ELADIO
SECADES SE REVUELVE EN SU TUMBA
(9-21-11-5:05PM)
Por Andrés Pascual
Al panteón de las
verdaderas glorias del diarismo cubano pertenece uno de los mejores cronistas
deportivos de la Mayor de las Antillas, que ganara notoriedad internacional y un
premio nacional de literatura a mediados de los 40’s, por la publicación de
Estampas de la Época, retazos magistrales de la conducta y el modo de pensar del
cubano tradicional, descritos a través de la prosa más brillantemente humorista,
burlona y costumbrista que profundizara en algo tan simple y complejo a la vez
como la personalidad del criollo.
Eladio abandonó
Cuba en 1962, porque se sintió traicionado por el castrocomunismo, que se impuso
a la fuerza sobre el peligroso proceso revolucionario con el que simpatizó en
1959 y, todavía en 1960, le otorgaba el beneficio de la duda ante el rumor “de
malas lenguas” de que el comunismo, con todo su lastre de crimen, represión y
esclavismo social se imponía. Por tal motivo, cuando los Orioles de Baltimore,
bajo una campaña de apoyo efectuada por el receptor Gus Triandos, que había
jugado en Cuba, se negaron a realizar el entrenamiento primaveral de 1960 en La
Habana, escribió en su leído editorial deportivo “Tres Verdades”, de Bohemia, un
artículo que, poco después, los acontecimientos negaron de arriba abajo:
“Campaña de injusto descrédito”; todavía a principios de junio, cuando el
Departamento de Estado, por intermedio de su Secretario Cristian Herter, de
Frank Schaugnessy, Presidente de la Liga Internacional y de George Trautman,
Presidente de los Circuitos Menores del Beisbol Organizado determinaron el
traslado de los Cubans hacia Nueva Jersey, el Maestro Secades volvió a la carga
por el lado equivocado y escribió, también en “Tres Verdades”, “Un atropello la
expulsión de los Cubans”.
En septiembre se
ordenó que ningún jugador americano reforzara a clubes de la Liga Invernal y, en
1960-61, se jugó solo con criollos un gran campeonato; pero, si algo estaba
claro, era que los americanos consideraron el asunto por el lado real: los lazos
de amistad se habían roto; la imposición del odio hacia el vecino del Norte
cobró matices alarmantes de aceptación por un pueblo al que se le desconocía
semejante caudal de bajas pasiones.
Entonces, como
hombre inteligente, Secades entendió que, quien estuviera acostumbrado al libre
ejercicio del pensamiento, no podía esperar más de aquello y se exilió vía
México…
Ya había trabajado
en el sector periodístico en el país azteca entre 1929-1934, donde cubrió
boxeo, beisbol y su pasión incontrolable, como apostador que también fue, el Jai-Alai,
del cual era un fenomenal cronista y al que Fausto LaVilla, otro maestro del
diarismo deportivo cubano, bisabuelo del ex jardinero zurdo Luis González,
bautizó como “El hombre que endiosó a Pistón”, por las crónicas que le dedicó al
extraordinario delantero de la pelota vasca, héroe de las jornadas sabatinas
habaneras de ese deporte.
Secades nació en
1908, en 1926 casó con Carmen Torres, ese año debutó en periódicos de la época
como reportero. Fue Horacio Roqueta, uno de los pioneros del diarismo
deportivo, el que descubrió el genio tremendísimo del cronista y escritor; quien
lo puso en plantillas y al que Eladio se refería como “su Maestro”.
Cuando regresó de
México, tras un breve tiempo como redactor, se hizo cargo de la jefatura de las
páginas deportivas de Alerta, sería hacia 1937 y, en 1940, comenzó a escribir
las Estampas de la Época, insertas en la literatura cubana como joya de valor
singular por su agudeza costumbrista.
Al recibir igual
responsabilidad en el Diario de la Marina, las Estampas continuaron
escribiéndose en ese periódico. Por esa época, era el jefe de la sección
deportiva de Bohemia, hacia donde llevó a un muy joven René Molina, su discípulo
absoluto en la faena.
