LÁSTIMA QUE LOS GUAPOS “CAROS” NO SON DISIDENTES

jueves, 28 de junio de 2012


LÁSTIMA QUE LOS GUAPOS “CAROS” NO SON DISIDENTES
(6-27-12-3:10PM)
Por. Lic. Maria del Carmen Carro  
Yo vengo de una tierra firme, linda, y es tan auténticamente cubana, que siempre digo que mi Patria es Guanabacoa. Todos nos conocen por la tierra del Babalao, de los guapos, de las casas con escalones estilo colonial y lamento profundamente que en  los últimos tiempos se empeñan en hacer  olvidar que también es el lugar de músicos, poetas, escritores y como me dijo alguien recientemente. “Guanabacoa, donde se caminaba con la música de los pianos.”
Pero, me urge escribir de los “guapos” que me rodearon, a los que nunca temí, más bien siempre me sentí protegida si coincidía con ellos en una parada de guagua, de camellos. O cuando en horas de la madrugada me veía caminando sola por las calles por falta de transporte y de pronto tropezaba con uno de estos guapos, respiraba con tranquilidad. Ellos me saludaban  apenados, y yo sin embargo me sentía bien acompañada. Para ellos, no había alguien mas guapo que ellos  y en más de una ocasión escuché cuando gritaban. ¡Oye, acere, Perro no come perro! Y si se envolvían en una “bronca”, nadie se atrevía a intervenir porque esa “era su bronca”. Así, vi hombres caminar llenos de puñaladas, de punzonazos, de botellazos. Era guerra entre “Guapos Caros”, que no entienden de-“guapería barata”.
“El Piro”, es el de los “guapos caros” que más recuerdo. Con el Piro no había casualidad. Era un jabao, de mediana estatura. Vi muchas veces a la policia correr delante de él. El Piro, lo mismo se escapaba por el techo de una casa, que se enganchaba de una guagua andando. No creía en los tiros, o al menos conocía que si sacaban la pistola tenían miedo dispararla. Y no sé en cuantas y tantas oportunidades vi al jabao abrirse la camisa y decía.-“Tira”.- tu no ves que tu eres un m……..” Pero,… el Piro, sabía diferenciar y si por casualidad pasaba una vecina decente por el medio de tantas palabrotas, requería.- -“Oye, respeta, que aquí va una mujer decente”.
Y ¿por qué el Piro, y los famosos “boniatos” de Guanabacoa, vienen a mi mente en estos tiempos en que escucho a Antúnez decir, “YO NI ME CALLO, NI ME VOY”
He escuchado los testimonios de algunos que compartieron la prisión con Antúnez decir.-“Ese negro es guapo”
Yo pienso que tiene actitudes valientes y contestatarias, pero no se parece a los guapos que yo conocí.
 Esos “guapos” si alguien decia, aunque no fuera con ellos, que salgan los guapos de Guanabacoa, como lo viví en una ocasión en que una guagua repleta de “negros” del Diezmero abordaron la calle completa por donde yo vivía y gritaban con machetes en las manos. -¡Se escondieron los guapos de Guanabacoa”.
Y como un resorte comenzaron a aparecer, El Piro, Los Boniatos, Marianito, el palero y que sé yo, porque yo si escondí a mi familia. Mis hijos eran muy pequeños. Y nadie, ni carros jaulas, ni patrulleros se atrevieron a desapartar a los “guapos” de Guanabacoa. Y que no se ofenda el que me lea…Pero, ahí sí había guapos de verdad.                                                    
Y así funcionaban casi todos los “guapos” que conocí. Ellos fueron y son disidentes a su forma. No trabajaban para el Gobierno, no vistieron pañoletas de pioneros. Nunca obedecieron esquemas, ni doctrinas. Subían para su Plante de Ñáñigos, aunque no permitieran bailar los diablitos, solo por los alrededores del Templo. Y a pesar de todas las prohibiciones llegaban hasta la misma esquina en sus bailes ya conocidos por los guanabacoenses.
Los llevo siempre en mis recuerdos porque marcaron mi vida. Me enseñaron que el respeto –existe- y el agradecimiento también.
Mi vida contestataria al régimen de Castro la realicé ya desde otra barriada. Más residencial y más hipócrita también.
