LA GUERRA YA NO ES CONTRA LOS CASTRO, ES CONTRA NOSOTROS MISMOS

viernes, 15 de julio de 2011

LA GUERRA YA NO ES CONTRA LOS CASTRO, ES CONTRA NOSOTROS MISMOS
(7-13-11-5:10PM)
Por Esteban Casañas Lostal- Montreal..Canadá. 
Admiro profundamente a todos aquellos que se sienten con fuerzas para mover sus teclados y escribir algo sobre Cuba. Pudiera mencionar a muchos, Esteban Beruvides, Zoé Valdés, Carlos Alberto Montaner, Paquito D’Rivera, José Fernández, Aldo Rosado, Robert Solera, Valladares, Angélica Mora y otros que harían algo extensa esta lista. De verdad que ignoro de dónde rayos sacan tanta voluntad para insistir en ese terreno minado de arenas movedizas. Siento muchos deseos de decirles, ¡compadres! no pierdan su tiempo, no vale la pena. No se los manifiesto porque conozco sus respuestas, la principal. Todos me dirán con algo de cariño y abundante tolerancia. ¡Mijo! Mientras exista un solo cubano de la isla con honor, decoro, dignidad, vergüenza y algo que llevamos entre las piernas. No podemos renunciar, él se lo merece. Tampoco resultará sencillo convencerme, solo les daré un poco de esa razón que sirva para inyectarlos y continúen ese camino al que prácticamente he renunciado. Encuentro mucho más interesante escribir sobre putas.
La guerra ha dejado de ser contra los Castro, hace mucho tiempo que ese territorio beligerante no existe. La cosa es entre nosotros mismos, los que no perdemos la memoria y aquellos desgraciados desmemoriados. Los Castros están muy viejitos, tanto, que la mayor parte del tiempo transcurrido en un día se emplea en cambiarle los Pampers (blindados y especiales) Sus malditas obras han concluido y hoy puede recogerse el producto de sus cosechas. Un pueblo travestido, mariquita, cobarde, tímido, chivato, complaciente, pendejo, hipócrita, mentiroso, ladrón, oportunista, servil, esclavo. ¿Duelen estas palabras? ¿Me equivoco? ¡Que alguien me demuestre lo contrario! Bueno, algunos manifiestan cierto orgullo por ser “cubano” y reclaman incluso cierta dignidad. ¡Son dignos!, respondería yo. Dignos de toda la lástima, misericordia, desprecio, piedad, compasión, descrédito, insulto o maltrato que existe en el mundo. No deseo continuar para evitar cansarlos, pero es lo que veo en ese trasiego de información que desde hace décadas se cruzan en medio de la corriente del Golfo. Ataques de aquí para allá y de allá para acá, tantas, que nos desgastamos sin observar lo que estaba ocurriendo, lo que tenemos hoy.
La guerra en contra de dos viejos meones y cagalitrozos ha dejado de existir. La batalla principal se encuentra allí, donde una banda de maricones e hijos de putas, pretenden levantar un CDR en Miami, Madrid, Suecia, Montreal, Paris, Italia, etc. Nuestros enemigos continúan identificándose sin temor, no es que sean valientes, es que también nos vamos convirtiendo en cobardes. No hay que ir a Cuba, no es necesario gastar gasolina en flotillas ni arriesgar avionetas que arrojen papelitos. Están aquí entre nosotros, maricones de la talla de Hugo Cancio, Inmundo García, Aruca y sus mulas, Max Lesnick, Saladriga y Jorge Menos Canosa entre otros esbirros. Los invito a que me presenten una demanda, no tengo dinero para pagarles.
Yo no gastaría una sola letra a favor de disidentes y opositores más cosméticos que Avon o Mary Kay. No me desgastaría en defender a supuestos prisioneros que salen de la cárcel en mejores condiciones que los artistas de
Hollywood. Pero como les manifesté, nuestros amigos responderán lo mismo. ¡Mientras exista un cubano con la dignidad, vergüenza, valentía y decoro que carecen los demás, bien vale la pena perder el tiempo. Hace mucho tiempo, demasiado, creo yo, dejé de sentirme orgulloso de ser cubano. Razones sobran para expresarme así cuando veo a otros pueblos que con menos, nos dan lecciones de coraje y heroísmo, solo que nosotros no aprendemos y continuamos igual, deseamos un velorio sin muertos. ¡Que se mueran, que se jodan, cada pueblo tiene el verdugo que se merece! Nunca podrá considerarse pueblo a aquel que piense con el estómago o, su primera necesidad sea mover el culo al compás de la música interpretada por sus verdugos. ¿No es lo que tenemos?
Yo no sé ustedes, pero cada vez que leo algo de esas consignas enarboladas por esos hijos de puta y que tomen como bandera el sufrimiento de la “familia cubana”, siento deseos de convertirme en terrorista. Los Castro dejaron de ser nuestros verdaderos enemigos, son unos viejos cagones. Tenemos que derrotar a esos cabrones que desean perpetuar su régimen y lucrar con nuestro dolor, porque ese es su verdadero objetivo.