La capacidad y la
originalidad para utilizar la imagen y la metáfora en el deporte, única, le
hacía describir elementos del juego de pelota, del boxeo o del que fuera con
frases como “caballero del peto, la escafandra y la escobilla” para referirse a
los umpires del beisbol; o “jugadores de juego y sin alma”, para el pelotero que
no metía el cuerpo en el exigente beisbol invernal cubano.
El título que le
puso a un artículo sobre el boxeador cubano Florentino Fernández, también en
Bohemia, hizo historia: “Ningún boxeador cubano ha pegado así” y, cuando Pascual
Pérez se metió en problemas de cierta seriedad legal, que se iniciaron en el
seno de su matrimonio, lo que el cronista magistral escribió lo tituló, “Sube la
guardia, Pascual”
Banquete para los
novicios y especie de droga una vez que alguien lo conocía, confieso que leí
todo lo que escribió en Bohemia y muchísimo del Diario de la Marina y que,
todavía hoy, busco y leo con avidez de los archivos de Esto, de México, sus
crónicas en ese periódico. Soy fanático de Secades como nunca he sido de otro
periodista ni de ningún atleta y ni me arrepiento ni me averguenzo.
Con todas las
Series del Caribe de la primera etapa a su haber en esencia y presencia; con un
caudal envidiable de asistencia a peleas de boxeo, tanto nacionales como
internacionales en Cuba, en México o en Estados Unidos; con casi todos los
juegos de la Liga Cubana y de la Liga Nacional Amateur por más de 30 años; con
gran cantidad de asistencia a juegos de Grandes Ligas y como uno de los
delegados de Cuba por la Liga Invernal que asistieron en Miami a la constitución
de la Confederación de Países del Beisbol Profesional del Caribe y a la creación
de la Serie del Organismo en 1948; sin dudas, fue una de las personalidades más
respetadas en el circuito regional procedente de la Isla.
A finales de 1959,
ante los rumores de que Bobby Maduro tenía intención de venderle al Cincinnati
en 1960 a Leonardo Cárdenas, a Borrego Álvarez y al Haitiano González, que
habían sido baluartes del triunfo del club en la Pequeña Serie Mundial, escribió
un ácido material ante el rumor, que era cierto, contra el que ripostó la
franquicia de los Azucareros desautorizando al cronista a participar en la
reunión de invierno y en cualquier otra de las oficiales durante la próxima
temporada, lo que Eladio tomó con filosófica resignación y, en otro artículo,
luego de reflejar el incidente, concluyó que, “ si lo que dije se refleja en la
administración del equipo en algo positivo, si los Cubans no resultan afectados
en el terreno de juego, me dolería mucho no asistir a esas reuniones; ahora, si
la novena es lesionada por esos cambios de jugadores, hechos solo para llenar
los bolsillos de alguien, entonces bienvenida sea esa prohibición que, a no
dudarlo, yo sobraría ahí”

Eladio Secades
estuvo 4 años en México en su segunda etapa en ese país; en 1966 se trasladó a
Nueva York, donde trabajó en varios medios junto a sus amigos y colegas Pedro
Galiana y Fausto Miranda. En 1974 lo agredió el cáncer óseo, que lo colocó en
tan precaria y deplorable apariencia que no admitía visitas.
Bajo la
administración de poderosos calmantes para aplacar el dolor falleció, en 1976,
al lado de Carmen, su compañera inseparable por medio siglo, el más grande
cronista deportivo cubano de todos los tiempos; el hombre que describió como
nadie la idiosincrasia del pueblo de José Martí: Eladio Secades.
Todavía hay
detalles, noticias de mal gusto procedentes de Cuba sobre Secades: la tiranía,
a través del falso rescate de valores importantes que han sido objeto de
prohibición, ha publicado una selección de las Estampas y no hay un periodista o
estudiante que no haya tenido que escribir algo sobre su grandeza como regulador
de un descubrimiento demasiado tardío, que tiene como objetivo único el
oportunismo comercial.
Como afrenta a su
personalidad, pretenden robarse para comerciarlas no solo su obra como usureros
que son, sino su imagen y su trascendencia, que les posibilite mañana acercarlo,
de alguna forma, a la repugnante y reaccionaria obra de Fidel y del Che; como
son esos elementos ¿Quién lo duda?
0 comments
Publicar un comentario