LA GUERRA DE OBAMA
miércoles, 15 de febrero de 2012
LA GUERRA DE OBAMA
(2-8-12-5:05PM)
Por Andrés Pascual
La personalidad del Califa es exactamente igual a la de los Castro: imponer su intención a la vez que intenta convencer, incluso molestarse, cuando lo desnudan. Nunca son responsables ratificando que “esto es mío y hago lo que me venga en ganas…” no, es actuar como el esclavista, como el emperador omnipotente, mientras que la única convalidación que aceptan es la de “santos inocentes”.
La tiranía ha asesinado, pero acusan a quienes le llamen criminales; ha prohibido hablar durante 30 años (desde hace 20 amainó el temporal), pero “reta a que le presenten un solo caso de este salvajismo” y así han transcurrido 53 campañas. De lo último, de los centenares de años de prisión con los que han sancionado a miles solo por criticar el pan, de localizar víctimas de esta agresión a la dignidad, que en el exilio se encuentran por docenas, no habla ningún país aliado de los Castro ni en coexistencia pacífica por oportunismo político (léase antiamericanismo) o por intereses mercachifles, ¿Cuándo van a comenzar los hipócritas e interesados talk-shows de prime-time, como el del dominicano de “a mano sucia”, con entrevistas a quienes sufrieron el salvaje y bárbaro pisoteo del derecho a la libre expresión en Cuba durante el período 1961-1989?
La tiranía tiene un sistema esclavista sin ningún partido, porque, aun el comunista, está sometido a la voluntad y a los caprichos de la lacra, pero exige el respeto que ni tienen ni practican y se defiende autoproclamándose “la más perfecta democracia posible”, siempre en niveles comparativos con Estados Unidos, igual que con el índice de mortalidad infantil, tan fraudulenta como que la educación es gratis y para todos. En realidad, cualquier índice represivo de la dictadura castro-comunista debe medirse acorde con tiranías como Irán, Siria, China, Corea del Norte…en cuanto al progreso, a la preocupación por el pueblo, tal vez con Haití, con la Nicaragua de Ortega o con los países del cuerno africano.
Una vez leí que de no ser por algunos americanos “wealthy” (familia Rockefeller entre ellos), todavía los rusos se estuvieran alumbrando con lámparas de mierda de animales, porque fueron determinantes en la electrificación del país.
Después, con Franklin D en la Casa Mulata (recuerde que invitó a Mrs Platanitos, Josephine Baker, a ejecutar sus bailes sensuales, eróticos y medio en cueros allí a principios de los 30’s), con la ayuda de los más prominentes miembros del partido demócrata, entre las que fue decisiva la colaboración del Gran Ladrón, el patriarca John Kennedy, Hjalmar Schacht (foto) el llamado Mago de las Finanzas de Hitler, consiguió el dinero que le hacía falta al 3er Reich para rearmarse y construir el poderoso ejército alemán.
A nadie hay que explicarle a qué condujeron esas “políticas de buena voluntad”, pero más de 30 millones de muertos explican el resultado solo en la Segunda Guerra Mundial y, quizás el doble, incluidos varios que se los suman a las víctimas de la conflagración, el gesto “amistoso” con Lenin y Stalin.
Lo más inmoral de la guerra, lo que demostró la intención clara de la hipocresía de “los aliados”, fue que entraron al conflicto contra Alemania por la ocupación de Polonia y nunca mencionaron (ni hoy tampoco), que se debió incluir a la Unión Soviética, que se la repartió a la mitad con los nazis de mutuo acuerdo; pero, peor que todo, que después de 1945 “los zares rojos” se quedaron con la patria de Chopin y con varios países más para “nivelar la esfera de influencia ante el imperialismo occidental”, por esta razón es que los polacos han odiado tanto a Ike como a Zhukov; a Truman como a Stalin y a Estados Unidos como a Rusia, incluso a la de hoy, con el mismo odio de hace más de 20 años al Pacto de Varsovia y a sus gestores, ¿De qué le sirvió a Polonia la victoria aliada en una guerra que se justificó con su ocupación por dos países y solo se tuvo en cuenta a uno? La victoria polaca se produjo cuando el pueblo, el Papa Juan Pablo II, Ronald Reagan y un imperio decadente y desmoralizado por su propia incapacidad administrativa y baja productividad, llegó a la conclusión de que seguir arrastrando ese fardo le llevaría también al fondo del estanque, no porque el “bueno de Gorbachov fuera tan bueno” ni se hubiera producido un cambio de mentalidad tan consecuente ni transparente que condujera al desmembramiento de la alianza militar comunista.
Obama es lo mismo y peor, porque emplea los recursos que hagan falta para imponerse a una sociedad que, en cuanto a bananera, no se diferencia mucho de Hispanoamérica, pero se parece más los Castro…
De criticar y oponerse a quienes buscaban y hacían paquetes de compromisos partidistas, a exigir la creación de un multimillonario propósito en esa línea con intención reeleccionista; por supuesto, a la prensa liberal (casi toda la del país) ni le va ni le viene, como sí hacer titular el fraude sostenido de “los buenos augurios sobre la mejoría del sector laboral”. Mientras, el pueblo americano ahí, con poco tino a la hora de determinar que lo primero debe ser su supervivencia como nación de primer orden.
Parece que el Medio Oriente será la guerra del Califa de la Casi Blanca, no porque le interese mucho la seguridad de Israel, al contrario, incluso ni la de Estados Unidos, sino porque esa tensión con Irán y Siria, extendida a China y a Rusia, la va a convertir la media en la perfecta excusa para evitar hablar lo que se debería contra el candidato que aspira a la reelección, más o menos como ha hecho durante medio siglo la tiranía castrista justificando su fracaso con la “guerra que nunca llega” o con el embargo.
“La guerra necesaria” y ya se habla de resurrección del período de Guerra Fría.
Por Europa, los comentaristas sesudos explican sus análisis sobre la actitud de Rusia o de China por el veto en la ONU a sanciones contra el Azzad, basados en las ventas de armas por parte de Rusia, en la pérdida del espacio de influencia que, como potencias, exigen sobre la zona. Incluso dicen que el problema es “salvar a su mejor amigo” para, después, considerar que la diferencia pudiera terminar sobre la mesa de conversaciones con el feudo sirio como moneda de intercambio…
Lo peor, cuando las bombas americanas deberían estar cayendo sobre objetivos militares sirios e iraníes, no solo para efectuar una verdadera obra humanitaria y de salvación de la paz mundial, gesto que sería la advertencia a Rusia y a China para que se callen o que actúen como les convenga y todo el mundo sabe que no le tirarían una coz a semejante azadón, el presidente de los Estados Unidos propone tibias sanciones y conversaciones que todo el mundo sabe que no llegarán a ningún lado y que solo contribuirán a fortalecer a esa tiranías y a ampliar el firmamento de peligro para Israel.
Espero, por el bien de la nación hebrea y por el mío propio, que el pueblo de Moisés haya fijado el día en que las bombas de Tel Aviv arrasen no solo con las instalaciones militares iraníes, a ver qué posición asumirá el líder del extremismo musulmán en el mundo desde la Oficina Oval.
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