EL FINAL DE UNA UTOPÍA DIABÓLICA

domingo, 23 de septiembre de 2012


EL FINAL DE UNA UTOPÍA DIABÓLICA
(9-18-12-5:00PM)
Por, Héctor Julio Cedeño Negrín-Periodista independiente de Cuba 
La verdadera intención de Fidel Castro al elaborar su pretendida “revolución humanista”, pasará para siempre, como una conjetura más de la historia. Porque a estas alturas, muy pocos admiten la generosidad de aquella ficción, impuesta a sangre y fuego sobre nuestra patria y que se convirtió verdaderamente, en el terror de los  cubanos. 
Recuerdo como en mi natal Banes, colocaban decenas y decenas de camiones a lo largo de las principales avenidas de la ciudad y los atiborraban de milicianos, armados hasta los dientes. Estos hombres pertrechados, recorrían el camino que les conducía hasta las faldas del Escambray, para arrasar literalmente con los alzados en armas, en aquella guerra a muerte de la tiranía castrista, contra los que no comulgaban con su proyecto de comunismo despiadado. Esta guerra tremenda la sostenían, apenas pocos años de estrenada, su cacareada revolución socialista.  
Pensaba yo, en mi niñez de aquel entonces, que si desde Banes enviaban más de mil  hombres a la llamada “Lucha contra Bandidos”, cuantos no marcharían desde todos los confines del país,  para nutrir esas fuerzas exterminadoras. Frente a mi casa existía una fábrica de mosaicos, propiedad de Ramón Sánchez Luzón. Los cuatro camiones FORD del año 55 que poseían, tenían que “prestarlos” a los milicianos, so pena de que se los confiscaran. Así ocurría con todos los dueños de camiones, a los que no les quedaba más remedio, que poner sus vehículos “al servicio de la revolución”.  
Recuerdo más nebulosamente, aquellos fusilamientos del principio de la revolución, donde eran aniquilados, los esbirros de Batista, que cometieron crímenes contra el pueblo cubano. Pero luego, esos mismos tribunales llamados revolucionarios, se convirtieron a la vendetta contra muchos ciudadanos inocentes y hasta contra los propios compañeros de revolución, que no compartían las ideas de los hermanos Castro. Muchos miles más, fueron internados en las mazmorras de la tiranía y allí cumplieron decenas de años o murieron en prisión, víctimas de los maltratos. Al final se impuso la crápula gelatinosa, que resultó ganadora y que instituyó aquel régimen, como la encarnación de sus sueños, ahora con el campo limpio de enemigos, rivales y disidentes.  
Pero hoy, a cincuenta y tantos años de aquella  falacia, ¿Cúal ha sido el balance general, que avance real ha obtenido nuestro pueblo? ¿Cúantas de aquellas metas se consiguieron con todos estos años de sacrificios y penuries? Porque hasta los propios tiranos y sus incondicionales acólitos, reconocen, que la Cuba de hoy, es un país en la ruina, que se encuentra tan distante de la cima, como los que están en el fondo del abismo.   
Ya sabemos que los gobernantes cubanos, viven encerrados en sus bunkers, llenos de miedo y que Raúl Castro, solo anda por las calles de la ciudad, a muy altas horas de la noche y por aquellos barrios más distanciados y menos problemáticos. Desplazándose a velocidades supersónicas en sus vehículos blindados, como si huyeran a todo correr, de los cubanos. Pienso que solo ven el país, a través de videos, cómodamente sentados en una sala climatizada, protegida hasta del mundanal ruido y con una ayuda de cámara excelente. Su percepción del mundo cotidiano, es puramente teórica y completamente irreal. 
Desde allí dirigen un país, que se deshace día por día y sus contactos con la realidad, son como chispazos, cada x tiempo. Así supimos como Raúl salió una tarde y descubrió los campos de Cuba, llenos de marabú. Pero nunca cruzó cerca de un edificio en derrumbe, ni vió como sacaban los cuerpos destrozados de sus habitantes y por eso no se entera, de que este país, se está cayendo a pedazos y no en videos, ni películas, sino en la realidad cotidiana.  
De todas formas pienso que los gobernantes, desde hace mucho tiempo, tienen la certeza de su fracaso. Pero que más les da, si ya vivieron una vida de Reyes y solo esperan por la carroza que les conducirá, al mundo de los muertos. Allí esperan llegar, con la esperanza de encontrar, algo menos peor que lo vivido. Ahora, según ciertos medios de especulación, que en Cuba funcionan eficazmente, a Fidel Castro le están construyendo un mausoleo de lujo, en los predios de su natal Birán, muy cerca de la casona que fuera de su padre, Ángel Castro, el “Rey del Ganao” en aquella zona.  
El fundamento para dar certidumbre a la especulación, es según los que la sustentan, que se han incrementado como jamás en la historia, el número de policías, en la zona, además de otros tantos miembros del Ministerio del Interior y que incluso, una unidad militar que se encontraba a la entrada del lugar y que pertenecía al ejército, que había sido desmantelada con anterioridad, ha sido reactivada nuevamente, ahora con miembros del MININT.  
Dentro de la especulación, se habla del movimiento de grandes piezas de mármol, que se encontraban escondidas en varios túneles subterráneos. Se afirma además, que existe un grupo de hombres trabajando en el lugar, presuntamente constructores de obras militares y se afirma que se está ampliando la carretera de acceso al sitio. Un opositor que merodeaba por la zona y que presumiblemente, había tomado algunas fotos del lugar, fue expulsado de allí y se le prohibió su entrada permanentemente.  
Al parecer, Fidel desea conservar la nostalgia de su más tierna edad y contemplar desde su muerte, las vacas pastoreando en los jardines de su mausoleo, como aquellas vacas del “Otoño del Patriarca”, de Gabriel García Márquez, su inmarcesible cófrade. Un monumento al Faraón sin pirámides, no derrotado jamás por hombre alguno (únicamente por aquel  que le propinó una cachetada y por Francisco Flores, que le dijo las verdades en la cara y ante todo el mundo), solo por el tiempo, la enfermedad y la muerte, inseparables de la vida misma y de los seres vivientes, ni siquiera patrimonio del ser humano.
 
