PRUEBA DE LA HIPOCRESÍA Y COMPLICIDAD DE LAS DEMOCRACIAS OCCIDENTALES CON EL COMUNISMO

lunes, 5 de abril de 2010

LA ESCANDALOSA Y CANALLESCA PRUEBA DE LA HIPOCRESÍA Y COMPLICIDAD DE LAS DEMOCRACIAS OCCIDENTALES CON EL COMUNISMO
(4-5-10-9:10AM)
Durante los juicios de Nuremberg,  los jueces de las democracias occidentales se negaron, una y otra vez a dejar que se presentaran pruebas y que los acusados alemanes pudieran siquiera discutir sobre la falsa acusación que se les hacía de que la terrible matanza de los Bosques de Katín, había sido realizada por las tropas alemanas de ocupación. Con una desfachatez y una actitud rayana en la complicidad, las potencia occidentales ignoraron los hechos evidentes de que ese horrible asesinato había sido perpetrado por los soviéticos. De todas maneras era una reafirmación más de como las potencias "aliadas" occidentales habían corrido para salvar al comunismo bolchevique, declarando la guerra a Alemania, por haber atacado a Polonia, ignorando por completo que el desmembramiento de la Nación polaca, había ocurrido gracias a un acuerdo entre Hitler y Stalin, con el pacto Ribbentrop-Molotov. Si bien es cierto que los alemanes ocuparon  el oeste de Polonia, al mismo tiempo los rusos se anexaron extensos territorios polacos del Este. Pero a la URSS, no le declararon la Guerra , ni Inglaterra, ni Francia, ni los Estados Unidos.
Setenta años después, es la propia Rusia, heredera de la desmerengada URSS, quien admite abiertamente su culpabilidad.
El siguiente artículo de la periodista Pilar Bonet, nos da la medida de valorar en retrospectiva la gran hipocresía de las potencias aliadas ganadoras de la Segunda Guerra Mundial, en la que las potencias capitalistas acudieron a salvar a la potencia comunista y después le regalaron  graciosamente la Europa del Este, trayendo la infelicidad y la esclavitud a millones de seres humanos.
Esta es la mejor evidencia de como la prensa occidental, tapa los crímenes del comunismo y sus aliados e inventa historias tenebrosas sobre los enemigos de este azote de la humanidad.
LA HERIDA ABIERTA DE KATIN
Restos de militares polacos y sus familiares, asesinados en Katin (foto de archivo)
Por Pilar Bonet
Rusia tiende la mano a Polonia, con la emisión de la película de Wajda sobre la matanza de 22, 000 polacos en 1940. Putin visitará el monumento a las víctimas.
Rusia tuvo el viernes un pequeño gesto de acercamiento a Polonia al difundir por la televisión  la película Katyn, de Andrzej Wajda, sobre el exterminio de la élite militar polaca por el régimen estalinista en el bosque de ese nombre en Smolensk, en el territorio ruso de la URSS. Con la proyección de la cinta por el canal Kultura quedó satisfecho en parte uno de los deseos del gran director de cine polaco, cuyo padre fue una de las víctimas de los fusilamientos realizados por el NKVD (entidad precursora del KGB) en 1939-1940, tras el reparto de Polonia entre la Alemania nazi y la Unión Soviética. En virtud de una orden del Politburó, de la que se cumplieron 70 años el 5 de marzo, fueron asesinados casi 22.000 militares polacos, y sus familias recluidas en campos de prisioneros en diversos territorios de la URSS (incluido Katyn) en Rusia, Ucrania y Bielorrusia.
Durante años Moscú culpó a la Gestapo, pero fue un crimen del terror comunista.
El 7 de abril, el jefe del Gobierno ruso, Vladímir Putin, y su homólogo polaco, Donald Tusk, visitarán juntos el monumento dedicado a las víctimas de Katyn, al oeste de Moscú. La iniciativa de esta visita sin precedentes corresponde a Putin.
