LAS CHRISTMAS Y MI ALUMNO-“HÉROE”
viernes, 16 de diciembre de 2011
LAS CHRISTMAS Y MI ALUMNO-“HÉROE”
(12-14-11-5:00PM)
Por: Lic. Maria del Carmen
Carro.
Estamos en Christmas, y al igual que otros exiliados deambulo
entre las tristezas y las alegrías. “Los desterrados vuelven con desesperación
los ojos a la Patria.- dijo, José Marti.
Estos días son especiales: en ellos aparecen vivencias y
recuerdos de todo lo que ha conformado nuestras vidas y yo me empeño desde hace
más de 20 años - que nunca olvidaré- los días de Pascuas más tristes de mi
Patria. El año 1989 marcó la vida de las familias cubanas, marcó la vida de los
pedagogos cubanos. OPERACIÓN TRIBUTO, así se llamó aquel intento de homenaje que
el régimen de “los Castro”, intentó ofrecerles a los caídos en las tierras de
Angola y Etiopía.
Para
todos los cubanos, fueron los días de diciembre más tristes que todos recordamos.
La presión de los familiares de los caídos en aquellas guerras, quienes se
empeñaron en que los restos de sus hijos, padres, hermanos y esposos, regresaran
a la Patria y que en suelo cubano fueran sepultados, finalmente lo lograron. Así
se cumplió después de muchos reclamos, en un gesto-“macabro” de “los Castro”,
Pequeñas cajitas (foto) que supuestamente contenían los restos de
los(obligados) “héroes” llegaron a cada municipio de la Isla.
Guanabacoa mi pueblo también los esperó. Allí en la Sede del
Poder Popular, donde anteriormente estaba el Instituto Pre-universitario de esta
Villa, se expusieron los restos de muchos de los que perdieron sus vidas (en
combate o no). Y de algunos que habían recorrido los pasillos
del edificio llenos de sueños y
alegrías. Lo cierto es que no regresaron y había que confiar para consuelo de
sus familiares que en estas cajitas estaban sus restos. En nuestro antiguo
Centro de Trabajo coincidimos los profesores del Pre-universitario. La Cátedra
de Idiomas a la que yo pertenecía, estaba presente. Otros ya estaban en el
destierro y ya todos excepto una “teacher” de inglés, casada con un músico de la
orquesta de Los Van Van queda en Cuba. Todos estamos exiliados. Nos miramos,
aquello era un espectáculo que se puede catalogar de “dantesco”. En esas cajitas
regresaron nuestros alumnos. Jóvenes, llenos de vida. ¡Ni una palabra nos
cruzamos! Años después todos estábamos sentados en casa del “teacher” de inglés
Raúl Fernández Hidalgo, mirando muy secretamente el documental “Nadie Escuchaba”.
Habíamos integrado el Movimiento Demócrata Cristiano.
Yo repasé cada una de las cajitas y me encontré con una que
llenó mis ojos de lágrimas y mi
alma de desesperación e
indignación. Mi ex alumno Luis Pedraja. Reconocí su foto de inmediato. Yo
sabía de aquel “mulatico de salir”
como decían sus compañeritas de aula. Fue un alumno de
esos que sin ser es el más aplicado llena tu vida de constantes enseñanzas.
Los finales de la década de los 70 y principios de los 80
para ser profesor de enseñanza media o medio superior había que tener una buena
dosis aparte de la docencia, de sobrevivir entre “los guapos”. Los maestros por
veces olvidaban su labor pedagógica. La primera vez que me enfrenté a una de
estas aulas, un profesor preocupado me preguntó.
-¿Oiga, usted piensa entrar así a esa aula?-“Búsquese un palo”-
dijo el maestro muy seguro de lo que advertía. Era el último turno de clases,
cerca de las 6:00 PM.
Me molesté por el requerimiento. Yo creo fuertemente en que
un verdadero pedagogo puede estar en cualquier aula. Y fue allí, precisamente,
donde en un aula con más de cuarenta alumnos, conocí al que después fuera mi
alumno “héroe”-obligado.
Luís, era bonito, de ojos muy avispados. Un “mulatito de
salir” ya dije. Así aprendí que le llamaban las muchachitas. El
como otros sobrevivía a la
época que le tocó transitar. La época de la “guapería”. Allí por primera vez me
enfrenté a navajas, punzones, chavetas, pantalones anchos, botas llenas de
tachuelas y grandes motas a los lados
del
pelo.
Mis alumnos pronto aprendieron que yo les respetaba, les
demostraba mi constancia y les dedicaba mi tiempo. Mis hijos llegaron a pensar
que quería más a mis alumnos que a ellos. Fue difícil, yo llegaba de trabajar
niveles superiors y Escuelas especializadas en la enseñanza de idiomas.
Cuando salía muy tarde, casi de noche, allí en el parque me
encontraba a los alumnos de la “guapería’. Ellos querían protegerme. Nunca
escuché que fueran gangas, ni pandillas, pero sí estaban muy identificados por
territorios.
Luis, era respetado por ellos. Llevaba sus atributos
religiosos por encima de cualquier prohibición.–“Me gusta y respeto mi religion”
me dijo muchas veces. Él
como
muchos otros no conocieron nada de los días de Pascuas. A él nadie le dijo que
Martí escribió sobre las Pascuas. Tampoco nadie le endulzó su niñez ni le
contó que el buen viejo Santa Claus entraría por la chimenea de la casa. Cuando
jugó a lo soldaditos y a los tanques fue de verdad.
