JOSÉ MARTÍ: LA CLEMENCIA QUE ACUSA
miércoles, 28 de septiembre de 2011
JOSÉ MARTÍ: LA CLEMENCIA QUE ACUSA
(9-27-11-5:00PM)
Por
Ernesto Aquino Montes.
"No es un desafío: ¿qué cubano mirará como enemigo a
otro cubano? ¿qué cubano permitirá que nadie lo humille? ¿qué cubano, que no
sea un vil, se gozará de humillar
a otro? Aunque yerre
un cubano profundamente, aunque toda el alma nos arda en indignación contra su
error; aunque sea un traidor verdadero; aunque llegue a hacernos tan abominable
su presencia que nos venga a los labios al verlo o al recordarlo la náuseas que
producen los infames; aunque arremetamos ante él ciegos de ira, como un padre
arremete contra el hijo que lo deshonra ¡ay! cáigansenos los brazos antes de
herirlos, porque nos herimos a nosotros mismos. Ha podido errar, ha podido
errar mucho pero es cubano. Que siempre esté la puerta abierta, de par en par,
para todos los que yerran &. Sólo la grandeza engendra pueblos: sólo los
fortifica la clemencia."-
José Martí. (Obras CompletasT.22, P.56)
¿Cuántas interpretaciones se le pueden dar a un texto
como este? Yo
me arriesgo a afirmar: Ninguna. No hay nada que interpretar. El mensaje está
expresado con esa cualidad apostólica de quien enseña con autoridad. Y de todo
cuanto dijo y escribió nuestro amado maestro, podría decirse lo mismo. Sus
palabras tienen mucho de látigo y espuela; pero nunca faltó, en su ejercicio de
derribar halcones, junto al cálido abrazo de su Rosa Blanca, la caricia del
cisne.
Sólo existe un motivo
para que un ser tan mezquino y ruin como Fidel Castro haya reconocido la
grandeza de José Martí: El Odio. Declararse heredero y continuador del
pensamiento martiano ha sido su venganza. Sólo encontró un modo de degradarlo
ante los ignorantes: Lo haría descender hasta un punto de comparación que lo
convirtiera en su equivalente, y garantizar el desprecio que produce cualquier
semejanza que pueda existir entre un ángel y una bestia.
El pueblo cubano,
desconoce a Martí; sólo alcanza a verlo como un manual de instrucciones para
legitimar una tiranía fracasada y odiosa: ignora que su obra inmensa es la Carta
Magna de todos los hombres que aman y respetan la libertad.
Leer a Martí, es como
hacer un viaje a las entrañas de lo íntimo de los hombres. ¡Y asusta, cuando se
ve en lo profundo de las cosas ocultas!
Pero ya de regreso de
las primeras sacudidas, uno se siente como abrazado por una luz; como tocado por
la bondad de un vuelo sublime. Y sonríe agradecido, porque sabe que ha sido
rescatado.
Pero esa dicha
inefable que se recibe de la grandeza generosa, sólo pueden sentirla los hombres
de bien; los que ponen el rostro donde todos lo vean; los que aborrecen la
emboscada y el falso testimonio.
Para los hacedores de
maldad y los culpables de oficio, Martí, es una bofetada del corazón de fuego
sobre el rostro iracundo de la ignorancia soberbia.
¡No lo pueden
perdonar!: Hay demasiado Cristo en la rectitud piadosa del Apóstol. Sólo quien
ama lo útil y el sacrificio que la verdad exige, puede aceptar el evangelio de
sus juicios; el resto, tendrá que padecerlo. Por eso, el empeño de la tiranía
por destruir la majestad incorruptible del Patriarca de la Virtud y del Decoro,
sólo servirá para hacer más profundo el sepulcro donde la historia enterrará
tanta barbarie.
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