Todos estos cerebros hablan de prosperidad, de inversiones, de dinero, pero sin mencionar el pluripartidismo, ni las elecciones libres. Eso ni pensarlo, mejor poco a poco, sin sangre. Como si la única alternativa a la guerra armada para liberar a la patria, fuera abrir la piernas como putas, a cambio de unos cuantos dólares. Algunos putas de alto standing eso sí, no de chupa chups por un dólar. Estamos hablando de 6 cifras hacia arriba.
Otra cosa que tienen en común estas personas es que no sé si me dan ganas de abrazarlos o de pegarles un tiro en el medio de la frente. Por un lado se da esa conferencia de Saladrigas en La Habana. Un momento histórico si se mira bien. El primer día en que una voz diferente, una voz del exilio, se abre paso en la Cuba reprimida por los Castro.
Sin embargo, al mismo tiempo, horas antes, ese clan maquiavélico que destroza mi país detuvo a más de 200 opositores para que no pudieran asistir a las Misas del Papa Benedicto XVI.
Según Iván García, la entrada fue libre el día de la conferencia. Pero allí no estaban Oscar Elías Biscet ni Oswaldo Payá ni Martha Beatriz Roque. ¿Por qué?
¿Por qué no puedo yo celebrar ese primer gran paso hacia la democracia que pudo haber sido esa conferencia si su ponente habría tenido la decencia de permanecer fiel a sus principios?
Si el ponente no hubiera faltado el respeto a sus propios padres, que quiso tildar de históricos, pero que al final son también histéricos. Porque esa histeria, señor Saladrigas, la produce el dolor profundo de la represión, la decepción, los amigos muertos, los parques perdidos. Y si yo, que no formo parte del exilio histórico, sino del “hombre nuevo traidor” lo puedo comprender; ¿cómo es posible que usted que lloró solo en un banco, siendo un niño, alejado de sus padres por culpa de los Castro, no lo quiera comprender?
En cuanto a Yoani, hace rato que vengo callando, porque la intención es unir. Pero hay cosas que no puedo tragarme. Como su selectividad a la hora de twittear o escribir, sobre este o aquel opositor. O que reporte un disparo donde hubo una piedra, con foto incluida, porque estaba en el lugar de los hechos antes casi que la policía. Que diga unos días atrás que tenía una aplicación automática para seguir 200 cuentas diarias en Twitter porque es una mentira. Si fuera así, ese programa, automáticamente habría seguido mi cuenta cuando yo comencé a seguirla y eso nunca ocurrió. Era mejor que contara que Ernesto Hernández Busto o quien sea que tiene la contraseña de su cuenta en Twitter, fue quien siguió de forma frenética a tanta gente, para conseguir más seguidores, algo que por cierto recomiendo a quienes quieran aumentar su influencia en esa red social, pues he comprobado que hay mucha gente que te hace follow back.
Por un lado tendríamos que sentirnos orgullosos de los Castro, que han abierto un espacio de libertad; pero por otro habría que aplicarles el ojo por ojo mafioso, por matar inocentes, por encarcelar opositores, por elegir muy bien qué voces tienen derecho y cuáles no los tienen.
Eso es otro punto que tienen en común Carlos Saladrigas, el Clan de los Castro y Yoani Sánchez: Ellos tienen DERECHOS que ningún otro cubano tiene. O mejor, la dictadura les deja ejercer esos derechos sin ir a la cárcel, ni ser apaleados y mucho menos asesinados.
¿Será por el dinero?
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