RAÚL Y HU JINTAO, DOS CHINOS SE HAN JUNTAO

martes, 10 de julio de 2012


RAÚL Y HU JINTAO, DOS CHINOS SE HAN JUNTAO
(7-8-12-5:10PM)
Por. Lic. María del Carmen Carro
La visita del sucesor del “tirano mayor” a China, no es algo que pueda asombrar a los cubanos dentro de la Isla. Los chinos se han impuesto a través de los años dentro de la Isla y la restauración del barrio chino es la mayor prueba de ello.
Los chinos han marcado su territorio en lo que podríamos ubicar como el Centro de la Habana. Allí muy cercano al parque de la Fraternidad  una entrada al estilo chino indica que usted ha entrado en el Barrio Chino. Y es fácil, de identificar, de ahí en adelante verá infinidad de ojos rasgados.
En el cuchillo de Zanja hay un lindo boulevar, donde la esencia de la cultura china es dueña del lugar. Colores vivos, todo alegórico a esa cultura milenaria. Los olores que salen de los restaurantes les hacen sentir a los vecinos del área que tienen aun más hambre y necesidad. Los dulces que no probaba desde que era muy pequeña allí se adquieren en precios altos. Pequeñas tiendas con ropas muy modernas y actualizadas.
Los restaurantes y pequeños negocios son atendidos por descendientes de los mismos  chinos que fueron relegados a un segundo plano al triunfo de la Revolución.
Cuando estaba muy jovencita, me encantaba caminar por la calle de Galiano y merendar en el famoso Ten Cent de Galiano. Y recuerdo en una ocasión en que exhibían una película que yo quería ver y mi tía me decia.-“No, búscate otro cine, porque este está en el barrio Chino”. A tanto insistir me llevó a caminar por el territorio de los chinos. Y el lugar estaba sucio, a los ancianitos se les veía sentados por los bordes de las aceras, mugrosos, y rascándose la cabeza. Esa imagen no la borraré nunca de mis recuerdos. Años más tarde los que sobrevivieron a esos primeros años de Castro en el poder. Los hombres de ojos rasgados, dijeron.-“Aquí estamos los chinos y se unieron por hermandades”. Y así, proliferaron las Sociedades Chinas que le dijeron al Poder Popular con estos ancianitos podemos nosotros, porque son nuestros viejitos y no los queremos hambrientos.   
Los chinos que habitaban la isla al principio de la revolución, no acogieron el triunfo de Fidel Castro con mucho agrado. Ellos habían trabajado fuerte y tenían pequeños puestos de viandas, donde además se vendían helados y frituras. Y Castro todo lo intervino, y hasta los que se dedicaban a lavar y planchar fueron despojados de sus negocios.
Y con el crecimiento de las Sociedades, crecieron las obras humanitarias que no solo abarcaba a los de la tercera edad, sino que garantizaron y garantizan trabajo a los descendientes de chinos hasta nuestros días.
De cerca conocí a uno de los fundadores de la Sociedad Lung Kong (foto de su edificio en La Habana), ubicada en Dragones, esquina a Manrique. Alejandro, así se llamaba aquel señor que llevó a cabo el programa de recoger a todos los ancianitos chinos que recorrían las calle hambrientos y en total abandono.
“Con un poco de harina de trigo yo resuelvo el almuerzo de estas personas”.- y fue de esta forma, como en aquel ir y venir de alguien muy cercano a mi, pude constatar como aquel chino salvó a muchos de sus coterráneos, a pesar a las rigurosas inspecciones a las fue sometido. El ejemplo era tan alto que las entidades del régimen de Castro, tanto las del Partido Comunista de Cuba, como las del Poder Popular no tenían –“moral” para oponerse a la iniciativa de los chinos, que comenzaron a unirse por Sociedades. A reconstruir el Barrio Chino y de esa forma adecentaron esta parte de la Ciudad de la Habana
Y fue de este modo, como también los periodistas independientes, de aquella década de los 90 solíamos encontrarnos por esa zona del Barrio Chino, y donde en mas de una oportunidad conocimos los calabozos de la Unidad de Zanja. También en mas de una ocasión conocimos de la solidaridad de una de sus “chinitas’, las más querida por nosotros, Mercedes Lam Lee, que sin ser miembro de la oposición, llegó a significar mucho para los que la conocimos.
El Barrio Chino es un reto para el régimen de los Castro que en tantos años no han podido reconstruir los edificios aledaños al popular barrio de los chinos. No pueden igualarse a la labor culinaria y gastronómica de estos trabajadores chinos.
Podemos asegurar que Cuba si tiene una parte totalmente divorciada del comunismo en el mismo corazón de la Ciudad. Allí se encuentra y se vende todo lo necesario para satisfacer cualquier necesidad, pero el régimen de la Habana, lo dulcifica como un trato amable y generoso con los chinos, y de ahí la “trova”. Nuestros antepasados también, además de africanos fueron chinos.
Los chinos para no “intoxicarse” con el periódico Granma, tienen su propio periódico , el Kuong Wah Po. Ellos si han establecido su libertad de expresión, porque no creo que sean muchos de los “gendarmes”, los que puedan identificar si están pidiendo Libertad o están convocando a una Marcha.   
Mi experiencia en la Sociedad Lung Kong fue algo que siempre llevaré conmigo. Los ancianitos jugando al domino después del almuerzo, que se preparaba básicamente con el empleo de harina. “Con harina nadie se muere”.- suplicaba casi el chino Alejandro.
Lung Kong-(Loma del Dragon) realizaba sus festividades tradicionales con la Danza del Dragón.
-¿Quién lo iba a decir? Los chinos los más calladitos del barrio. Que levante la mano el que vio a un chino del planchado de chinos de su barrio en una reunión del CDR. Que clase de ejemplo han dado “los hombres mas trabajadores del mundo”, así lo dijo Marti.
En esta visita del tirano Raúl Castro a China, recibió palabras halagadoras de su homólogo Hu Jintao quien asegura habrá amistad a “niveles superiores”. Pero, mientras los chinitos que habitan en la Isla del Caribe, responden con un “chinito Yo”.