Para Raúl, el mausoleo del “Segundo Frente” (foto), junto a Vilma. Raúl, modesto, como su nombre lo indica, sin pretensión alguna de pasar a la historia, solo la de vivir a su albedrío, en un proyecto que fue la quimera de su hermano y en la que siempre fue su segundón, por obligación. El final de la revolución es para Raúl Castro, algo obvio, evidente. El sabe que de este proyecto no quedará nada, dentro de  unos pocos años, lo ha visto  en el florecimiento de Chequia, en la Eslovaquia increíble de esta época, en la ex Polonia, de su amigo Wojciech Jaruzelski y en el resto de los llamados países ex socialistas europeos. 
Ėl conoce también que dentro de unos pocos años, los hermanos Castro y su revolución, serán denigrados públicamente, por casi todos los cubanos de la actualidad y  yacerán olvidados por todos los cubanos del futuro. El mausoleo construido a Fidel, quedará tan descuidado, que dentro de algunos años, se encontrará en ruinas y se derrumbará, sin que nadie lo limpie, lo cuide, ni lo repare. Y si allí colocaran, su cuerpo momificado como el de Lenin, con el tiempo se llenará de moho, hongos y se pudrirá. 
Los que aseguran que existe un espacio en Santa Ifigenia, para colocar los restos de Fidel Castro, son verdaderamente ingenuos, no conocen la vanidad de ese señor, que se cree mucho más grande que José Martí y que todos los próceres, de la historia humana. El mausoleo de Fidel fue una idea de él mismo, diseñado por él y construido con el concurso de sus arquitectos más avezados y ya saben ustedes, que él es capaz de disertar sobre cuestiones de arquitectura. Ya lo verán, todo es cuestión de tener paciencia suficiente y de no morir antes que aquel. 
Fidel yace en su lecho mortuorio o en la nevera de conservación, en manos de los taxidermistas, que preparan su cuerpo, para el gran día en que le expondrán en la “Plaza Cívica”, a la que él le cambió el nombre y la que recobrará para su desdicha,  su nombre original. Allí le expondrán, para que lo admiren y lo lloren, sus amigos y sus acólitos de todo el mundo, hasta que le lleven al mausoleo, que le tendrán reservado en su natal Birán. También le expondrán allí, para que los cubanos vayan a cerciorarse, de que por fin, está muerto para siempre y para que suspiren al salir  y digan bajito; “por fin salimos, de este tirano loco”.