UNA FACETA POCO COMENTADA DE CONTE AGÜERO
(6-12-11-5:00PM)
LA VOZ MÁS ALTA DE AMÉRICA
Por los caminos de América y de la poesía
Por Marcos Antonio Ramos
Una presencia constante en la historia contemporánea de Cuba ha sido la de mi amigo el doctor Luis Conte Agüero(foto). Ningún exiliado ha conocido a tantos gobernantes y recorrido tantos caminos de América con el mensaje de la libertad y de la causa de Cuba. Ha sido protagonista en acontecimientos nacionales e internacionales. He reconocido con anterioridad su condición de biógrafo de Eduardo Chibás, a quien dedicó su libro El Adalid de Cuba. Ahora me entero de que acaba de publicarse en Cuba la extensa antología sobre Chibás encomendada a Ana Cairo Ballester, a la que hice llegar el libro de Conte hace años. Ana ha sido quizás la más prolífica investigadora de nuestra historia y literatura.
Cuando una editorial protestante estadounidense, la más antigua del país, Thomas Nelson, que publica en español como Grupo Nelson, me encargó preparar un ensayo biográfico sobre Fidel Castro que fue publicado en el 2008, me vi obligado a leer cuanta biografía, ensayo o estudio sobre el personaje en cuestión a la que pude lograr acceso. Casi todas ellas citaban como fuente algún libro, entrevista o dato de Luis Conte Agüero. En otras palabras, no se puede escribir seriamente de historia contemporánea de la patria de Martí sin acudir a esa fuente. Y no me refiero solamente a los temas de Chibás o del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), institución que ha sabido mantener viva y activa desde Miami, sino a un panorama más amplio y extensor del quehacer cubano.
Los libros que ha escrito Conte sobre sus viajes y actividades en el continente Americano desde los años cuarenta y sobre todo desde los cincuenta del pasado siglo XX, entre ellos, su descripción minuciosa de los acontecimientos relacionados con la Guerra Civil en República Dominicana en 1965 son indispensables para cualquier estudioso. Puedo afirmarlo así, entre otras razones, por haber trabajado con materiales relacionados con República Dominicana y haber visitado librerías, bibliotecas y archivos a todo lo largo y ancho de su geografía. Allí se comenta todavía su participación importante en la solución del conflicto, el haber gestionado con gran habilidad la salida pacífica y oportuna del Presidente del Gobierno de Reconstrucción Nacional, Antonio Imbert Barreras, sin lo cual no hubiera sido posible instalar al doctor Héctor García Godoy en la Presidencia. La extrema izquierda considera todo eso como “un ardid del Departamento de Estado para poner fin a la Revolución de Abril de 1965” encabezada por Francisco Caamaño, pero no había entonces otra forma de calmar las inquietas aguas del enfrentamiento sangriento. Curiosamente, el Presidente García Godoy, cuya gestión precedería la del Dr. Joaquín Balaguer, era nieto del eximio poeta dominico cubano nacido en Santiago de Cuba Federico García Godoy. Y Conte sería colaborador y asesor de Balaguer y de otros gobernantes de Quisqueya.
Después de mi reciente jubilación como profesor, con más tiempo para el estudio de temas cubanos y dominicanos, descubrí que Luis ha cultivado con gran reconocimiento la poesía, de lo cual sólo tenía algunas nociones pues siempre lo he visto como orador de altos vuelos, escritor y líder político. Me duele no haber leído a tiempo a quien llamaron en el Ateneo de Madrid “poeta de la hispanidad”, invitado posteriormente y como tal a esa misma ciudad en el 2000. Su Saludo a España había sido considerado “antológico” nada menos que por Juan José Arévalo y seleccionado con décimas de Rubén Darío por la Antología Poética Latinoamericana. Esto me obliga a reconocer al poeta.
De pronto me topé con su sexto o séptimo libro de poesía “Hagamos el amor” y mucho más y tardíamente comprobé el calado del poeta. Hasta me encontré con el dato, muy curioso, de que alguien le atribuyó a nuestro José Martí, por error, algo escrito por Conte en el Presidio Modelo de Isla de Pinos hace mucho, muchísimo, tiempo. El orador por la libertad, el viajero, ha recorrido sendas de poesía:
Las cadenas no son penas
Para quien tiene en las venas
Sangre de libertador,
Las cadenas son ajenas
Porque en verdad son cadenas
Para el encadenador
Un amigo me recordaba, comentando estos asuntos, que aclarado el detalle, el gran poeta Luis Mario publicó los versos de Conte como ejemplo de la resonancia pública que ese género puede alcanzar. Me atrevo a añadir a los comentarios del admirado Luis Mario que esa resonancia del género, en el caso de Conte, parece haberse extendido no sólo a la Madre Patria sino a muchos otros lugares. En el Congreso Mundial de Poetas celebrado en Granada, Nicaragua, en el cual Conte representaba a los Estados Unidos, describió las penas de la noble y sufrida patria de Rubén Darío, admirada por el poeta:
Navega soledades acongojado el cisne.
