NO SON LOS PADRES, ES LA ESCUELA…

domingo, 22 de abril de 2012


NO SON LOS PADRES, ES LA ESCUELA…
(4-20-12-5:10PM)
 Por Andrés Pascual
León Panetta informó que le molestaban las fotos de soldados americanos al lado de cadáveres en Afganistán; sin embargo, lució seguro de que no habría escándalo tipo Administración Bush… de que no trascienda se encargará la media antiamericana, que es el 95 %.
Ante el caso Ozzie Guillén ningún pelotero americano con ascendencia cubana quiso expresar sus sentimientos, lo que quiere decir que, o no les interesa “lo nuestro”, o después que el venezolano se practicó el harakiri “quedaron complacidos por su sinceridad”.
Desde Raúl Ibáñez, que decidió no declarar porque “lo mío es jugar pelota”, hasta Gaby Sánchez, que se convirtió en el mayor apoyo del manager ante la infausta (no se sabe cómo piensan ni Tani Pérez ni Felo Ramírez (en la foto, de izquierda a derecha: Felo Ramírez, Marilyn Pascual-esposa de Andrés; Andrés Pascual y el veterano cronista de boxeo César Temes) ni Yiqui Quintana realmente, porque fue personal, privado y a puertas cerradas), el caso es que, gracias al crecimiento del castro-comunismo en Miami y de su apoyo en todo el país, como que la gente se pone alerta en cuanto a “qué lado seleccionar como deber”, por lo que se advierte que “no tumba pa’l patriotismo ni pa’ la moral combativa e intransigente” que necesita Cuba hoy tanto como el primer día.
Si a gente mayores como Felo Ramírez, que sufrió el robo de su casa en el Nuevo Vedado y la pérdida “parcial” de su patria y su bien remunerado trabajo en la Cuba gloriosa; si a otros como Yiqui Quintana, extemporáneo con el miembro de Cooperstown, pero que conoce (desde bien adentro) cómo se obliga a todo el mundo allá a aceptar lo que sea; que sabe que cuanto se diga públicamente se redacta en las oficinas del DSE, repito, si a este tipo de cubanos les complació lo declarado por Guillén, posiblemente no sean lazos con el castrismo ni con el comunismo lo que los coloque en esa posición concesiva, sino otra tan peligrosa como lo anterior: E-L O-P-O-R-T-U-N-I-S-M-O.
Entendamos de una vez que este tipo de actitudes no son diferentes a la autoprotección que asume el pueblo de Cuba ante la tiranía, sin embargo, actuar consecuentemente allá no solo genera perder un trabajo, sino perderlo con la integridad civil y, sobran casos, hasta la vida.
Por eso es difícil exigir heroísmo y martirologio desde aquí, donde nadie sabe quiénes están verdaderamente en la disposición de apoyar la causa por miedos que sobran y que hacen efectivos cuando desechan el amparo de la famosa enmienda que permite hablar hasta por los codos, para acogerse de manera gratuita, voluntaria, indigna e inmoral a la otra, que cierra el pico si el riesgo en lo personal es monetario.
El tipo de comentarios como el de Gaby Sánchez o como el de Ibáñez pulula en Estados Unidos, es el producto de la creación del monstruoso aparato que se encargaron de facturar los demócratas con la ayuda de todas las tendencias antiamericanas del mundo, abiertas o encubiertas, desde militantes comunistas hasta terroristas organizados; es un tipo de HOMBRE NUEVO que tiene entre sus estandartes, incluso, “el legado y la foto del guerrillero heroico”, que no está en control ni le interesa la trayectoria criminal de ese hijo de puta ni de todos los otros que los influyen. Es el egresado de la “escuela pública americana”, experimento feroz contra la dignidad y la libertad de todo tipo aquí que, a muchos padres exiliados cubanos, se les ha convertido en una pesadilla.
Es el desastre del sistema docente, repleto de conceptos y métodos antiamericanos que niegan la libertad y buscan convertir en otro individuo tan sometido como el de cualquier país tiranizado por dictaduras al educando de hoy; que trae como conferencistas a sus colegios y universidades, o contrata como profesores a tiempo completo, a cuanto militante designan las ideologías hechas gobiernos que deberían estar clasificados como enemigos de alto voltaje, que pretenden destruir lo que queda aquí de orden social establecido, además de liquidar el capitalismo.
Estados Unidos ha permitido que la defensa de los derechos humanos caiga en manos de bribones que buscan pisotearlos e imponer una dependencia estilo castrista en el país, porque los manejan instituciones enemigas como la RAZA, la media liberal, el partido demócrata, “la curia negra” o el gremio artístico.
En una Cuba post-castrista habrá que arreglar varias cosas y, una de capital importancia, es la educación: ni de juego la pedagogía americana, sino el regreso a Luis Pérez Espinós, a la colección El Sembrador, hoy más válido ese título que nunca, tanto como al libro 5to de Aguayo, inevitables para comenzar a “formar” ciudadanos cubanos reales, ajenos a las lamentables sombras de ese concepto, tan inútiles como desechos que el castrismo ha logrado crear bajo imposiciones criminales.
El peor error que se puede cometer en Cuba sería dejarse imponer los conceptos de respeto a los derechos humanos MADE IN USA, ni la supervisión del manejo de formas que validen el libertinaje, encubiertas en libertad de asociación política y en otras no menos engañosas.
No, 54 años de sufrimientos, de esclavismo, nos tienen que dar la moral suficiente como para rechazar cualquier imposición que, solo por hipocresía o por conveniencia en el asunto, exigirían algunos, además de la energía para desacreditar a los que intenten imponernos cualquier experimento mal intencionado.
El comunismo, el socialismo, cualquier “ismo” político que atente contra las libertades civiles, incluso la influencia y el “pastoreo” de la iglesia entreguista, atea, pro relaciones plenas de Estados Unidos con la tiranía,  tiene que ser erradicada, tiene que ser prohibida y, si hubiera que crear un capítulo como criminal de lesa humanidad contra esas tendencias de concubinato ideológico con el mal, habría que redactarlo e imponerlo.
Nadie ha sufrido lo que Cuba bajo una tiranía comunista, nadie tiene derecho a trazarnos pautas sobre cómo se deben hacer las cosas. Cualquier medida que se tome para intentar rehacer la libertad y la nacionalidad es poco y tienen que aceptárnoslas como entendamos.
A fin de cuentas, tenemos que escribir y practicar, a como de lugar, nuestro propio código de derecho al derecho, después, según lo entendamos, validar el que tanto barnizan hoy sus principales enemigos: los derechos humanos según la ONU.