BAHÍA DE COCHINOS A LOS 50 AÑOS-I
viernes, 15 de abril de 2011
BAHÍA DE COCHINOS A LOS 50 AÑOS-I
(4-14-11-5:10PM)
Por Diego Trinidad, Ph. D.
Al medio siglo de la fracasada invasión de Bahía de Cochinos el 17 de abril de 1961, debemos reflexionar sobre lo sucedido de una manera quizás más crítica que la acostumbrada en cada aniversario de esta fecha tan triste para todos los cubanos de buena voluntad. Con motivo de las varias conmemoraciones de los 50 años de la invasión, algunas reuniones y actividades especiales se están llevando a cabo localmente, tales como un seminario de medio día en la Universidad de Miami el sábado pasado y la publicación de un nuevo libro, “The Brilliant Disaster” (El Brillante Desastre), que se presentará por su autor, Jim Rasenberger, en la librería Books and Books de Coral Gables el próximo jueves 14 en la noche. Al seminario asistí y participé haciendo algunas preguntas pertinentes a varios de los participantes, como el profesor de la Universidad de Alabama y autor de un excelente libro sobre la invasión el pasado año, Howard Jones, el investigador del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami, Brian Latell, y el Presidente de la Asociación de Veteranos de la Brigada 2506, Félix Rodríguez, todos buenos amigos. El libro de Rasenberger fue publicado el lunes 4, lo recibí el martes 5, y terminé de leerlo ayer. Es quizás el mejor libro escrito sobre la invasión.
Hace dos años, publiqué un capítulo sobre la invasión en el libro “50 Años de Revolución en Cuba: El Legado de los Castro”, editado por mi colega Efrén Córdova, con quien acabo de publicar otro libro (junto con Juan Benemelis y Miguel Castillo), “El Ocaso del Régimen que Destruyó a Cuba”. Mi capítulo, que se subtitula “Garantía de la Revolución”, es un resumen conciso que contiene la documentación más reciente que había sido sido publicada sobre los hechos y mi análisis sobre lo sucedido es extremadamente crítico de la actuación del Presidente John Kennedy antes, durante y después de la invasión. Sin embargo, en este último año, he tenido la oportunidad de consultar ciertas fuentes antes desconocidas y de conversar con algunos que estaban en Cuba en 1961 y conocen los acontecimientos íntimamente. Por esas razones, mi interpretación de la invasión y sus consecuencias ha cambiado bastante, para mi sorpresa. A continuación, ofrezco lo nuevo que he aprendido y lo que quizás cambie la opinión sobre la invasión de Bahía de Cochinos de algunos cubanos y otros conocedores del tema. En definitiva, lo importante es descubrir la verdad histórica sobre los hechos, y aunque esta versión no sea bienvenida por ciertos grupos, considero que es mi deber como historiador presentarla a los interesados. Un nuevo capítulo sobre la invasión, mucho más extenso que este breve resumen, estará incluido en mi libro sobre la revolución cubana que espero publicar al final del verano.
Hay varios temas que resaltan de entrada, y uno de los más interesantes es la influencia que la exitosa intervención en Guatemala propiciada por la CIA que terminó con el exitoso derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz en 1954, tuvo en la mentalidad de casi todos los que planearon y dirigieron la operación contra Cuba en 1959-61, desde el Presidente Eisenhower hasta los agentes de la CIA que reclutaron y entrenaron a los miembros de la Brigada. Todos pensaron que el “paseo” de Guatemala se repetiría en Cuba. Todos se equivocaron y las consecuencias todavía la estamos pagando los cubanos. Pero lo peor fue que Eisenhower, que como buen estratega militar debía haberse dado cuenta que lo que se planeaba no podía de ninguna manera tener éxito, debido a su entusiasmo y apoyo a las operaciones paramilitares de la CIA, se dejó deslumbrar por el gran triunfo de la CIA en Guatemala y no utilizó sus experiencia militar para juzgar la operación contra Cuba de una manera más crítica.