Ha regresado el lobo con pérfidos motivos
Y los lagos suplican el retorno del sueño
La espiritualidad también le ha atraído. Poemas y temas llenan muchas páginas y evidentemente atraen interés. Ni siquiera he comentado las inspiraciones filosóficas, humanas, históricas en su poesía, pero acudo a un fragmento de sus sentidos cantos a Dios, que revelan mucho de su visión cristiana:
Veo una Gloria distinta a la que pintan,
Quiero al Dios que quiero; el Dios que sé,
forjador sonriente
Surtidor de galaxias con auroras,
Cielos nuevos,
con mundos de canciones infinitas
y la muerte de olvidos.
El presidente Joaquín Balaguer, orador por excelencia, saludó en ceremonia la “elocuencia insuperable de Luis Conte Agüero”, y otro dominicano amigo, el orador Luis Campillo, dijo de “la elocuencia descomunal”. En un notable discurso en la Cámara de Representantes Ileana Ros recuerda que lo llamaron “La voz más alta de América” por sus triunfantes actividades hemisféricas. Escribí de su extraordinaria popularidad en Cuba como Secretario General del Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo, sus artículos periodisticos y sus programas de radio y televisión; y de sus muchos libros destaqué “Eduardo Chibás: El Adalid de Cuba.”
De pronto nos topamos con su sexto o séptimo libro de poesías “Hagamos el amor y mucho más” y, tardíamente, comprobamos el calado del poeta.
Me duele no haber leído a tiempo a quien llamaron en el Ateneo de Madrid “poeta de la hispanidad”, invitado posteriormente a Madrid en el 2000 como “El poeta de la hispanidad”. Veamos la primera de quince décimas del Saludo a España, calificado de antológico por Juan José Arévalo y seleccionado con décimas de Rubén Darío por la Antología Poética Latinoamericana:
Musa que brinda al poeta
Su inspiración carmesí,
Corazón de ajonjolí
Servido en una peineta.
Con castellana etiqueta
Te viste en el crisol
del espíritu español,
Gallo de eterna alborada
Blandiendo en la madrugada
Su quijotada de sol.
Con “Hagamos el amor y mucho más” incursiono en un campo que generalmente me vedo. No es fácil resistirlo cuando el propio primer poema pega de modo que quiero memorizarlo:
Una sonrisa floreció en mi pecho
cuando te vi llegar.
Y mi contento se perdió en los tiempos
cuando te vi partir.
Anoche te busqué por las estrellas
y no pude encontrarte.
Acaso te descubra en un jardín
perfumando las rosas.
Y así:
Mis versos dejan de ser lirios tiernos
sin convertirse en restallante látigo.
No puedo amar a quien así se cansa
ni puedo odiar a la que tanto amé.
El mejor amor no escribe mejor
que las impiedades del desencanto.
Así la vida tan compleja y justa
compensa la sorpresa de perderte
con la experiencia que madura y canta.
Y quien te dio su amor en cada esquina,
en cada esquina no te da su olvido.
Más adelante, en otra inspiración:
El se hincó prontamente de rodillas;
pidió a su ayer amaneceres nuevos;
derribó paredones de fantasmas;
abrazó la pasión de su cintura:
Y se hicieron un cuerpo sin adiós.
Los senos son copas de ternura.
Brindan leche y miel a la criatura.
Se ofrecen al beso y a la vida’
No a la perversión de la mordida.
En toda la obra surgen joyas: “En tu jardín de garras yo descubrí la flor”. “Tus espinas hirientes las arranqué en olvidos” “Entonces me sacuden los mundos de tu ausencia y la palabra muda descubre su jamás”. “La avaricia perversa enceguece con ardides de sol”.
No en balde celebran tanto su poesía la Cámara de Representantes del Estado de la Florida, la Ciudad de Miami, el Condado Miami-Dade y otras ciudades y naciones. Conmueve su laureada despedida a la poetisa Pura del Prado:
“Aquí no; qué va. Que me entierren allá.”
Allá donde nació y creció y soñó
que el jazmín multiplica su fragancia con besos de abejas.
Allá que no es allá; que es un aquí, pues nunca se marchó ni se fugó.
Vino de la Isla con su Isla por la Isla.
Vino con su cálido estro, su afán de venturas y
la aventura gozosa de sus rimas de espadas y melocotones.
Vino de la Isla, y a la Isla volvió. Envuelta en mortajas de frío.
Esta no es una crónica sobre el libro que comento. Poemas y temas llenan muchas páginas y atraen mucho interés. Atraído por las primeras lecturas, no he comentado las inspiraciones filosóficas, humanas, mundanas, históricas, y sus amplios y sentidos cantos a Dios.
Al saludar al tribuno, al tenor, al líder, al cristiano, presento excusas al poeta por no haberlo reconocido antes.
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