Como otros jóvenes alumnos de
aquella época vistió el uniforme con la pañoleta roja (costumbre impuesta del
galstuk rojo que usaban los niños soviéticos). A diferencia que esos niños del
galstuk rojo sí tenían Papa Noel; y él tenía Papa Fidel, quien imponía que las
Pascuas eran en julio y que nadie se debía dejar vislumbrar por las lucecitas de
los árboles de Navidad. Tampoco le hablaron que nuestro Apóstol escribió sobre
–“Lela Mariem”, que es la dulcísima Virgen. Los jóvenes de esas décadas
crecieron privados de todos estos días, en que decimos adiós al Año Viejo. Dias
“De ricos y de pobres”.
Un buen día Luis pasó por mi casa. Un poco más arriba (en la
loma) se encontraba ubicado uno de los Plantes de ñáñigos más famosos en mi
Guanabacoa. Lo ví subir la loma. Ese día no le vi bajar. Había mucho movimiento.
Le pregunté a Eumelia una de las hijas
del jefe de Plante Abakuá: un
señor muy querido y respetado por todos. El Sr. Adovio. Ella, una gran pedagoga
y acostumbrada que- la “Abakuá “es una secta secreta y de hombres.
¿Hoy hay juramentación?- le pregunté. Ella no respondió
exactamente, pero me dijo: “Hay ceremonia”. Yo no sé si ese fue el día que mi ex
alumno estuvo en el cuarto de Famba, lugar que evitaba mirar por fuera. Sentía
miedo. Un templo con una sola puerta.
En Guanabacoa existen los dos extremos. O eres de la
Virgencita de la Asunción, Patrona de los guanabacoenses o perteneces a esta
gran masa de creyentes de las religiones afrocubanas. Yo crecí escuchando
”toques de santo”, ceremonias de paleros. Y los diablitos a los que les habían
prohibido salir en sus bailes por las calles tras el triunfo de Fidel Castro,
solo llegaban hasta la punta de la loma. Y ese día desde temprano yo me
encerraba, a pesar de que los jefes de estas religiones me querían y hasta me
protegían a mí y a mis hijos. Yo era la profesora que educaba y cuidaba de
sus hijos.
Mi alumno amaba su religión. Pasaron los años, ya no era mi
alumno y supongo que
como muchos jóvenes
del Servicio Militar
Obligatorio, lo culminaron a una “Misión” en las tierras africanas, o se acababa
todo. Yo no estaba presente, desde luego. Pero si puedo asegurar, porque lo
conocí bien, que mi alumno era “guapo” y no le gustaba que le impusieran metas.
Sabía como se era “hombre” y “macho”. Si los reclutas iban a la misión les
prometían que el tiempo en el Servicio Militar solo era dos años. Muchos no
regresaron.
Su cajita estaba allí, pero no sus atributos religiosos.
Luego en el lugar donde creen rendirle homenaje, en el Museo “Rolando Pérez
Quintosa”, repliqué en cierta ocasión para que le reconocieran y respetaran sus
creencias.
En este lugar donde exponen algunas pertenencias museables,
conocí que muchos de estos jóvenes, perdieron su vida por cualquier causa, menos
por una operación militar. Riñas provocadas por el tedio, discusiones por cual
pelotero seria mejor, o cual bataeaba mas, o por accidentes en los campos
minados. Otros regresaron enfermos, desequilibrados emocionalmente o mutilados.
Gabriel, compañero de aula de Luis pasaba por mi casa
semidescalzo, con la ropa raída. En cierta ocasión me expresó –“A veces pienso
que era mejor regresar
como Luisito”. Su miseria me conmovía y en muchas
ocasiones cuando traté de ayudarlo no aceptó. Me senti orgullosa de que aquel
muchacho un día fuera mi alumno.
Esas fueron las Christmas de la familia cubana, aquel año
1989. OPERACIÓN TRIBUTO. Así le llamaron los mismos que llevaron a esos niños a
tierras tan lejanas.
Hoy, desde mi humilde puesto en el exilio en
Miami, conversé con el
Presidente del Fundación Cívica Martiana Jesús Roque Sixto y le expresé:
-“Nosotros tenemos en nuestras galerías de fotos a Sergio
Abad, joven caído en combate en
Kabul, Afganistán. Soldado
insigne de nuestra Organización. Debemos también pensar en una galería de fotos
para estos ‘hijos del pueblo cubanos” obligados a morir en otras tierras”. ¡Estos
no son los hijos de Fidel! ¡Son los hijos del pueblo! Ellos fueron, en sus
pequeñas cajitas el regalo más siniestro que se la hecho a la familia cubana.
Y
como estamos en Pascuas y Martí nos enseñó que Santa Claus
es muy bueno y siempre responde. Nosotros, cubanos desterrados le pedimos que
deje muchas esperanzas y muchas glorias para las familias cubanas. Y en días tan
especiales pedimos paz, democracia y libertad para nuestro sufrido pueblo.
Nota: puedo escribir muchas,
infinitas veces, pero este trabajo es el que me arranca las lágrimas y me
estremece el corazón)
Publicado por en 2:55
Etiquetas: Guerras en Angola y Etiopia, Maria del Carmen Carro, Operacion Tributo
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