PUNTO Y. APARTE

jueves, 1 de marzo de 2012


PUNTO Y. APARTE
(2-27-12-5:00PM)
Por: El Director
Cuando se lee la carta enviada por Nestor Campanería Angel a la periodista de los Heralds, Ana Veciana (publicada esta mañana en Nuevo Acción) se elevan los niveles de patriotismo que cargamos dentro y que a veces descienden peligrosamente por las traiciones, los desencantos, las porquerías y las faltas de ética de algunos que hasta ayer creíamos amigos y luchadores sinceros, que de repente se destapan en toda su pobredumbre y descubren sus verdaderas intenciones, que no tienen nada que ver con la real libertad de Cuba, sino con la búsqueda del bienestar personal.
Si no existieran razones--y existen muchas--para no abandonar la lucha, pese a todo y a todos, posiciones y gestos dignos como este del hermano de un verdadero heroe y mártir de nuestra epopeya (Virgilio Campanería), bastarían para empinarnos cada día más frente a los enemigos abiertos, los solapados; y los aprovechados y trepadores tapiñados como patriotas, que tanto daño le hacen a la causa y que tanto contribuyen a que cada día haya patriotas de verdad que cansados y frustrados abandonen la lucha.
En esta larga lucha nos hemos ido acostumbrando a ver como se caen altaritos, como se descubren los que vienen a esta brega en busca del triunfo fácil y faltando a la ética más elemental enseñan sus verdaderos colores a la menor oportunidad en que creen sacarán provecho personal.
Quien es incapaz de demostrar fidelidad a un compromiso y no tiene el digno y varonil gesto de hablar claro,  y sobre todo no muestra la mas elemental ética, ni consideración hacia sus compañeros de lucha, no será jamás digno de ser considerado un patriota sincero.
Los que van por la vida utilizando a otros de escalones para subir en busca de posiciones y después de usarlos los abandonan sin ofrecer una explicación y van en busca de beneficios personales, usando la sagrada causa de la patria, no merecen más que el desprecio de los verdaderos patriotas.
Por esas y otras cosas yo no creo en la unidad total, porque es imposible unir a hombres y mujeres que han luchado toda su existencia, sacrificando sus vidas, sus familias y sus fortunas, por ser fieles a un ideal, a los arribistas que solo se arriman a quien creen que pueden favorecerlos en su búsqueda por escalar posiciones o convertirse en prima donnas que se venden al mejor postor.
La unidad que hay que buscar, y se va a lograr más temprano que tarde, es entre los que luchan por ideales, no ponen los intereses personales por encima de la causa y saben lo que es ética, compañerismo y patriotismo, aunque discrepen en alguno aspectos de como llevar la lucha.