Khrushchev.  Poco después de asumir sus funciones de jefe supremo de Rusia en 1955, debido a un accidente en el Mar Negro que explotó y hundió el gigantesco barco de guerra Novorossysk, con la pérdida de toda la tripulación de 608 marinos rusos, un enfurecido Khrushchev paró en seco la expansión de la marina rusa ordenada por Stalin en los años 50 y nombró a un héroe de la Guerra Patriótica (como llamaban los rusos a la Segunda Guerra Mundial), el almirante Gorshkov, nuevo jefe de la marina. Al final de 1957, 350 barcos de guerra habían sido retirados y la construcción de submarinos de petróleo también había sido reducida en favor de submarinos nucleares.  Cuando Khrushchev necesitó barcos para escoltar y proteger a los cargueros en ruta a Cuba, no había ninguno disponible. Khrushchev airadamente increpó a Gorshkov: “¿Cómo es posible que no haya barcos?”  Gorshkov contestó, “Pero señor, usted ordenó que se destruyeran”.  A lo que Khrushchev increíblemente replicó, “¡Yo no ordené tal cosa!” [8] Así era Khrushchev.
Así que sólo se pudieron mandar cuatro submarinos petroleros para “proteger” a la gigantesca armada en camino a Cuba en el verano de 1962.  Pero con una peculiaridad desconocida hasta hace muy poco: cada uno contaba con un torpedo con cabeza nuclear, el cual podía destruir una flotilla entera de Grupo Portavión americano, un área enorme en la superficie del Mar Caribe y un seguro inicio de una guerra nuclear general si se producía tal ataque submarino. Además, y otra vez increíblemente ¡los cuatro comandantes de los submarinos petroleros clase Foxtrot que iban hacia Cuba estaban autorizados a usar los torpedos nucleares!  Así fue la orden del almirante Gorshkov al almirante Rybalko, jefe de la Operación Kama, la porción maritima de Anadyr: “Usted usará estas armas [los torpedos atómicos] si las fuerzas americanas atacan a sus submarinos . . . o si recibe órdenes de Moscú de hacerlo”.[9] Y todo esto cuando esos torpedos nucleares sólo habían sido probados DOS veces, ambas veces explotando antes de tiempo y antes de alcanzar sus objetivos.
La operación Anadyr fue descubierta cuando los vuelos de U-2 fueron finalmente re-autorizados por Kennedy a finales de septiembre, aunque por la nubosidad sobre Cuba, hasta el 14 de octubre no se pudo realizar el que descubrió los cohetes.  Dos días después Kennedy fue informado de la evidencia y se le mostraron las fotos por el director de NPIC, Arthur Lundahl.  Inmediatamente, un mecanismo para lidiar con la Crisis fue confeccionado por la Casa Blanca, denominado ExComm (indicando Comité Ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad).  Y comenzaron las deliberaciones sobre qué hacer al respecto, después de todas las aseguranzas a Kennedy de que esto nunca sucedería, desde su asesor de seguridad Bundy, pasando por el director de la Oficina Nacional de Estimados, Sherman Kent (“creemos que el aumento de la capacidad militar rusa en Cuba comenzada en julio no refleja una política rusa radicalmente nueva hacia Cuba”)[10]  y,  por supuesto, terminando por los rusos, quienes negaron la presencia de cohetes aún después de haber sido descubiertos. Todavía el 18 de octubre, cuando Kennedy malamente se pudo contener de mostrar las fotos que guardaba en su buró, en una reunión con Gromyko en la Casa Blanca, el ministro ruso una vez más le dió al Presidente las mayores seguridades de que las armas y “asesores” rusos en Cuba eran estrictamente para proteger a Cuba. El ExComm se reunió por primera vez el 16 de octubre. En esa primera reunión estaban presentes, además del presidente y su hermano Robert, por el Departamento de Estado, el Secretario  Dean Rusk, los Sub-secretarios Charles Bohlen y George Ball, el Secretario de Estado Asistente para Latinoamérica Edwin Martin, y el asistente presidencial y Embajador at large Llewellyn Thompson. Por el Departamento de Defensa, el Secretario Robert McNamaray sus asistentes Roswell Gilpatric y Paul Nitze. Por la CIA, como el Director McCone estaba fuera del país, estaban el Sub-Director Marshall Carter y el Director de NPIC Arthur Lundahl.  El Secretario del Tesoro Douglas Dillon (por ser republicano principalmente), el Asesor de Seguridad presidencial McGeorhge Bundy, el ayudante de Kennedy y principal escritor de sus discursos Ted Sorensen y el General Maxwell Taylor, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas americanas redondeaban el grupo inicial del ExComm esa primera mañana.  