LA
GUERRA YA NO ES CONTRA LOS CASTRO, ES CONTRA NOSOTROS MISMOS
(7-13-11-5:10PM)
Por
Esteban Casañas Lostal- Montreal..Canadá.
Admiro
profundamente a todos aquellos que se sienten con fuerzas para mover sus
teclados y escribir algo sobre Cuba. Pudiera mencionar a muchos, Esteban
Beruvides, Zoé Valdés, Carlos Alberto Montaner, Paquito D’Rivera, José Fernández,
Aldo Rosado, Robert Solera, Valladares, Angélica Mora y otros que harían algo
extensa esta lista. De verdad que ignoro de dónde rayos sacan
tanta voluntad para insistir en
ese terreno minado de arenas movedizas.
Siento muchos
deseos de decirles, ¡compadres! no pierdan su tiempo, no vale la pena.
No se los manifiesto porque
conozco sus respuestas, la principal. Todos me dirán con algo de cariño y
abundante tolerancia. ¡Mijo! Mientras exista un solo cubano de la isla con
honor, decoro, dignidad, vergüenza y algo que llevamos entre las piernas. No
podemos renunciar, él se lo merece. Tampoco resultará sencillo convencerme, solo
les daré un poco de esa razón que sirva para inyectarlos y continúen ese camino
al que prácticamente he renunciado. Encuentro mucho más interesante escribir
sobre putas.
La guerra ha dejado de ser contra los Castro, hace mucho tiempo que ese
territorio beligerante no existe. La cosa es entre nosotros mismos, los que no
perdemos la memoria y aquellos desgraciados desmemoriados. Los Castros están muy
viejitos, tanto, que la mayor parte del tiempo transcurrido en un día se emplea
en cambiarle los Pampers (blindados y especiales) Sus malditas obras han
concluido y hoy puede recogerse el producto de sus cosechas. Un pueblo
travestido, mariquita, cobarde, tímido, chivato, complaciente, pendejo,
hipócrita, mentiroso, ladrón, oportunista, servil, esclavo. ¿Duelen estas
palabras? ¿Me equivoco? ¡Que alguien me demuestre lo contrario! Bueno, algunos
manifiestan cierto orgullo por ser “cubano” y reclaman incluso cierta dignidad.
¡Son dignos!, respondería yo. Dignos de toda la lástima, misericordia, desprecio,
piedad, compasión, descrédito, insulto o maltrato que existe en el mundo. No
deseo continuar para evitar cansarlos, pero es lo que veo en ese trasiego de
información que desde hace décadas se cruzan en medio de la corriente del Golfo.
Ataques de aquí para allá y de allá para acá, tantas, que nos desgastamos sin
observar lo que estaba ocurriendo, lo que tenemos hoy.
La guerra en
contra de dos viejos meones y cagalitrozos ha dejado de existir.
La batalla principal se
encuentra allí, donde una banda de maricones e hijos de putas, pretenden
levantar un CDR en Miami, Madrid, Suecia, Montreal, Paris, Italia, etc. Nuestros
enemigos continúan identificándose sin temor, no es que sean valientes, es que
también nos vamos convirtiendo en cobardes. No hay que ir a Cuba, no es
necesario gastar gasolina en flotillas ni arriesgar avionetas que arrojen
papelitos. Están aquí entre nosotros, maricones de la talla de Hugo Cancio,
Inmundo García, Aruca y sus mulas, Max Lesnick, Saladriga y Jorge Menos Canosa
entre otros esbirros. Los invito a que me presenten una demanda, no tengo dinero
para pagarles.
Yo no gastaría una sola letra a favor de disidentes y opositores más cosméticos
que Avon o Mary Kay. No me desgastaría en defender a supuestos prisioneros que
salen de la cárcel en mejores condiciones que los artistas de
Hollywood.
Pero como les manifesté, nuestros amigos responderán lo mismo. ¡Mientras exista
un cubano con la dignidad, vergüenza, valentía y decoro que carecen los demás,
bien vale la pena perder el tiempo. Hace mucho tiempo, demasiado, creo yo, dejé
de sentirme orgulloso de ser cubano. Razones sobran para expresarme así cuando
veo a otros pueblos que con menos, nos dan lecciones de coraje y heroísmo, solo
que nosotros no aprendemos y continuamos igual, deseamos un velorio sin muertos.
¡Que se mueran, que se jodan, cada pueblo tiene el verdugo que se merece!
Nunca podrá considerarse pueblo a aquel que piense con el estómago o, su primera
necesidad sea mover el culo al compás de la música interpretada por sus verdugos.
¿No es lo que tenemos?
Yo no sé
ustedes, pero cada vez que leo algo de esas consignas enarboladas por esos hijos
de puta y que tomen como bandera el sufrimiento de la “familia cubana”, siento
deseos de convertirme en terrorista.
Los Castro dejaron de ser nuestros verdaderos enemigos, son
unos viejos cagones. Tenemos que derrotar a esos cabrones que desean perpetuar
su régimen y lucrar con nuestro dolor, porque ese es su verdadero objetivo.
0 comments
Publicar un comentario