Otro tema que sorprendentemente toma prominencia es la inercia burocrática y las funestas consecuencias que esto puede tener en cualquier actividad en que esa burocracia esté involucrada. Porque olvidamos que la CIA, en primer lugar, era—y es—una burocracia por antonomasia. ¿Por qué fue esto importante en el caso de Cuba en 1959-60? Porque desde el principio, Eisenhower dejó todo lo que se pensaba hacer contra Cuba en manos de un pequeño grupo de agentes de la CIA. Ese pequeño grupo poco a poco fue aumentando (eventualmente de 60 a 600 agentes) y poco a poco los cambios en la operación fueron produciéndose, porque las burocracias llegan a tomar casi una vida por si mismas y lo primero que hacen es proteger sus propios intereses. Me explico. Al principio, los planes eran de entrenar a grupos de menos de 100 cubanos exiliados para infiltrarlos en Cuba y ayudar a promover una eventual insurrección contra el régimen castrista. Pero muy pronto la CIA descubrió que en Cuba, a mediados de 1959, todavía no existían las condiciones, ni la oposición popular para producir tal insurrección contra el régimen. Si, habian ya grupos de alzados en el Escambray. Y si, había alguna oposición organizada en las ciudades. Pero nada como lo necesario para derrocar al régimen. Además, Cuba es una isla. En Guatemala, un grupo de opositores a Arbenz simplemente cruzaron la frontera desde Honduras y con una mínima cobertura aérea, aterrorizaron a las fuerzas del gobierno (Arbenz nunca fue ni remotamente un líder tan popular como Castro) y lograron su cometido. Esto era imposible en Cuba, donde había que introducir armas y hombres desde afuera, algo mucho más difícil. ¿Pero que hizo la CIA al ver que en Cuba la oposición no estaba lista? Simplemente aumentar la parada y cambiar los planes de pequeñas infiltraciones a una fuerza invasora que no solo contaría con miles (se planeó reclutar hasta 5000 exiliados) de soldados, sino con una
mini marina de guerra y una mini fuerza aérea. Y todo esto tenía que mantenerse en secreto y EU no podía aparecer involucrado de ninguna manera. Ya existían demasiados intereses creados y la operación tenía defensores que no estaban dispuestos a desistir, sin importar que las condiciones necesarias para el éxito no estuvieran presentes.
Mientras Eisenhower fuera presidente, estos escollos quizás podían ser superados. Después de todo, el presidente mismo fue quien decidió que Castro tenía que ser depuesto. Y Eisenhower, aunque después lo negó varias veces y hasta alteró documentos donde uno de sus ayudantes presentes en la reunión en que se decidió cambiar los planes a una invasión así lo escribió (Eisenhower siempre insistió en que el había aprobado un programa, pero que no había aprobado planes; en fin, diferencias semánticas), fue quien autorizó la operación conocida como el Plan Trinidad. Pero con la elección de John Kennedy como nuevo presidente en noviembre de 1960, todo cambió. Y lo que más cambió fue la razón de ser del plan: derrocar al régimen de Castro. Porque este primer Plan Trinidad contenía la única forma de producir tal derrocamiento. ¿Cuál era? La eventual intervención de fuerzas militares americanas en Cuba, una vez que una cabeza de playa había sido establecida en la isla y un gobierno cubano en armas (el Consejo Revolucionario Cubano, presidido por José Miró Cardona) pidiera reconocimiento y ayuda externa. El reconocimiento sería proporcionado por el gobierno americano y otros miembros de la OEA, y la intervención sería a nombre de la OEA, pero compuesta principalmente por fuerzas americanas (las cuales estaban presentes en los 8 destroyers y el portaviones Essex a varias millas de las costas cubanas ese fatídico 17 de abril de 1961. Sin esa intervención, era imposible que 1300 invasores de la Brigada 2506 pudieran militarmente derrotar a un ejército profesional de 30,000 