LOS NUEVOS VIENTOS QUE SOPLAN

viernes, 15 de abril de 2011

 LOS NUEVOS VIENTOS QUE SOPLAN
(4-14-11-5:10PM)
Por Roberto A. Torricella -Miami, Florida**
La visita del ex-presidente Jimmy Carter a Cuba fue cautelosamente preparada por las autoridades de este país como parte integral de la conspiración de “acercamiento” que han intentado realizar distintos gobiernos de EE.UU., tanto republicanos como demócratas, con el gobierno castrocomunista de Cuba a pesar que ahora oigamos las consabidas críticas “oficiales” contra el ex-presidente vomitadas por el Departamento de Estado norteamericano para “darle forma” a esta engañosa patraña maquinada por ellos mismos. Como hemos comprobado, la visita no solo incluye, entre otros aspectos, la liberación de Alan Gross mediante un posible canje con los espías de la red avispa que cumplen sentencia, sino un cierto “reconocimiento” a la disidencia como paso inicial para dar también inicio de una “transición” que mantendrá el mismo sistema en el poder y sustancialmente a los mismos siniestros personajes culpables de nuestro cautiverio.
Todo lo que está ocurriendo demuestra que el gobierno de los EE. UU. no ha cambiado un ápice: sigue haciendo –al igual que lo ha venido haciendo desde hace tiempo- lo que a ellos le conviene y le interesa, sin importar el sufrimiento del pueblo cubano y dando la mano amiga a sus enemigos de siempre y la espalda a los que siempre demostraron y siguen demostrando ser sus amigos incondicionales. ¿Será que, a través del tiempo, han captado la incapacidad del cubano que vive en el exilio para auto-gobernarse democráticamente?
Los “nuevos” cubanos de Cuba, incluyendo la llamada “disidencia”, están en una onda muy distinta a los “antiguos” y tradicionales cubanos del exilio, especialmente los del exilio histórico, y esa onda de los de allá es la aceptación de una “ligera” transición con limitadas libertades, disfrazada de un gran cambio, pero integrada por los mismos causantes –o sus herederos- de la debacle cubana con limitada atención al exilio.
¿Y saben qué?... muy posible que gran parte del exilio tradicional se merezca que lo tiren a heces por muchas razones, entre ellas: no depusieron su orgullo y no supieron unirse en la lucha para liberar a Cuba; nunca supieron olvidar el odio que los hizo irreflexivos, que nuevamente los ofuscó, y que fue la causa principal de perder a Cuba; y, porque los cubanos de allá, especialmente los de las décadas de los 60s, 70s y 80s, ven al exilio como los culpables de haber entregado la Isla al comunismo internacional.
Hoy día, los exilados participan en agonizantes organizaciones pro-libertad para Cuba que “respiran” gracias a la ayuda económica que reciben de fuentes norteamericanas, pero no ven que, a través de los años transcurridos, ellos mismos se han lentamente cavado su propia fosa ya que, a pesar de sus muy loables intenciones, siguen sin unidad y separados por la misma animadversión causante de la debacle cubana. Otros -cómplices de la ascensión al poder del castrocomunismo- tratan de curar sus conciencias comiéndose diariamente los micrófonos y escribiendo en la prensa para, con sus arengas, denunciar las atrocidades que comete el régimen y, aunque muchos lo hacen con intenciones encomiables, hacen sus descargas sobre el tema de Cuba para mantener un utópico y novelesco “liderazgo” en el exilio que mantenga sus bolsillos con cambio “que no haga ruido” como acostumbraba a decir el Padre Espiralli.
¿Han estudiado, analizado, y anticipado cuál será la actitud de las actuales –y muy importantes- élites cubanas caso de realizarse un cambio político y económico hacia una verdadera democracia que sin duda los afectará directamente? ¿Tiene el pueblo cubano, tanto el de aquí como el de allá, la capacidad y la educación para establecer, respetar, y proteger una democracia representativa o solamente para ficticiamente “importar” sus componentes básicos? Conociendo la trastienda de algunos de sus integrantes, su intención de no soltar el poder, y el hecho que los costos de supresión son mucho más altos que los de tolerancia, el resultado de esta transición –que se hace porque le conviene a los Castro primordialmente- quizás pueda, por su propia conveniencia temporal, instaurar algún tipo de estructura híbrida mezclando componentes autoritarios con “cierta” imagen restringida de principios democráticos, o ir directamente al “fracaso” del impulso liberalizador con un retorno al autoritarismo si los factores domésticos e internacionales no se imponen.
Los primeros años, al comienzo del exilio, constituyeron nuestra única y verdadera oportunidad para la lucha bélica pues había juventud y vigor, el acceso a equipamiento y apoyo económico, pero las mismas rivalidades por las cuales perdimos a Cuba restaron a su fortalecimiento. Eran dos grupos que salieron al exilio: los batistianos provenientes de la horrible “tiranía dictatorial” y los fidelistas “revolucioneros” provenientes de la cacareada “revolución traicionada” que nunca lo fue.
Después vino el glorioso y valiente intento de la Brigada 2506 donde se maximizó la unidad y, con todo y eso, algunos ex-militares constitucionales, tan cubanos y tan limpios como cualquier otro, fueron vetados de participar por considerarlos miembros del ejército “de Batista”, así como hubo algún “comandante” de la Brigada que creó división y trastornos dentro de sus filas, diciendo que no aceptaba la dirección y mando de profesionales que eran antiguos oficiales militares del Ejército Constitucional Cubano. Pero, con todo y eso, se lanzaron en su valeroso intento por lo cual tienen el mayor respeto, admiración, y reconocimiento de todos sus compatriotas, empezando por nosotros, así como muchos otros cubanos que, en esos tiempos, también arriesgaron sus vidas realizando incursiones bélicas a Cuba en busca del derrocamiento de la tiranía castrocomunista.
Es frustrante y decepcionante, pero empezamos a ver una Cuba que, después de tres generaciones, el exilio histórico tiene poca significación y participación por múltiples razones. El cubano de Cuba se conforma con una transición lenta, “pauuuuuuulatinamente” progresiva (si permiten que funcione), en la que se comience a producir -para darle vigencia y credibilidad- algunas de las “libertades” que quiera y que convenga a la élite del imperante sistema totalitario. Naturalmente, dentro de este escenario formarán parte para dar alguna ilusión o “perspectiva de cambio” los más renombrados “disidentes” que, nacidos y criados dentro de ese sistema, lógicamente piensan –a diferencia del exilio- que es la única solución para eventualmente, quizás después que pasen otras generaciones más, llegar a un cambio hacia algún tipo de democracia en Cuba con un “nuevo cubano” pero, mientras tanto, ellos tristemente creen que hay que “jugar al dominó” con el castrocomunismo sin importar quién domine con la blancura democrática del doble blanco o con la siniestra tiniebla del totalitarismo en la negrura del doble nueve.
Y quizás, para “demostrar” el cambio”, llamen a unos cuantos cubanitos “disidentes” adinerados del exilio, que han apoyado y siguen apoyando el “acercamiento”, tienen negocios o quieren forjarse una posición comercial en Cuba, y viajan a la Isla para preparar el terreno y las condiciones necesarias que les permita poder “$participar$” más suculentamente en la “transición”. Seguro que la élite cubana les dará la bienvenida obsequiándoles varios cucuruchos de maní en su típico y peculiar empaque.
**- Nota de N.A.- Nuevo Acción ha hecho una excepción esta vez y publica este artículo, escrito evidentemente bajo seudónimo, porque su   análisis es digno de ser tomado en cuenta.