¡CON UN
CORAZÓN ASÍ
DE GRANDE!
(8-25-11-5:10PM)
Por Andrés Pascual
Es el del exiliado,
el del desterrado, el del mafioso, el del intransigente, el del que tiene por
líderes a elementos de la verticalidad y la clase de Luis Posada Carriles, de
Arocena o de Héctor Fabián, por decir tres, aunque, como este material viene al
caso, también debo colocar en la lista a Aldo Rosado, que mantiene este diario
digital, acaso el más temido por la dictadura de todas las publicaciones
impresas o de la red, sin intereses gananciales, más bien perdedores. Un arma de
combate que duele mucho contra los malos como la tiranía y beneficia a los que
nadie sabe si son buenos, como una parte considerable del ghandismo opositor,
pero bocón y reclamante contra quien no debe por mil y un factores.
Hay que “darle al
casette pa’trá” y conectar con la canción del surco 1, 2, 3, 4…hasta el 11 ½,
que simbolizan años pasados, entre 20-49, desde que un familiar “integrado” en
Cuba decía, para que lo oyera quien quisiera que, la mejor noticia que le podían
dar después de almorzar, era que “una rastra le hubiera pasado por encima a su
padre, a su madre, o a su hermano…” en Miami, porque él/ella eran comunistas que
no querían saber nada de la gusanera. Yo escuché estas barbaridades cobardes y
otras por el estilo.

Y entraron al
glorioso CDR y fueron presidentes, jefes de vigilancia… y chivatearon y se
extremaron tanto que los comunistas de siempre se extrañaron y comentaron
desfavorablemente de ellos, no por lo que decían, si no por demorarse tanto para
hacerlo; por eso mismo, por “incorporación tardía”, les demoraron la entrega de
“la llave que abría cualquier cerradura”: la militancia en el Partido de Fidel;
en otros casos, nunca recibieron el carné, pero igual siguieron “integrados”.
Para algunos, hasta hoy, el Mariel, las balsas, la compra de causas de ex presos
políticos…contribuyeron a aliviarles las penas del alma, si tuvieron alguna vez.
Entregaron los
hijos, entregaron el alma y destruyeron con esa actitud a la República, que la
tiranía no podía sin la contribución del miliciano “con parientes en el Norte”.
Un día al Zar chulo
se le ocurrió que los siervos voluntarios del feudo prostituido podían
comunicarse con sus familiares; entonces le escribió al hermano a Miami o llamó
al padre e intentó justificarse primero para pedir después. Pero el mafioso de
aquí, el hijo de puta de aquí no necesitaba perdonar, porque nunca lo había
alejado ni de su corazón ni lo había sacado de sus oraciones. Eso hizo el
exilio…que, en lo personal, siempre lo justificaba con ¿Qué va a hacer el pobre,
está allá…? Sentimiento que también justificaba la ambivalencia conocida como
doble moral. Y fue a verlo “cargado” de vituallas y de dinero para comprarle “un
frío” y un televisor en colores y volvió…y sacó al nieto, al sobrino, que lo han
cagado soberanamente en la historia moderna de la tragedia cubana.
La descendencia de
aquellos, con semejante ejemplo, no podía sino “nacer torcida…” como el cuento
del árbol que “nunca podrá enderezar su tronco”.
Hoy el descaro, la
falta de principios, de auto-estima no tiene límites en la población cubana
nacida bajo el régimen; lo peor, es noticia en primera con fotografía y
despliegue internacional.
Una buena parte de
la disidencia gandhista, protegida por el exilio desde que comenzó hace más de
20 años, tiene el atrevimiento de cuestionar a algunos exiliados de peso
histórico en la lucha contra Castro mediante actitudes inaceptables por lo
chantajistas, alimentadas desde aquí por algunos que “se abochornan y se
acorralan” al creer el cuento de “están jugándosela allá dentro”, cuya finalidad
es someter, influir y decidir en formas y manuales de la lucha que en nada los
comprometen con la seriedad con que toma la tiranía al enemigo que puede hacer
daño grave; a fin de cuentas, la disidencia es propiedad de la dictadura, hecha,
alimentada y promovida por el Dpto de Contrainteligencia del MININT.
Por eso el discurso
cambió al plano inquisidor por parte de quienes tienen incluso el descaro de
obviar la actitud de sus padres, tíos, hermanos…que, de ser mantenidos por la
comunidad aquellos de ayer; estos de hoy, muchos en la disidencia o influidos
por estos, acusan al exilio de “vivir a cuenta de ellos”.
Sucedió con Nuevo
Acción y el caso está bien desmenuzado en un cruce de cartas entre el director
Aldo Rosado y un elemento de la nueva generación de “opositores”, un tal Roberto
Guerra que no sabe ni la “a” del carácter abnegado de medio siglo de lucha.
En lo personal,
cada vez que alguien me pregunta qué pienso de esa gente, mi respuesta es “no
creo en ninguno”, a fin de cuentas ni sé quiénes son ni cómo van a reaccionar
ante estímulos que definen la capacidad moral y patriótica obligada; pero,
cuando lo hacen, es de la peor forma posible de acuerdo a mis principios.
¿Qué haría con este
elemento para terminar el “vivío” del dinero y las acusaciones insolentes y
faltas de respeto? No les mandaría un solo quilo ni para ellos ni para los
familiares, que la lucha por la libertad de Cuba exige el más absoluto
desinterés, o ¿Acaso cree Roberto Guerra que alguien le dio ni una croqueta a
decenas de miles de esposas, hijos…entre esas, la mía, en 30 años de lucha en
condiciones de verdadero peligro y absoluta orfandad?
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