soldados bien entrenados y a 200,000 milicianos que lo apoyaba. Esto lo sabían muy bien todos los que planearon la operación contra Cuba. Y lo sabía también John Kennedy, quien fue completamente informado de los detalles del Plan Trinidad el 28de enero de 1961 por el Director de la CIA Allen Dulles y el asistente del jefe del Plan Trinidad (Richard Bissel), Tracy Barnes. En esa ocasión, no existe ninguna evidencia de que Kennedy desaprobara de la intervención militar americana que aseguraría la victoria de la operación. Pero Kennedy tampoco aprobó el Plan Trinidad ese día, sino que ordenó una revisión inmediata del mismo por el Pentágono, la primera vez que los cuerpos militares revisaban el plan que había elaborado la CIA enteramente por su cuenta. Vale la pena citar lo que Dulles, leyendo notas preparadas por Bissel, informó a Kennedy y su equipo en esa reunión. “La CIA cree que el presente plan puede establecer una cabeza de playa en territorio cubano y mantenerla por un período de dos semanas, posiblemente hasta 30 días. Una vez que esto haya sido logrado, habría una base para una iniciativa abierta de EU de instituir una ocupación militar de la isla, preferiblemente por fuerzas que incluirían Latinoamericanos de la OEA. Hay una oportunidad razonable que el éxito del plan descrito ponga en movimiento fuerzas que causarían la caída del régimen”. (Foreign Relations of the United States, (FRUS) Volume X, document 27)
Cuando el Pentágono aprobó el Plan Trinidad a los pocos días, el General David Gray presento un reporte que comenzaba con una nota precaucionaria, estipulando que el éxito de la operación dependía del grado de apoyo que existiera dentro de Cuba, y sugería que sin ese apoyo, la invasión fracasaría. Continuaba Gray en su reporte escribiendo que el asalto anfibio debía ser exitoso aunque enfrentara ligera oposición y asumiendo que contara con apoyo local y que la pequeña fuerza aérea de Castro pudiera ser destruida en ataques antes de la invasión. Si esto sucedía, la operación no requeriría necesariamente la intervención abierta de EU. En sumario, termina el reporte de Gray, “la evaluación del presente plan es favorable. Los Jefes [del Estado Mayor Conjunto] consideran que la ejecución oportuna de este plan tiene una oportunidad regular (fair) de éxito final, y aunque no logre inmediatamente los resultados deseados, pudiera contribuir al eventual derrocamiento del régimen de Castro” (FRUS, Volume X, document 35). Es muy importante el uso de la palabra fair al final del reporte. Ni en inglés, ni traducida como “regular” en español, tiene un significado claro y específico. El General Gray, después del fracaso, dijo que, en su opinión, fair quería decir que las oportunidades de éxito no eran muy buenas, solo un 30%. Pero ese no es el significado que la mayoría de los que leyeron el reporte le asignaron a la palabra. Todo lo contrario. Para casi todos los demás, fair quería decir buenas oportunidades de éxito. Y así fue entendido el reporte del Pentágono: como una recomendación de apoyo al plan. No obstante, a Kennedy no le gustó el reporte ni el Plan Trinidad, considerándolo “muy espectacular” y ordenó a Bissel que cambiara el lugar del desembarco y que la operación fuera de noche. Nunca antes en la historia de EU un desembarco anfibio había ocurrido de noche. Pero la CIA, en su afán por salvar la operación, le proporcionó a Kennedy lo que pidió en solo tres días. Ese fue el Plan Zapata, que presentaba un desembarco nocturno en las playas de la Bahía de Cochinos. Ese cambio en el plan básico, por supuesto, redujo las oportunidades de éxito de la operación considerablemente. (Continuará)
1 comment
WWW.INFOCONTINENTAL.COM
Gracias por compartir este post, estaría bien poder llegar a más personas para poder transmitir lo dicho aqui, te deseo suerte con tu blog.
Un saludo!!
Publicar un comentario