Durante medio siglo, la URSS culpó de la matanza de Katyn a la Gestapo, pero en 1990 el presidente Mijaíl Gorbachov entregó a su colega polaco Wojciech Jaruzelski la lista de los fusilados y otros documentos, y se abrió una causa criminal. Las investigaciones iniciadas entonces se cerraron en 2004, durante la presidencia de Vladímir Putin, en virtud de una disposición secreta de la fiscalía militar. La matanza de Katyn enturbia las relaciones entre Varsovia y Moscú y es un enorme obstáculo para crear un clima de confianza entre dos vecinos.
Kultura es un canal dirigido a un público intelectual y tiene una audiencia inferior a la de otros canales nacionales. Sin embargo, la proyección de Katyn, que fue programada la víspera, saturó su página web y se convirtió de inmediato en uno de los asuntos más debatidos de la noche en el Internet ruso. A la proyección, que sólo puede haberse producido por orden del Kremlin, siguió una mesa redonda con políticos, historiadores y el cineasta Nikita Mijalkov. Desde distintas posiciones, todos los participantes reconocieron como un hecho incuestionable que Katyn fue un crimen perpetrado por el estalinismo. Konstantin Kosachov, el jefe del comité internacional de la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento), admitió que sólo la "total publicación" de los muchos documentos aún secretos dará respuesta a las necesidades emotivas de los polacos.
Kosachov es figura influyente en el partido gubernamental y sus palabras parecen indicar que Vladímir Putin podría dar una muestra de buena voluntad a Polonia, facilitando la apertura de los archivos.
En Rusia, Katyn se había proyectado en sesiones restringidas, una de las cuales, en marzo de 2008, fue organizada en Moscú por Memorial -la ONG que vela contra el olvido del estalinismo-, con asistencia del mismo Wajda. En una sala atiborrada, el cineasta dijo que deseaba acceder a los documentos sobre el destino de su padre y conseguir la proyección comercial y televisiva de Katyn en Rusia.
De los 183 tomos de la investigación sobre Katyn, nada menos que 116 han sido declarados secreto de Estado, y el delito ha sido trivializado, al ser calificado como "un abuso de poder con graves consecuencias y circunstancias agravantes". La fiscalía militar se ha negado a examinar las peticiones de Memorial para rehabilitar a las víctimas.
En 2005, el Parlamento polaco exigió que el fusilamiento de Katyn fuera reconocido como un acto de genocidio. Parientes de las víctimas se dirigieron al Tribunal de Estrasburgo para pedir que Rusia reconozca su responsabilidad jurídica, acepte la calificación de genocidio y se disculpe, cosa que ya hizo el presidente Borís Yeltsin al hincarse de rodillas en Varsovia en 1993. Polonia no excluye reclamaciones de sus ciudadanos a Rusia, en tanto que heredera de la URSS.
"La proyección de la cinta es positiva, pero parece más bien un gesto simbólico para desviar la atención y agradar a los polacos sin tener que dar pasos prácticos", manifestó Nikita Petróv, de Memorial. Esta organización ha exigido que se den los nombres de los culpables de la matanza, que se califique el asesinato como crimen contra la humanidad y que los muertos sean declarados víctimas de la represión política estalinista. También quiere que se publiquen los documentos, incluida la disposición secreta mediante la cual la fiscalía rusa dio por concluido el caso en 2004.
"El crimen de Katyn no sólo es el asesinato de casi 22.000 polacos, sino medio siglo de mentiras y falsificaciones, durante el cual la URSS, pese a los hechos evidentes, negó su responsabilidad por el exterminio de prisioneros políticos y trató de convencer a todo el mundo y a sus propios ciudadanos de que el crimen era del nazismo", afirmaba Memorial en una carta dirigida al presidente Dmitri Medvédev. "Los intentos de resucitar la versión falsificada de Stalin se emprenden no sólo en la prensa sensacionalista, sino desde el Parlamento. Como resultado, la sombra de los delitos y la mentira del régimen estalinista gravitan sobre la Rusia de hoy", señalaba Memorial.