Al principio, todos en el grupo favorecían una solución militar: al menos bombardear las bases.  Pero nadie, comenzando por el General Taylor, le podía asegurar al presidente que todas las bases serían destruidas.  De manera que en los primeros tres días,  además de presentarse y debatirse muchos puntos de vista y alternativas—la esencia del mecanismo del ExComm, diseñado para informar al presidente y ofrecerle toda la posible gama de acciones que podían y debían ser tomadas por la administración—se fueron formando dos bandos que agrupaban a los que preferían alternativas diplomáticas—no violentas—y los que apoyaban acciones militares desde bombardeos hasta una invasión de Cuba. Después de rechazar las alternativas más drásticas, tales como bombardear las bases de los cohetes en Cuba o invadir la isla para destruir todos los cohetes, el Presidente decidió comenzar con una idea sugerida por McNamara el 18 de octubre: impedir la entrada a Cuba de más armas por medio de un bloqueo marítimo, el cual, por las connotaciones de la palabra (un acto de guerra en derecho internacional), fue cambiado a “cuarentena”.  Y esa decisión presidencial le fue comunicada al pueblo americano durante un célebre discurso de Kennedy en TV nacional la noche del 22 de octubre. Pero antes del discurso, Kennedy pasó una hora muy incómoda reunído con líderes congresionales.  Ninguno aceptó las alternativas diplomáticas, incluyendo la “cuarentena” decidida por Kennedy como respuesta inicial.  Y casi todos señalaron lo obvio: el problema no sólo era evitar que entraran a Cuba más armas “ofensivas”, sino cómo sacar las que ya había en la isla, muy especialmente los cohetes de alcalce medio, los cuales ni se sabía si estaban listos para ser lanzados sobre EU. 
Uno de los líderes congresionales, el legendario y poderoso Senador de Georgia Richard Russell (foto de la izquierda), presidente del Comité de Asuntos Militares del Senado, increpó fuertemente a Kennedy, demandando una invasión de Cuba inmediatamente, asegurando que “esta gente [los rusos] ha sido advertida”. “Pero Senador, contestó Kennedy, no podemos invadir a Cuba.  Nos hace falta más tiempo.  Lo que quiero decir es que tomaremos las medidas necesarias para invadir a Cuba en siete dias”. Russell le gritó que “el destino del mundo depende de su decisión”. Casi todos los líderes congresionales de ambos partidos presentes en la reunión, demandaron acciones militares, incluyendo al apaciguador Senador William Fulbright de Arkansas.[11] Pero Kennedy mantuvo su decisión, a pesar de las severas críticas, y en el discurso, Kennedy delineó la política de la cuarentena, la cual impediría la llegada a Cuba de más barcos rusos, mediante la colocación de barcos de guerra americanos en un arco de más de 500 millas al noroeste de Cuba.  El Presidente demandó que Rusia retirara los cohetes “ofensivos” de Cuba, los cuales habían sido introducidos secretamente después de todas las garantias ofrecidas por líderes rusos.  Y terminó extendiendo la doctrina de “represalia masiva” de la Guerra Fría a las naciones del hemisferio, advirtiendo a Rusia que: “Será la política de esta nación considerar cualquier cohete lanzado desde Cuba contra alguna nación del hemisferio occidental como un ataque de la Unión Soviética sobre EU, necesitando una respuesta en represalia sobre la Unión Soviética por parte de EU”.[12]
[1] Dino A. Brugioni, Eyeball to Eyeball: The Inside Story of the Cuban Missile Crisis ( New York: Random House, 1990), p. 104. La mayor parte de la documentación sobre los vuelos de U-2, los distintos descubrimientos revelados por las fotografías tomadas y el descubrimiento final de las bases de cohetes estratégicos en Cuba proviene de este magnífico libro, el mejor sobre lo que los U-2 encontraron en Cuba
[2] Ibid, p. 105
[3] Ibid, pp. 112-13
[4] Ibid, pp. 116-17
[5] Ibid, p. 125
[6] Ibid, pp. 126
[7] Peter A. Huchthausen, October Fur ( Hoboken:Wiley, 2000), pp. 12-13. Este es el mejor libro sobre la Operación Anadyr con referencia a los eventos en el Mar Caribe, los submarinos rusos y destroyers y fuerzas caza-submarinos de E.U. en la superficie. Las descripciones son vívidas y emotivas y por vez primera se revela lo cerca que se estuvo a un accidente nuclear por estas actividades durante la Crisis, algo que todavía casi no se conoce
[8] Ibid., p. 5
[9] Ibid., p. 19
[10] Brugioni, op. cit., pp. 145-46
[11] William Doyle, Inside the Oval Office (New York: Kodansha International, 1999), pp. 129-30
[12] Dobbs, op. cit., p. 50