CARTA DE AMOR A QUIEN NO CONOZCO PERSONALMENTE

miércoles, 17 de noviembre de 2010

CARTA DE AMOR A QUIEN NO CONOZCO PERSONALMENTE
(11-16-10-5:15PM)
Por José Alberto Álvarez Bravo
Primero lo primero. Esta carta-respuesta es abierta porque no conozco su correo, ni a la destinataria. Para que llegue a su destino, necesitaré el apoyo de mis amigos exiliados con acceso a los medios, y en especial el de Zoé Valdés, quien tuvo la gentileza de publicar en su blog la que dio origen a la presente.
Luego toca explicar la aparente contradicción de una carta de amor a una mujer desconocida.
No hay error en la expresión, sino en la interpretación de la palabra amor en su sentido lato. Amor humano, amor al prójimo, amor a la causa de la libertad de Cuba. De eso trata el contenido de estas líneas.
Por último, lo más importante: la identidad de la destinataria. Para usar la misma frase de Zoé, se trata de “la gran actriz e intelectual cubana Myriam Acevedo”.
Dos cosas me conmueven sobremanera. Que alguien del peso de nuestra Myriam haya valorado positivamente un texto cuya única virtud, si la tuviera, sería la sinceridad, y que no haya puesto reparos en la oscuridad del autor. Esto explica, por sí solo, por qué Zoé la describe como gran actriz e intelectual.  
Contradictoriamente, hay algunos puntos en que disiento por completo con Myriam.
En primer lugar, Myriam reside en Roma, pero vive en Cuba. Su corazón está en Cuba. Los lazos que la unen a la isla nunca se han diluido en las brumas de la Ciudad Eterna.
Tampoco es osadía enfrentar la cobarde dictadura de los Castro. Este paso es solo la ineludible necesidad de no aceptar la imposición de quienes retrotrajeron a Cuba, otrora vanguardia de las sociedades emergentes, a la era feudal. Indigno y vil es preciso ser para acomodar la cerviz al yugo de los traidores.
No se ajusta a la verdad la categórica afirmación de que no tengo miedo. Si algún mérito tuviera mi conducta, sería precisamente haberla realizado a pesar de sentir miedo. Este sentimiento es consustancial a la naturaleza de los seres vivos, exceptuando quizás a los invertebrados. Pero mi miedo a calificar de cobarde supera al de enfrentar a los represores. Valientes son los cubanos radicados en medio mundo que no han replegado su patriotismo bajo argumentos lenitivos.
En fin, a Myriam y al resto de mis hermanos emigrados, soy yo quien agradece su inquebrantable amor a la patria, el apoyo caluroso a quienes hacemos lo que esté a nuestro alcance para que puedan, cuanto antes, retornar a la tierra en que conservan todo el derecho a disfrutar, y tributar.
En la ciudad de La Habana, a 15 de Noviembre de 2010.
PS. Estas líneas han sido redactadas mucho tiempo después de publicada la de Myriam, porque solo hoy ésta llegó a mis manos.