TARRUDOS Y APALEADOS
jueves, 22 de septiembre de 2011
TARRUDOS Y APALEADOS
(9-21-11-5:05PM)
Por Tito Rodríguez Oltmans
En toda sociedad
existen grupos discordes, entre los cuales figuran, por desgracia, los
envidiosos, los resentidos, los egoístas, los sadistas, los masoquistas…y muchos
otros más dentro de esa gama social discordante.
Pero analicemos
desde el exilio cubano a un grupo en especial, los que siendo emigrantes de
oportunidad (entiéndase: “barriga”) pastan en el exilio cubano, haciéndose pasar
por lo que no son; “exiliados”.
A esta gama se le
debe denominar con un nombre especial del reino animal al cual pertenecen: “tarrudos
y apaleados”. Esta definición está basada en los hechos que ellos y
ellas a diario hacen y se manifiestan.
Esta gama que
supuestamente vivió en Cuba las barbaries del régimen comunista, y que,
supuestamente por esos horrores vividos y porque supuestamente disintieron en
algunas cosas del sistema imperante, debieron de haber sido acosados,
perseguidos y hasta veces encarcelados por la Seguridad del Estado. Al llegar a
EE.UU. después de un año y un día de estancia legal, y de mentirle al
Departamento de Inmigración declarando que son perseguidos políticos para
obtener el permiso de residencia, preparan todos los documentos necesarios y un
maletón grande para volver de “visita” a Cuba. Unos, los menos descarados,
argumentan que tienen que ver a la mamá enferma, o al papá, o a un familiar que
está muy malito. Los otros, los aseres chéveres dicen descaradamente que
van a Cuba para vacilar con las jebitas jóvenes que jinetean por dólares o
euros. Compran algunas cobas (entiéndase; ropa barata) y baratijas de fantasía
hechas en China, para tratar de deslumbrar a los brothers (entiéndase: amigos,
socios) del barrio. Algunos de ellos, después de varios viajes a Cuba, y después
de haber sido contactados por el Departamento de Seguridad del Estado, para
conversar, obtienen la aprobación para entrar múltiples veces a Cuba sin
problemas como “mulas o yeguas”. Al regresar a la “Yuma” ya están
convertidos oficialmente en mensajeros - de lleva y no trae - para llevar
dinero, ropa, efectos electrónicos y algún que otro pomito de aspirina para
entregarle en La Isla a una persona, que le llaman “un propio”, todo esto por
una comisión pagada por adelantado en efectivo, en dólares. Y si Seguridad
del Estado le pide un favorcito, este debe de ser cumplido con prioridad.
Este elemento junto
con otros barriga-emigrantes, no tienen el mas mínimo concepto de lo que es La
Patria, la moral integral del cubano digno y decente del exilio, y de gran parte
del pueblo decente cautivo en la Isla que de verdad es el que en cada instante
del día sufre el rigor del comunismo.
Este grupo se les
puede definir como “tarrudos” por su falta de moral, y por el solo
hecho de pasar, según ellos, un buen rato (de acuerdo a sus mentalidades)
vuelven sumisamente al lugar de donde (supuestamente) los botaron, o tuvieron
que salir huyendo (?). Y “apaleados” por ser despreciados por su
conducta, tanto por el régimen como por todos los cubanos dignos.
Este grupo grita y
clama histéricamente por un cambio pacifico, ordenado y reconciliatorio, con
abrazos, perdón (cínicamente de ambas partes) y cash, mucho cash, mucho verde
como dice este elemento. No le importa la justicia. No le importa la libertad,
no le importa si a la muerte de los Castro se establece un cambio variante del
comunismo, que puede ser el
Neomarxismo Gramsciano,
el Progresismo Democrático, el Liberalismo Internacional, o cualquiera otra
doctrina reformista del concepto marxista. Solo les interesa el miserable deseo
egoísta de juergar en una Patria cuya tierra está anegada de luto y dolor, y
tampoco les importa el dolor del exilio. Solo la pachanga impera en sus
rosados cerebritos.
Estos son los
sujetos que aplauden a Los Van Van, a Pablo Milanés, al Dúo Buena Fe, y a todos
los embajadores musicales que el régimen envía a EE.UU., principalmente a Miami.
Embajadores del veneno propagandístico del régimen que se aprovecha del
infame Intercambio Cultural para promover discordias, alteraciones del
orden, y lo más significativo de todo esto, es el cínico insulto al exilio
cubano honrado y decente.
Estos personajes
por sus complejos, aberraciones y formación mental, componen desafortunadamente
un grupo minoritario, pero indeseable para el exilio.
Si a estos
miserables tanto les gusta el vacileo comuñanga, ¿Por qué no regresan a Cuba de
nuevo para quedarse definitivamente como lo que son; unos desvergonzados,
tarrudos y apaleados?
0 comments
Publicar un comentario