Cuando Fidel Castro nos acusó a un grupo de Periodistas independientes y de opositores el 1 de Noviembre de 1999, muchos, de estos mis nuevos y etiquetados  vecinos me dejaron de saludar. Si podían cerrar la puerta con disimulo lo hacían. Ya para ese entonces yo me había trasladado para otra casa, y había dejado el barrio de los “guapos atrás”, pero siempre pensaba en ellos con gratitud. En muchas ocasiones me demostraron ser respetuosos y conocer que había un STOP. No existió imposición de conductas ni de una, ni de otra parte.   
En mi nueva residencia, mis hijos ya eran jóvenes. Y mi casa estaba extremadamente controlada por los Órganos de la Seguridad Cubana, especialmente del Departamento 21. Una tarde una vecina de pronto me grita.- (su voz era de un terror tremendo), -“Corre, que te matan a tu hijo”.
Yo corrí y vi a mi hijo y a mi nuera llenos de sangre por la cabeza y mi nuera con grandes heridas por la espalda. Había sido una provocación “misteriosa”. Mi hijo iba con mi nieta cargada, y la recogí envuelta en llanto por lo que estaba sucediendo. Apenas, cuatro añitos. Mi hijo se defendió y el agresor fue a buscar a otros de su ambiente.
De pronto, vi como la calle se lleno de aquellos “guapos” que habían visto crecer a mis hijos.
 Luisito “El Moro” me gritaba muy bravo.-“métete pa’ dentro que aquí van a saber que la rubia fina y sus “blanquitos tienen su gente”.
“El Moro”, tenía una barbería muy cerca y machete en mano subió la loma, y dio la voz de aviso a los  del antiguo barrio, por donde mis hijos dieron sus primeros pasos. Así fueron llegando los que siempre protegieron  a mis hijos.
Cuatro carros jaulas y no podían recoger a los “guapos”. Mis nueras y mis sobrinos, estaban llenos de heridas. Los policías, casi todos- importados- de la parte oriental de Cuba no sabían que a los “guapos de mi tierra, Guanabacoa de verdad les daba lo mismo –“Ocho que ochenta”
Comenzaron a correr que la de los derechos humanos (YO) dirigía un grupo de “guapos” de Guanabacoa. Y la Seguridad del Estado de inmediato se presentó en mi casa, argumentando que eso no era fabricado, que aquel muchacho, que era un profesor de Taekwondo y había agredido fuertemente con  los “quendos”  a mi hijo por la cabeza y a mi nuera por la espalda, y que en el momento de los hechos estaba borracho.
Estaba angustiada, pero entonces supe, que mi respeto, con aquellos “guapos” había dejado una huella para toda la vida. Por encima de Fidel Castro, por encima de  todos los encimas posibles.
Es primera vez que publico esta vivencia personal. Yo soy del criterio y  estaba convencida que ellos “algodones no me iban a tirar”. Yo me enfrenté a una fiera y una fiera responde con latigazos. Ni yo lo pretendí nunca. Con estos hechos jamás hice un programa, ni lo repetí hasta el cansancio.
Sin embargo, estoy convencida que si estos “guapos” con los que crecí desde niña, con los que crecieron mis hijos, mis sobrinos se hubieran declarado –Opositores al Régimen de Castro. ¡Otro gallo cantaría! Y sin resaltar a nadie y discriminar a otros.
El esposo de Sonia Garro, (en la foto, con un machete en la mano) la mujer de la raza negra, encarcelada, me recordó a los “guapos” que hoy coloco en estas páginas como símbolo de agradecimiento.   
¡Muchos como Ramón nos hacen falta! ¿Qué les pasa a los “valientes” que desde luego no se parecen a los -guapos caros- de mi barrio? ¿Es qué acaso Ramón el esposo de la valiente opositora encarcelada no es de ellos?
Revisaré con calma si en el famoso festival de la Bloguera Yoany Sánchez se dio un grito de libertad por Sonia Garro y su esposo o por Niurka Luque.
Los cubanos  necesitan más que una computadora, para arrancar de una vez la injusticia y la intolerancia. Bravo  por defender el desarrollo, pero no olviden la esencia de los pueblos.
Y recuerden los soñadores que los cubanos no caminan en la estratosfera. Ni despiertan al compás de las letras de una computadora. Al cubano hay que tocarle.¡¡¡Bueno. Lo que hay que tocarles!!!