MIENTRAS HAYA VALIENTES

sábado, 26 de mayo de 2012


OTRAS VOCES:

MIENTRAS HAYA VALIENTES

(5-25-12-5:10PM)

por  Miguel Posada- "Verdad Colombia" 
Mientras haya valientes, no se acalla la verdad a bombazos. La verdad no se acalla a bombazos. Mientras exista un solo hombre o mujer con el coraje para expresar la verdad, el totalitarismo no logrará el cobarde silencio que quisiera imponer en Colombia. Por supuesto hay periodistas serviles, interesados o cobardes. Pero también los hay que se atreven a disentir, a pesar de los riesgos que eso conlleva. Fernando Londoño (foto) es uno de esos, y afortunadamente no está solo. Dieron ejemplo al país su hija, Tatiana, y los colaboradores de la Hora de la Verdad, saliendo al aire al día siguiente del atentado a Fernando. Le dijeron al país: ¡Aquí estamos! ¡No nos van a intimidar! Y el jueves el doctor Londoño nos regaló un editorial brillante, como siempre.
Fernando Londoño sabía hace tiempo el riesgo que implica disentir de la subversión y de sus compañeros de viaje. Ciertamente es más fácil hacer un programa frívolo, sin comprometerse con nada, y sólo criticar a quien no se puede defender y no es violento. ¡Tantos son así! Critican a la subversión lo menos posible. Ponen una vela a Dios y otra al diablo para no ser blanco de los bandidos. Además, es rentable ser áulico del gobierno de turno. Muchos periodistas se creen valientes criticando o calumniando al presidente Uribe o a sus colaboradores. ¿Cuál valentía, si en eso no hay riesgo alguno?  Pero hay otros, así sean escasos, que dicen lo que piensan, así implique sacrificar pauta o correr riesgos mortales. Ese es el talante de Fernando Londoño, y de quienes lo acompañan en su programa de radio La Hora de la Verdad.
Nuestro pésame a quienes murieron en este infame atentado. A Fernando, a su esposa e hijos, y a sus colaboradores nuestra admiración, nuestra solidaridad y nuestro agradecimiento de colombianos por su labor inmensa.
Habilidosamente la izquierda intentó desviar la atención sobre los posibles autores del sangriento atentado. Entre ellos León Valencia, conocido como el “comandante Gonzalo”, cuando era dirigente del grupo terrorista ELN. Ahora, para nuestro horror, es asesor delgobierno y redacta reformas a la Constitución. Desviar la opinión y la justicia misma es una vieja táctica comunista. Haga el daño y enfoque la culpa hacia los amigos de la víctima. Eso a veces funcionó en el pasado, pero ya los colombianos no son tontos. Afortunadamente, el mismo Fernando Londoño señaló quiénes son los culpables.
¿Qué querían los terroristas? Por supuesto, asesinar a un hombre grande, que dice lo que piensa sin temor. Pero también, amedrentar a otros, para que callen, y así lograr sin dificultad lo que quieren en el campo político y judicial. La reforma del Marco Jurídico para la Paz, pasa porque pasa. Y pasó en la Cámara, la misma tarde del atentado, este acto, propósito común de subversión y gobierno. Esta insensata reforma, que lejos de acercar la paz la alejará, quedará en la Carta, salvo que el Senado en los últimos dos debates la hunda. Es posible, pero ya perdimos la fé.
El principio del terrorismo es matar a uno, para amedrentar y someter a muchos. En estos momentos se pretende “ambientar” un proceso de paz favorable a la subversión. Se pretende acallar a unos pocos colombianos para eliminar con ello obstáculos y convencer a otros de que hay que tragar sapos venenosos con tal de lograr la paz. Si en el camino quedan tendidas la justicia y la libertad, no importa. Todavía es muy pronto para saber cuál será la reacción del pueblo colombiano, porque los terroristas no siempre logran sus fines.
Pero si el terrorismo violento no funciona siempre, la subversión ha logrado éxitos con el terrorismo judicial. El caso más emblemático es el del Palacio de Justicia. El mensaje para el Ejército es claro: Podemos condenar a quién sea con pruebas falsas, como en el caso del Coronel Plazas, o inclusive sin prueba alguna, como en el caso del ex comandante del Ejército, General Arias Cabrales. Los incompetentes políticos colombianos no son capaces de ponerle coto a este proceso terrorista.
En el caso de Fernando Londoño, se trató de silenciar a alguien que se atreve a tocar estos temas, que se atreve a denunciar el terrorismo judicial. ¿Quién dio la orden para el atentado? La subversión, obviamente. Lo que no sabemos es si fue la subversión del fusil, aquella de la política y la pluma, o ambas, porque su relación es íntima.
Seguiremos, como el Dr. Fernando Londoño, con quién compartimos preocupaciones, valores y conceptos; con quien compartimos trinchera, como él lo expresa, diciendo lo que hay que decir. Les costará trabajo matarnos a todos.